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Solo En La Oscuridad

Solo En La Oscuridad

Status: En proceso
Genre:Terror / Intrigante / Demonios / Ángeles / Mitos y leyendas / Leyendas de fantasmas
Popularitas:1.3k
Nilai: 5
nombre de autor: maurennt alberto cerra

Descubrimos con Miguel, a través de diferentes episodios que le ocurrieron en su infancia y adolescencia, por qué le teme a estar solo en la oscuridad

NovelToon tiene autorización de maurennt alberto cerra para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La señora guajira

Estaba sentado en la sala de la casa cuando la vio llegar. Debían ser las 7 de la noche ya que apenas empezaba el noticiero. Estaba en casa junto con su abuela, que estaba cosiendo, tal como hacía todos los días, en el último cuarto de la casa. La visitante era una señora de baja estatura con una manta Wayuu larga, de esas que usan las señoras guajiras, pero que carecía del colorido característico (tenía unos leves colores grises). La manta tenía un diseño sencillo, en la que apenas y se notaban los dibujos (estos también eran de tonos grises) y con un cuello cuadrado de color negro. Los dibujos se asemejaban a conchas del fondo del mar y a plumas de aves migratorias. La señora tenía ojos de color oscuro, como el espacio infinito, pero que brillaban tal como brilla la luna cuando se refleja en el agua en las noches de luna llena. Tenía la piel arrugada, surcada de líneas profundas y que parecía haber sido curtida por ese viento salino y el sol abrasador, propio de las tierras guajiras. Sus manos, además de arrugas, tenían manchas marrones, aunque esas manos no parecían curtidas como la piel de su cara. Tenía en ellas dedos largos y finos, con uñas muy bien cuidadas. Cuando Miguel se le acercó, notó que tenía un leve olor a hierbas secas: una mezcla entre ruda, albahaca y algunas otras hierbas que él no conocía. Le dio las buenas noches y le preguntó a quién buscaba. La mujer lo miró de pies a cabeza, y con una voz un poco ronca, le preguntó por una de sus tías. No había terminado su pregunta cuando vio a sus tías doblar la esquina de la casa. Cuando llegaron, la hicieron pasar y Miguel notó que llevaba el pelo enmarañado, pero tenía un bonito color grisáceo con unas cuantas canas que sobresalían de ese cabello cuasi plateado. Notó también que estaba un poco encorvada y eso la hacía verse aún más pequeña, pero no dejaba de verse imponente por alguna razón que Miguel no comprendía del todo. La señora se sentó con sus tías en la sala de estar por lo que Miguel se fue al último cuarto, donde estaba su abuela. Le comentó que había una señora extraña hablando con sus tías y ella le dijo que debía ser que La Mama ya había llegado. Guardó las piezas de tela que estaba cosiendo y le pidió que salieran a la terraza. Un rato después, salieron sus tías diciendo que la señora iba a hacer una “limpieza” en la casa. Miguel sintió curiosidad puesto que iba a ver algo como eso por primera vez. Sin embargo, no fue lo que esperaba. La mujer tomó un balde, agua y un trapero y habitación por habitación fue trapeando mientras recitaba una oración. Lo que si notó Miguel fue que la mujer no entró a las dos primeras habitaciones, donde él pasaba la mayor parte de su tiempo. Miguel pensó para sus adentros que debía ser porque en el primer cuarto estaba la biblioteca y ocupaba mucho espacio por lo que le sería complicado a ella sola moverla y a que el segundo cuarto se conectaba con el primero por una puerta falsa. Seguro los dejaría de últimos, pensó. Cuando hubo acabado con todos los rincones de la casa, preguntó quién dormía en las dos habitaciones que no había limpiado aún. Una de las tías respondió que Miguel era quien dormía allí. La Mama le dirigió una mirada y se dispuso a entrar a la segunda habitación (donde él dormía), sin embargo, se detuvo en la puerta. Miguel notó como ella fijaba su mirada en uno de los rincones de la habitación. Durante unos segundos, ella mantuvo la mirada fija y al final le indicó a Miguel que no durmiera en ese cuarto esa noche. Se despidió de todos, pidió que colocaran los utensilios que había usado para limpiar en uno de los cuartos que ya estaban limpios y que al día siguiente ella volvería y se encargaría de limpiar las dos habitaciones restantes, pero que lo haría en horas de la mañana. Antes de irse, entonó una oración al Señor a nombre de toda la familia en la terraza de la casa. Las tías de Miguel y su abuela cerraron sus ojos y acompañaron el rezo mientras Miguel y su abuelo (que tenía pocos minutos de haber llegado) las acompañaron en silencio. Una vez la señora se hubo ido, entraron a la casa y le pidieron a Miguel que no sacara ropa del cuarto y que durmiera con la ropa que llevaba puesta. Tanto secretismo lo desconcertó, pero prefirió no contradecirlas. Había estado tan concentrado en la presencia de La Mama en la casa que no se percató que sus tías habían salido con Pablito y que no habían regresado con él esa noche a la casa...

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Alex
Me ha atrapado tu historia, exactamente tu manera de narrar los hechos.
Maurennt A. Cerra S.: gracias, me alegra que le guste!
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Mít ướt
Me encanta tu forma de escribir
Maurennt A. Cerra S.: me alegra que te guste, aunque creo que puedo seguir mejorando! espero sigas leyendo la obra ya que trataré de subir al menos un capítulo diario
total 1 replies
Raquel Sanchez
Excelente, creo que corrí junto a Miguel.
Maurennt A. Cerra S.: jejejejeje, pues la idea es que alcances a sumergirte dentro del texto... cualquier comentario para mejorar es bienvenido!
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