CADA QUIEN LABRA SU DESTINO

Salió del spa a las 2 de la tarde, llegó a su casa emocionada, le contó todo a su madre para compartir su felicidad y que ella la sintiera como su suya por ser su madre, pero la mujer hizo lo contrario, se río a carcajadas de su hija y le dijo.

— ¡Eres una ingenua! tú no sirves para nada, tú no eres inteligente como lo es esa muchacha.

ERIKA: Me decepciona que tú no creas en mí como mi madre que eres, me duele porque vine a contarte mi proyecto.

— Yo sé la clase de hija que tengo, por eso te digo que no vas a llegar a ningún lado.

ERIKA: Si tu no crees en mi, yo si lo voy hacer, yo ya tengo claro que quiero lograr mis objetivos, yo conozco mis capacidades, yo creo en mi y estoy dispuesta a superar obstáculos y desafíos, tengo una idea clara de lo que quiero alcanzar; como me dijo Leda, yo soy la arquicta de mi destino, la elección es mía.

— Hablas muy bonito, vamos a ver que tan lejos llegas.

ERIKA: Mami, procura cambiar, no te has dado cuenta de que prácticamente tú destruiste la familia por estar pendiente a los demás y criticando, no estabas pendiente a tú familia y…

— ya… A mi no me vas a culpar por los errores tuyos y de tu hermano, eso fueron decisiones de ustedes, ¿o por qué Leda no cogió mal camino?

ERIKA: Porque su tía la apoyaba en lo que quería hacer, en sus estudios y en lo que podía, pero tú… tu no nos apoyaste en nada.

Erika salió de su casa llorando, le dolía las palabras de su madre, dudo por un momento de seguir con todo lo que quería, se sentó a llorar en un parque y allí se acordó que Leda le dijo que nunca se dejara convencer por opiniones negativas de otros, se acordó de cada palabra que le había dicho Leda, se levantó limpiándose las lágrimas y recuperando la confianza se dijo que tenía que avanzar hacia su objetivo porque ella conocía sus capacidades y sabía que podía.

Ella llegó hasta la puerta de una escuela donde podía validar sus estudios, donde en un año terminaría su estudio para después ingresar a la universidad, ella suspiró y dijo.

ERIKA: Mi vida, mis decisiones, soy capaz y competente, mi fuerza interior es mi mayor aliada, no me dejaré llevar por la opinión de otros.

Ella ingresó a la escuela, allí le dieron toda la información y le dijeron que entraría en febrero y en diciembre ya podía terminar con un título de bachiller, ella entendió que no podía estudiar enseguida, ya estaban en el mes de octubre y ella pensó que le daría tiempo de organizarse, las clases solo eran los sábados todo el día, iba a hablar con Leda para que le diera los sábados para estudiar, aunque ella estaba segura que no se iba a negar.

Ella pensó en el bienestar de su hijo, ella no podía seguir educando a su hijo de la misma forma que lo hizo su madre, ella quería lo mejor para él, no verlo como estaba su hermano, ella estaba a tiempo de cambiar el destino de su hijo, por lo menos llevándolo por el camino del bien, aunque después de grande tome otras decisiones, pero ella tendría la conciencia tranquila que le brindó lo mejor que pudo, pero lucharía para que fuera un hombre de bien. Ella si iba a valorar a su hijo, a reconocer su potencial.

Por otro lado, estaba Leda mirando la nueva colección de ropa que iba a llegar a la boutique, se acordó de Erika y sonrió, le gustó haberla ayudado y darle algunos consejos para buscar un mejor futuro para ella y su hijo que estaba próximo a cumplir sus ocho años.

Al día siguiente Erika llegó a trabajar, no se vio con Leda porque ella estaba en la boutique, era viernes y quería dejar todo organizado para pasar el fin de semana tranquila.

Leda llamo para decirle a la que trabajaba en la casa de Leonardo, que prepararán la cena, les dio instrucciones de lo que iban hacer, ellas siempre obedecían, dejaban todo listo y se marchaban a sus casa, solo quedaba el personal de seguridad.

Después de dejar todo en orden, Leda se fue a casa, allí encontró todo como ella lo había pedido, la relación entre los dos se había fortalecido porque se dedicaban tiempo en la intimidad y la cercanía, mantenían la pasión y el romance como una pareja y tenían una buena conexión emocional.

A las seis de la tarde llegó Leonardo a su casa, vio a Leda en la cocina calentando la comida y se acercó a ella, la abrazó y le dio un tierno beso en los labios, ella le sonrió y dijo que ya iba a servir, el se cambió y volvió junto a ella para cenar; en medio de la cena el le dijo para salir a una discoteca para bailar y tomar algo, ella lo miró y dijo.

LEDA: Si, está bien, será la primera vez vaya a una discoteca y pruebe licor.

LEONARDO: Me da gusto ser el primero en todo.

A ella la forma como Leonardo se lo dijo y como la miraba le pareció romántico, lo miró de la misma forma y dijo.

LEDA: A mi gusta que seas tú.

Él le sonrió y continuo comiendo, no quiso seguir hablando para terminar de comer y prepararse para salir. Después que comieron Leda lavo todo lo que utizaron, no le gustaba dejar la cocina sucia, la dejaba limpia como se la dejaba las que trabajaban en la casa.

Leonardo quiso ayudarla pero ella le dijo que se fuera a bañar, después que terminó se fue a bañar, cuando entró a la habitación Leonardo iba saliendo del baño y la vio entrar, le sonrió y le dijo que se diera prisa par salir temprano y llegar a tres discotecas para ver cual le gustaba.