Cira, es la hija de la ex reina de los demonios de fuego y del rey de Belgeun, un reino de la comunidad mágica de Hurmaya. Su madre murió hace años y acaba de morir su padre. Su hermano mayor, ha sido coronado como rey y la ha condenado a vivir sin amor.
Dos hombres se han enamorado de ella, y harán hasta lo imposible para que pueda ser libre de amar.
¿Podrá Cira disfrutar de un amor verdadero con plena libertad?
HISTORIA PRECUELA DE LA COLECCIÓN HURMAYA (Cuarta historia corta)
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11. Resignarse a su destino
...⚠️ Advertencia: El capítulo contiene escenas que podría resultar sensible para algunas personas....
Cira está revisando los documentos de los negocios, para dar su visto bueno, el rey Huai se queda mirando atentamente a su hermana, algo en ella luce completamente diferente; así que le arrebata los documentos.
- "¿Qué fue eso, Su Majestad?", preguntó Cira.
El rey de Belgeun revisa los documentos firmados por Lord Sinloe, conde de Gao, como las palabras para Cira son mágicas y solo puede leerlas ella, no encuentra nada raro, aun así, está decidido a no confiarse.
- "Parece que el conde de Gao y tú, congeniaron bien, pese a que al principio ninguno parecía ponerse de acuerdo. Es un hombre atractivo, no creo que te hayas deslumbrado por eso", comentó el rey Huai.
- "Habla claro Huai, porque si bien te ayudo en cada negocio, me estoy cansando de parecer tu esclava, ¿habría algún problema si me gusta el conde de Gao?, no viene ni tras la fortuna del reino, es familiar directo de un rey de Hurmaya, tiene su propia fortuna personal, no tiene ningún vicio, y al parecer es todo un caballero. ¿Qué estaría mal si me gustara?", cuestionó Cira.
- "Tú no vas a ir nunca de Belgeun, él no pertenece a este reino, y no es cuestión de fortuna y privilegio, si tú te casas algún día será con quien yo decida, y podría ser alguien que no te agrade para nada, así que no me provoques", respondió Huai, apretándola fuertemente del brazo, y haciéndola retroceder con su magia, que la cubre como si agujas afiladas fueran clavadas en la piel de su hermana.
Ella termina lanzándolo por los aires, haciendo que golpee fuerte contra la pared, estaba nuevamente en Belgeun donde sus poderes parecen intensificarse, más aún contra un monarca, que la pasa divirtiéndose con mujeres, que adiestrarse más en sus poderes.
- "Puedo mandarte a las mazmorras si quiero, si hubieses hecho esto delante de otras personas, ahora mismo serías enemiga pública de todo Belgeun", replicó Huai apretando los puños.
- "¿Crees que Lord Sinloe se fijaría en ti si fueras una princesa fugitiva? Tal vez lo haría, pero no con las mejores intenciones, después de todo eres bonita. Y supongamos, que realmente se interesara en ti, a veces hay hombres tontos que dejan todo por una mujer; sabes lo que va a ocurrir, tendrá que renunciar a sus privilegios, y por más sangre real que tenga corriendo en sus venas, tendrán que vivir en el pueblo, como pobladores sin importancia. Él es un general, ¿sabes cuántos enemigos habrá hecho?, ¿sabes cuántos querrán emboscarlos, a él o a su mujer cuando no tenga un ejército que lo respalda?, ¿sabes cuánto resistirán sus poderes mágicos, contra ataques frecuentes?. Tal vez puedas salir de este palacio, pero solo en condiciones en que tu vida, y la de los que quieres sea un infierno. Así que piénsalo, bien Cira, las consecuencias que tendrían si se empeñan en un amor, contra todo y contra todos", manifestó Huai con toda la mala entraña posible; y sale del gran salón.
Cira toma asiento despacio, trata de calmar su respiración, las palabras de su hermano, revivían sus más grandes miedos; nunca se había preocupado por alguna relación, pero ahora los sentimientos por Sinloe la obligaban a pensar en alguna forma de salir de la prisión en la cual vivía.
Por otro lado, la madre de Viena había mandado arándanos desde Susumira, y la joven había ido a la cocina junto con la señora Yu, para preparar un biscocho de arándanos, todos estaban sorprendidos de ver a la reina, hacer todo el trabajo de la cocina.
Ella estaba emocionada porque le había quedado delicioso, lo puso en un gran plato, llevándolo al comedor, sabía que en ese rato los príncipes Bupae y Feng llegaban de sus estudios y quería recibirlos con aquel postre, esos niños parecían que por el momento, no la veían con destellos de odio en los ojos; al parecer muchos habían querido emparentar con el rey, que él haya escogido una mujer de otro reino como su esposa, el capricho de Gizhi no había sido del agrado de la mayoría.
Los niños probaron un poco, pero se pusieron de pie, inmediatamente vieron llegar a su padre, con aquella mirada de furia que hacía temblar el palacio.
- "No tenemos suficientes criados para que la reina tenga que avergonzarme, la esposa de un monarca debería saber perfectamente cuáles son las actividades que puede realizar", expresó Gizhi molesto.
- "Por favor, Su Majestad, está asustando a los príncipes", comentó Viena.
- "Son príncipes, no princesas, si se asustan por los gritos jamás serán buenos gobernantes; los hombres de este reino tienen que tener carácter demoledor e implacable, cualquiera de ellos podría ser el próximo rey, y no puede ser aquel que se asusta por cualquier cosa. Lárguense todos, déjenme solo con la reina", ordenó el rey muy molesto.
Muy a su pesar, la señora Yu tuvo que dejar a la reina Viena con su esposo, lo que la joven había empezado con mucho cariño, se estaba por convertir en una pesadilla.
- "Creí que te había quedado claro lo que podías y no podías hacer en este lugar, una reina de Pallango tiene criados que le sirvan, porque en lugar de complacerme, haces todo lo posible por molestarme. No entiendes que solo debes verte hermosa y delicada, debes ser la envidia de cualquier mujer, y que todos me envidien por la hermosura de mi mujer", expresó el rey de Pallango.
- "No puedo leer, no puedo cocinar, no puedo pintar, no puedo pasear, a menos que sea en su compañía, mucho menos puedo usar un arma; ni siquiera puedo escoger mi vestimenta, o como decorar la habitación, es tan absurdo que ni una sola cortina de este palacio pueda escoger; otras reinas administran la corte interna, al menos evitaría volverse loca, pero yo debo estar sentada como una estatua, tomando té cuando es la hora, y mirando pasar el tiempo por la ventana, para ser la imagen perfecta de una mujer de retrato. No entiende que me estoy asfixiando, no soy una muñeca, soy una persona", manifestó Viena, sabía que hubiese sido mejor agachar la cabeza, pedir disculpas y esperar que se le pase la cólera al rey, pero esa no era su naturaleza, era la hija de un conde de Susumira, una noble de nacimiento en su reino es criada casi igual como son criados los hombres nobles; las llenan de cultura, le enseñan de arte, procuran que dominen algún arma, además de las labores propias de una dama, para que sea alguien que se pudiera hacer cargo de sus tierras, mientras su esposo iba a la guerra, sin que tuvieran que preocuparse de que estén totalmente indefensas.
- "Sé que tu reino es diferente, pero deberías haberte dado cuenta que ya no estás allá, esto es Pallango, y acá se aprecia lo hermoso y lo apasionado. Vamos Susumira tiene un príncipe poderoso, no me lo imagino preocupándose por cautivar a una mujer, si se nota que se mueren por estar con él, pese a lo salvaje que es Carpio", manifestó el rey Gizhi, en el fondo el príncipe de Susumira era un estándar que todos querían seguir, sin realmente conocerlo bien.
- "No tiene ni la menor idea de quien realmente es el príncipe Carpio, y sí Su Alteza Real es un poderoso e invencible guerrero, pero el príncipe de Susumira jamás sometería a una mujer, no la compraría, no la tendría jamás como una muñeca, porque él jamás tendría problema de tener una mujer fuerte a su lado como otros. Un hombre de verdad conquista a una mujer con amor, no la somete a su voluntad por miedo. Le falta mucho para ser un hombre de verdad como el príncipe de Susumira", dijo Viena, cuando sintió la bofetada de su esposo que la derribó al piso.
El rey Gizhi retrocedió cuando vio sangrar el labio de su esposa, esa mujer solo sacaba lo peor de él, se dijo a sí mismo, no pensó todo lo que iba a suceder, al escogerla solo porque le gustó.
Viena únicamente podía mirarlo con odio, detestaba estar casada con ese hombre, ella no sabía cuando podría resignarse a su destino, pensaba si era mejor morir escapando o vivir muriendo. El rey abandonó el salón, pidiendo que llevaran a la reina y la atendieran; necesitaba alejarse de ella, porque sentía que ella le agotaba toda la paciencia.
Me gustaría saber el orden completo de.las sagas completas
Tambien si nos es mucha.molestia saber si abrá mas cap de la colección de hurmaya todos los reinos