Dereck Cooper

— Maldición…

— ¿Estás bien? Oye, Jane, discúlpame. No te vi — Elián salió del auto visiblemente preocupado, pero al verme me soltó esa sonrisa que es digna herencia de los Cooper —, Ven, déjame ayudarte.

— Gracias — tomó mi mano y me ayudó a poner en pie. Quería decirle que todo había sido por mi culpa pues no debo llegar tarde para con su hermano.

— Ayer Dereck arruinó nuestra conversación. ¿Quieres tomar algo?

—Te lo agradezco, pero en este momento no puedo. De hecho, estoy en jornada laboral.

—Dereck te explota mucho — reí mordiendo mi labio,

—Bueno, entonces que dices si me das tu número y en cuanto estés libre te llamo y nos vemos por ahí.

—No me parece que sea correcto…

—¿Y por qué no? Vamos Jane, solo será una salida de fututos buenos amigos, que estoy seguro que lo seremos.

Por qué no puede ser como el, me reprendí al estar pensando en el ogro.

—No tretas de verme como un lobo que quiere comerte — retiro lo dicho. Estos hermanos son iguales de habladores.

—Está bien, te dejaré mi número — saqué mi teléfono y encendí la pantalla —. Dame el tuyo y te tiro una llamada.

Estaba apunto de darme el número cuando una mano quitó mi teléfono bruscamente de las mías. Me quedé atónita viendo la reacción del Sr. Cooper, y mucho más esa mirada de desprecio que le dio a su hermano,

—Wilson, ¿Cuántas veces tengo que decirle que deje de perder el tiempo y se ponga pilas a trabajar? Tenemos una reunión muy importante y por su culpa vamos a llegar tarde. Tu, vete a conquistar a una modelo que valga la pena, no a una secretaria que ni gracia tiene.

Sus palabras me rompieron por dentro. Tanto desprecio de su parte me tiene harta ya, estoy cansada de escuchar cada uno de mis defectos y ser juzgada a todo momento por un hombre como él.

—Oye, cálmate. No seas tan grosero, Dereck…

—No hables, Elián. Ya te lo dije, busca una mujer que esté a tu altura — acaba de patearme justo en los ovarios, Arranqué el teléfono de su mano y encaré a Elián.

—Toma, anota el numero que yo te llamo en cuanto esté libre de obligaciones con mi jefe. De paso me llevas a conocer esta ciudad tan linda — hasta yo misma me sorprendí de lo que acabo de decir.

— Por supuesto, nena — Elián tomó mi teléfono con una sonrisa y me quedé viendo a Dereck Cooper con una ceja levantada —. Llámame cuando quieras, estoy disponible para todo…

— Que bien, porque yo también — sonreí ladeado y mi ojo se cerró inconsciente. Estoy siendo muy lanzada con un hombre que apenas si conozco, Mi nana me mataría si me viera actuar así frente a un hombre —. Vamos, Sr. Cooper, la reunión nos espera.

— Adiós, preciosa. Ten un lindo y maravilloso día. Acabas de iluminar el dio — solté una risita caminando en una dirección que no me llevaba a ningún lado.

— Por aquí, Wilson — asentí volteándome a la derecha y siguiendo los pasos largos de mi jefe hacia su auto. Según entramos al vehículo pisó el acelerador como bestia —. Está jugando con fuego, Wilson. Está buscando que sea despedida por andar de piernas flojas.

— Pues que yo sepa, Sr. Cooper, Elián no trabaja en la empresa, lo que quiere decir que no estoy cometiendo ninguna falta al reglamento estipulado en su empresa. Tampoco tengo porque darle explicaciones de lo que haga  con mi vida privada. Así como usted y así como todos los demás seres existentes en el mundo tienen vida aparte después del trabajo, yo también la tengo — resopló fuerte y hondo. Sonreí viendo por la ventana. No me lo voy dejar hundir mas de este señor que no conoce de modales —. Ahora bien, después de la reunión con el gerente de la tienda tiene una rueda de prensa a las doce del mediodía para un canal exclusivo en modas, no lo olvide.

Se quedó en completo silencio sin decir nada. Lo único que oí de su parte es ese respirar agitado mientras aumenta la velocidad del auto. Veinte minutos después llegamos a un lugar desolado en medio de la carretera. Se me estuvo extraño que bajara del auto y se quedara de pie junto a el por largos minutos antes de entrar de nuevo. Se inclinó hacia mi e instintivamente retrocedí. Mi corazón empezó a desbocarse dentro de mi pecho. Sonrió y abrió la guantera del auto para sacar una cajetilla de cigarrillos. Me agité con el solo hecho de tenerlo tan cerca. El olor a su colonia varonil me embriagó por varios instantes.

—Llame a Reynolds y dígale que cancele la reunión y la entrevista con el canal — ordenó sacando un cigarrillo del interior de la caja para luego ponerlo entre sus dientes.

—Sr. Cooper, pero…

—Pero, ¿qué? Le estoy dando una orden, Jane — tragué saliva, pues es la primera vez que me llama por mi nombre.

—No puede cancelar de un momento para otro sus obligaciones…— levantó una mano y me callé de inmediato.

—Usted como que aun no se ha dado cuenta cual es su lugar, ¿verdad? — desvié la mirada mordiendo mi labio inferior —. Haga lo que le digo, ya luego veré que decir ante ellos. Por ahora tengo que solucionar un problema de raíz, porque si no lo hago me voy a volver loco.

Bajó el vidrio de su lado y fumó pausadamente del cigarro. Me quedó viéndolo muy confinidad. Entonces quiere decir que me llevará al hotel y tendré un día libre… una vez acabó de fumar, cerró la ventana, colocó en sus ojos un par de lentes negros y encendió el auto. Mi corazón, mi cuerpo, mi alma, mi respiración y cada uno de mis sentidos se alteraron al ver que conducía por carretera; estamos saliendo de la ciudad. ¿Acaso planea llevarme a solucionar sus problemas? Me pregunté con los nervios de punta.

—Sr. Cooper, ¿no me llevará al hotel? — pregunté nerviosa y soltó una ligera risa, casi tan suave que me penetró en los huesos.

—Usted es el problema que voy a arrancar de raíz, Wilson. Hasta no deshacerme de usted, no quedaré tranquilo — dejé de respirar. Este tipo está muy mal de la cabeza.

¡Me va a matar! Fue lo único que me llegó en este momento tras sus palabras tan amenazantes, frías e intimidantes. ¿Ahora como hago para salir de las manos de psicópata?.