Mi Dulce Fugitiva

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Mientras tanto, Vitor luce angustiado, se hace tarde y no ha tenido su bendito viaje.

—Señorita Adele, sé que su esposo está ocupado, si pudiera prestarme al menos esa bicicleta para poder llegar a casa se lo agradeceré mucho, le prometo que mañana la devolveré en perfectas condiciones, dijo Vitor mientras señalaba una bicicleta. eso estaba en la esquina de la habitación.

Adele dio una sonrisa tímida y estuvo a punto de negar el favor, hasta que ambos escucharon un ruido afuera, Adele miró por la ventana y luego habló con sinceridad:

—Son esos desafortunados de ahora, no les debo nada y por eso, seguro que te persiguen, solo soy un campesino pobre que tiene dos hijos que criar, no quiero involucrarme en problemas. , así que por favor sal de mi casa - dijo Adele, con los ojos ya llorosos, sentía pena por Vitor, pero necesitaba pensar en ella primero.

Sin otra alternativa, Vitor simplemente recogió sus cosas, le agradeció la hospitalidad y luego salió de la casa de Adele, caminó lentamente hacia el helicóptero, hasta que uno de los guardias de seguridad se le acercó y luego le dijo:

—Vine por orden de mi jefe, te voy a llevar a un buen hospital, dijo el guardia de seguridad señalando el helicóptero y haciendo señas a Vítor para que subiera al avión.

—No hace falta, de hecho ya estoy mucho mejor y me voy a quedar aquí y disfrutar de la paz del campo, dijo Vítor, ya un poco receloso de la bondad del cruel hombre.

—Llevarte al hospital es mi misión hoy, siempre cumplo mis misiones, entonces, ¿vas solo o necesitas un poco de ayuda?-dijo el guardia de seguridad mientras mostraba su arma. “¡Uf, la pobre Helena está rodeada de serpientes, maldita sea!” Pensó Vítor mientras entraba al avión.

Se sentó y a su lado había una montaña de músculos, Vítor se alejó lo más posible y preguntó con valentía:

—¿A qué familia pertenece ese señor? Está siendo muy amable conmigo, quiero algún día poder pagarle- “todo el daño que le hizo y le hace a Helena, quiero destruir a cada miembro de su familia”, completó Vítor mentalmente mientras mostraba una sonrisa falsa.

Durante unos segundos reinó allí el silencio, hasta que el piloto habló sonriendo:

—Solo olvídate de esa fea hija del jefe y todo estará bien", dijo el hombre para luego sonreír descaradamente y los demás también hicieron lo mismo.

Al escuchar eso, Vitor sintió una opresión en el pecho y de repente se encontró pensando cuánto debía estar sufriendo Helena en este momento.

—Ella también es tu jefa y como tal merece respeto, dijo Vítor mirando ferozmente al piloto, quien solo se encogió de hombros, pero en realidad quería echar a Vítor del helicóptero.

A partir de ese momento ninguno de los hombres dijo nada, aproximadamente una hora después finalmente llegaron a un helipuerto privado cerca de la mansión de la familia Sales, ya había un auto esperando a Vitor.

—Dile a tu jefe que el señor Medina le mandó un fuerte abrazo, dijo Vítor y lanzó un beso al aire, burlándose del rostro del piloto, luego se subió al auto y se fue.

El hombre, que responde al nombre de Tiago, tenía el rostro pálido y estaba a punto de llorar de desesperación: “Voy a dejar esta misión sin cumplir”, pensó, ya imaginando lo arriesgado que sería enfrentar a Elías luego de burlarse de Helena. , más aún frente a una Medina.

Una vez en el auto, Vítor dejó escapar un largo suspiro de alivio y luego dijo:

—Chico, no quiero ir al hospital, ya estoy mucho mejor, llévame a casa, en la Rua de Ar...

—Solo sigo órdenes, te voy a dejar en el hospital – dijo el hombre con una soberbia gratuita que Vítor no sabía de dónde venía.

Sin saber qué hacer para cambiar la situación actual, Vítor solo permaneció en silencio, mirando su celular y en ese momento se dio cuenta que no había Internet ni señal telefónica.

—Chico, ¿puedes decirme si hubo un accidente con la red telefónica, mi celular no tiene señal?, dijo Vitor mientras jugueteaba con el dispositivo.

—No que yo sepa, es normal por aquí, dijo el hombre con cara antipática y siguió conduciendo.

Al escuchar eso, Vitor dio una pequeña sonrisa, riéndose de sí mismo, tal vez rompió su celular en las prisas y ni siquiera se dio cuenta, pero ¿por qué el celular de Helena no tenía señal? Esta pregunta resonó en la mente de Vitor y saber que nunca tendría una respuesta lo hizo sentir muy triste y de repente la sonrisa que antes había iluminado su rostro simplemente desapareció.

Tiempo después Vitor fue dejado en la puerta de un hospital, al principio pensó en simplemente regresar a casa, pero no lo hizo, ya que Guilherme estaría muy preocupado.

Entonces Vitor ingresó al hospital y después de pasar por un examen, la enfermera lo vendó y el médico le dio algunos antibióticos y luego Vitor pudo regresar a casa.

Tomó un taxi y se dirigió a la mansión de la familia Medina, en el auto Vítor vestía una camisa de manga larga para ocultar su herida.

Cuando Vitor entró en la habitación, Guilherme estaba sentado en el sofá, con las piernas cruzadas y mirando una revista de moda, había muchos modelos de vestidos de novia y también algunos trajes muy elegantes.

Al notar la presencia de su hijo, Guilherme alzó las cejas confundido y luego dijo:

—¿Por qué cambiaste de opinión? ¿Pasó algo?-preguntó el mayor e inmediatamente se levantó queriendo mirar de cerca a su hijo para poder ver su sinceridad.

—Sí, mi padre ha cambiado, decidí que quiero pasar más tiempo contigo, pronto estaré casado y tendré que prestarle atención a mi esposa, así que quiero compensarte ahora – dijo Vitor y Luego abrazó fuertemente a su padre.

En ese momento Vitor se dio cuenta de lo egoísta que estaba siendo, dejar solo a su padre y salir en busca de fiesta es muy cruel.

“Dios, sé que estoy un poco alejado de tus mandamientos, pero por favor mantén a mi padre firme y fuerte para que pueda cumplir su sueño de ser abuelo”, pensó Viror mientras abrazaba a su padre.

Tratando de salir de esa melancolía asfixiante, Vitor esbozó una pequeña sonrisa, soltó el abrazo y luego dijo:

—¿Qué estabas haciendo hace un momento? —dijo Vítor y luego cogió la revista y empezó a hojearla.

Guilherme se sentó en el sofá y empezó a hablar:

—Quiero que tu boda sea espectacular, dentro de un rato llamaré a tu prometida y empezaré a discutir los detalles, su padre cree que soy el novio y me estoy divirtiendo mucho con eso jajaja-dijo Guilherme y luego sonrió cálidamente.

—Asegúrate de no manchar mi imagen —dijo Vítor fingiendo estar molesto.

Guilherme dejó escapar un largo suspiro y luego habló:

—Deja de decir tonterías, la respetaré, además solo quiero saber si realmente es joven, porque tú serás quien va a discutir esto con ella, ahora ve a darte una ducha y la cena te servirán en un Un rato, dijo Guilherme, y luego se fue riéndose del rostro pálido de Vítor.