GEA.
Después del primer beso nos separamos, él preguntó sí me había gustado para luego acercarse y morder mi labio.
Al sentir sus perfectos dientes haciendo presión en ellos, di un gemido involuntario, sus labios y su cuerpo cerca de mí, despertaron sentimientos y sensaciones qué nunca antes había sentido.
Me estremecí en sus brazos, pero me alejé y dije qué estábamos mal, ¿cómo pude si quisiera desear al hombre de mi hermana? Hombre qué no debería mirar más qué cómo uno prohibido para mí.
Intenté renunciar, después de esto no estoy segura de poder estar cerca de él, pero no quiso aceptar mi renuncia, él me pidió disculpas y salió de mi oficina.
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CAPÍTULO TRECE: EMPECEMOS DE NUEVO.
TÍTULO: EMPECEMOS DE NUEVO.
ZACK.
Me tiré en la cama, no estaba de buen humor, ¿y cómo estarlo? Si la mujer qué quiero para mí, a estas horas debe estar al lado de mi hermano.
Edward.-- Hijo, ¿Estás despierto? Necesito hablar contigo.-- La voz de mi padre llamando del otro lado de la puerta me sacó de mis pensamientos.
Zack.-- Pasa.
Edward.-- Necesito hablar contigo y Tomás, la ofensa de esa mujer suela no puede quedar así.
Zack.-- ¿Hablaste con él?
Edward.-- Está en el despacho esperando por nosotros.
Zack.-- Entonces ve, enseguida voy con ustedes.-- Le dije a mi padre, pero esa no era mi verdadera intención.
En cuánto él salió de la habitación, salí chocando las paredes, mi cabeza daba vueltas, bebí demasiado y me siento muy mal.
Caminé en la parte vip del hotel, para ser más preciso, en el corredor de suites, revisé puerta por puerta hasta qué encontré una qué no logré abrir, seguramente es esa dónde está mi princesa, golpeé varias veces y esperé, no quise hablar o sería fácil qué Gea reconociera mi voz.
GEA.
Estoy echa un desastre, bebí más de la cuenta y terminé entregándome a Tomás, ahora no sé qué hacer.
--¿Cómo pude hacerlo?.-- Me pregunté mientras estaba en la suite qué la familia de él, preparó para nosotros.
Además, esté día fue un completo caos, la fiesta de matrimonio de Astrid fue una pesadilla, todo salió a la luz.
Hasta mi intimidad, ya qué Tomás trajo con él las sábanas manchadas y las exhibió frente a todos, asunto qué me avergonzó demasiado. Pero lo qué más me sorprendió fue cómo Zack no creía las acusaciones contra Astrid, al parecer la ama verdaderamente.
¿Pero por qué me molesta?
Soy una idiota, no debería pensar en ello ya qué ahora soy de otro hombre.
-- Pero no lo amas, fue un error estar con él.-- Sacudí mis pensamientos intentando quitar eso de mi cabeza.
--¿Ya qué importa lo pueda llagar a sentir.-- Astrid ahora es la esposa de Zack y yo de Tomás.
Me tiré derrotada en la cama analizando todo, pero está situación está patas arriba.
HORAS DESPUÉS.
Me despierto por unos golpes en la puerta y me levanto adormilada, no sé ni qué hora es, abro la puerta y me quedo boquiabierta.
Gea.-- ¿Qué haces aquí?.-- Digo al ver a Zack, pero él no responde y entra cerrando la puerta detrás de él.
Zack.-- ¿Por qué te casaste con él?
Gea.-- Eso no es de tu incumbencia.
Zack.-- ¿Sabes lo qué siento por ti?.-- Me vuelves loco.
Gea.-- Por favor, sal de aquí, no es bueno estar solos.
Zack.-- ¿Por qué?
-- ¿Por qué sientes los mismos deseos qué yo siento por ti?.-- Mi cuerpo entero temblaba al oír esas palabras tan ciertas.
Gea.-- Pero tú eres el esposo de Astrid y yo la esposa de tu hermano, lo qué queramos o no, ya no importa.-- Él no dijo más y fue acercándose a mí.
Gea.-- Sal de aquí.-- Volví a repetir, pero los brazos de Zack me alcanzaron y sé enredaron en mi cintura.
Zack.-- Escucha muy bien lo qué te voy a decir, por qué nunca antes sé lo dije a ninguna mujer.
-- Te amo, solamente quiero estar contigo, no me importa ninguna otra mujer, solo nos divorciamos de ellos y ya.-- Susurró con torpeza y sus labios cubrieron los míos.
ZACK.
Al estar frente a Gea le declaré mis más sinceros sentimientos por ella y la besé, al separar nuestros labios lo único qué pude pronunciar fueron palabras salidas de mi herido corazón.
--- Ven conmigo, escapemos de todos, comencemos de nuevo.-- Dije en susurros y volví a besarla.
GEA.
El sentir los besos de Zack es una locura, no comprendo por qué mi corazón late tan fuerte cuándo lo tengo cerca de mí.
Esté separó sus labios de los míos y sus palabras me dejaron en shock.
-- Ven conmigo, escapemos de todos, comencemos de nuevo. -- Dijo y mi corazón quería salirse de su lugar, pero no puedo cometer errores, sé muy bien el tipo de hombre qué es.
Gea.-- No, no puedo, no soy cómo Astrid.
Zack.-- ¿No puedes o no quieres?
-- ¿Te gusta acostarte con Tomás no es así?, eres una zorra igual qué tú hermana o quizás peor qué ella.-- Me quedé viendo cómo se marchaba de la habitación muy molesto, pero tiene qué entender qué no soy una cualquiera.
ZACK.
Salí de la suite de la nueva pareja, mi sangre hervía y las venas de mi frente empezaron a hincharse causándome una jaqueca insoportable.
Gea me rechazó por segunda vez, le pedí una oportunidad y abrí mi corazón por primera vez ante una mujer, solo pará qué lo pisoteará sin piedad.
Edward.-- Hijo, te estamos esperando.-- Vi a mi padre llamándome con enojo.-- Caminé hacia él, aún apoyándome en las paredes, ya qué cada vez me mareaba más.
El único momento en el que logré mantener la sobriedad, fue cuándo le declaré mi amor a Gea, pero ahora parece qué el grado de alcohol en mi sangre aumentó y casi no puedo mantenerme en pie.
Edward.-- Ven, te llevaré a tu recámara, estás demasiado ebrio, pero quédate tranquilo, la ofensa de esa zorra no quedará sin ser cobrada.
Zack.-- Claro qué no papá, voy a hacer qué la vida de Astrid sea miserable, nadie juega conmigo.
ASTRID.
Tomás apareció en mi fiesta de bodas, él trajo a la estúpida de mi hermana con él y eso no fue lo peor, el muy idiota me dejó al descubierto.
Gritó a los cuatro vientos lo qué tuvimos, y en ese momento también me enteré de qué él era el hermano de Zack.
¿Qué locura no?
Yo lo creía un muerto de hambre, pero resultó ser un maldito millonario.
¿Pero ahora de qué me sirve saberlo?
Quedé cómo una cualquiera frente a todo el mundo, y todavía no enfrenté a Zack, mucho menos a mis padres. Salí corriendo de la fiesta sin saber a dónde ir, ahora me encuentro perdida.
-- A.-- Grité al escuchar el sonido del teléfono, me llevé un gran susto, estaba demasiado concentrada pensando.
Miré la pantalla y era Zack quien llamaba, dudé mucho en contestar o no, pero atendí la llamada.
Zack.-- ¿Dónde estás? Regresa al hotel.
Astrid.-- Pero.
Zack.-- Pero nada, regresa aquí, soy tu maldito esposo, tendrías qué estar follándome.
-- ¿O acaso estás follando con otro?
Astrid-- Lo qué dijo Tomás no es cierto, él miente.
Zack.-- Cállate maldita perra asquerosa, tienes una hora para volver aquí, al menos qué quieras qué te mandé a buscar.
-- Y ni sueñes qué voy a reconocer a tu hijo, estoy seguro qué no es mío.-- El tono de la llamada sé cortó dejándome aturdida.
El muy idiota cree qué puede conmigo, pero está muy equivocado si piensa qué me voy a dejar de él.
