Al Diablo Tus Reglas

Soy Brandon Brown, tengo 22 años y una vida idílica, ejemplar y de excelencia, soy algo así como el sueño de todo padre y el marido que desean para sus hijas.

De niño no fui más que un nerd. Jamás tuve amigos en la escuela y años más tarde comprendí que mí madre tenía mucho que ver. Me vestía con zapatos lustrados, pantalón de vestir, camisa, corbatín y si hacía frío un chaleco de lana completaba mí look. Yo con todo gusto usaba esa ropa porque mí madre era inmensamente feliz. Creía que no había nada de malo hasta que comencé la escuela... Nerd, perdedor, ridículo, idiota eran algunos de los apodos que normalmente recibía.

Estudié en la mejor universidad que el dinero puede pagar dónde entré por mis notas y logros que eran sobresalientes.

Mi vida giraba en torno a los libros y hasta en la actualidad disfruto mucho leer. aún más que ver una película o escuchar musica.

Soy obsesivo del orden, maniático de la limpieza, perfeccionista y demasiado observador. Jamás podría estar con alguien que no me complemente o que sea opuesta a mí. Trabajo actualmente en la empresa de mis padres y quien no demuestra ser competente es despedido. Dicen que soy odioso, arrogante, amargado pero no me molesta. Aunque me odien trabajan para mí y me deben soportar.

Ahora la parte mala de la historia: para tomar el control de la compañía debo estar casado porque los socios son demasiado tradicionalistas y no creen capaz de dirigir una empresa a alguien que no tiene una vida más allá del trabajo. Mí padre tuvo la brillante idea de buscarme una esposa con quién estaría un periodo de dos años, todos nos beneficiaríamos; él podría disfrutar de su matrimonio mientras que yo tomaría la presidencia. Una relación de ganar-ganar

Vivíamos en Colombia pero la economía allí no era muy buena por lo cual nos mudamos a Estados Unidos, el país de las oportunidades. Nuestra empresa creció a pasos agigantados, tenemos un patrimonio incalculable.

Hasta aquí todo iba perfectamente solo necesitaba encontrar una esposa a quien ofrecerle algo que quisiera con tal de garantizar discreción y que llevado el momento me otorgue el divorcio en buenos términos. El problema era a quien elegir porque mis relaciones siempre fueron pasajeras, solo para satisfacer mis deseos, eliminar el estrés. Siempre ellas querían más de mi, dinero y poder así que hasta me llegaron a proponer matrimonio.

Buscaría una persona humilde pero hermosa quien en lo posible atravesara dificultades económicas, le ofrecería algo que no pudiera rechazar y me casaría. Estaba buscando una candidata cuando mi padre me llama diciéndome que tiene la chica perfecta para mí y que ya aceptó ser mi esposa. Mejor aún, un problema menos.

¿Quien sería mi esposa? La hija menor de los Montes a quien conocí cuando éramos muy chicos aún. Jamás nos llevamos bien, ella me aterraba. Bella era pero no le gustaba ni siquiera peinarse, mucho menos usar vestidos, cuando la conocí creí incluso que era un niño. Le gustaba usar herramientas, jugar al fútbol, desarmar cosas mientras que yo me sentaba de lejos a observarla mientras leía un libro.

Solo ruego que sea hermosa y que haya cambiado...

Aquí el problema fue que sus padres no le pidieron nada al mío ni Guadalupe tampoco exigió algo a cambio. ¿Por qué sus padres quieren casarla a toda costa? Ya nada pintaba bien pero no imaginaba que sería tan malo...