Quiero a esa joven en mi cama

Cuando él se acercó enseguida sus sirvientes se apartarón, bajando la cabeza ante él en modo reverencial.

Su flamante presencia, deslumbraba a todos los ojos que lo vieran, nunca lo había tenido tan cerca, su rostro era rígido, serio, como si no tuviera emociones, ojos color azul cielo, fríos como una ventisca, era galante el muy desgraciado, vestia con un elegante traje cubierto de medallas por todos lados, " Si no fuera un maldito, diría que me siento atraída " me dije mientras lo veía de cerca preguntando con voz firmé— ¿Que sucedió aquí ? —.

Los sirvientes se apresuraron a constestar " L-La exclava no hizo b-bien su trabajo su majestad ", dijo uno " ¡Tiró el jarrón que usted trajo a propósito mi señor ! " comentó el otro.

Esas par de sabandijas estaban temblando como hojas en el viento, "¿Tanto miedo les provoca ?", sonó en mi cabeza, pero no presté atención por qué el por primera vez me miraba con el seño fruncido, con ojos ferozes, y gélidos, todo en el decía que me mandaría a matar por romper su preciado tesoro.

Pero antes de que el me siguiera aniquilando con la mirada yo me arrodillé a sus pies y exclamé — ¡ Esta exclava cometió un error por no prestar atención, admito que mi razón junto con mi concentración se perdieron al momento que vi a a su majestad!— Dije con voz lastimera para luego subir mi mirada llena de lágrimas, poniendo el mejor rostro inocente que podría poner, — Nunca antes había visto a nuestro señor, y cuando lo vi creí que era un ángel ¿ Merezco la muerte por quedar deslumbrada ? —.

No pude ver si mis efectos en él llegaron a cumplir su cometido, pues la expresión de su rostro no cambiaba. —Se más cuidadosa la próxima vez .. — ordenó en tono bajo y serio, para luego irse sin más.

" ¿Acaso no lo conseguí? ". Me di cuenta que no vi muy bien lo que pasó. Raymundo no me mandó a matar, según lo que los sirvientes decían el mandaba a matar a cualquiera si tan solo le disgustara su presencia y a mí que yo rompí un objeto valioso que el trajo de unas de sus conquistas, no me mandó nisiquiera a azotar ...

Eso ya era un logro, ¡Pero no me bastaba con eso!, ¡Necesitaba que él me quisiera en su lecho aunque sea para servirle un vaso de agua en medio de su desenfreno sexual ! .

Por la tarde yo estaba sirviendo a la reina madre, como siempre dándole masajes en la espalda ¡Realmente quería estrujar su cuello!, me había costado tanto ser la única que encontrará agrado en sus ojos, para terminar siendo una dama de compañía más, no podía quejarme, almenos ya no fregaba pisos ni tenía otras tareas duras, solo me ocupaba de sonreírle todo el día mientras me daba charla, estaba por salir de mis casillas, no había arriesgado mi vida para eso, yo quería ir al lecho de el animal de su hijo, y ahora solo estaba liberando de tanta tensión localizada en su columna.

Tenía demasiados nudos...

" Ser la dama dragón no debe ser nada fácil" pensé para mí misma mientras entrecerraba los ojos con rencor .

Pero volví a mi mirada angélical al encontrarme con sus ojos en el espejo que teníamos en frente.

Nos sonreímos mutuamente y en un segundo movió su dedo, llamando a su hija quién estaba leyendo en su recámara .

— Hija ven ...¿ Que estás leyendo ? —

— Romeo y Julieta madre ...— , Respondió ella y se levantó con una gran sonrisa en su cara llevando ese libro en sus manos, parece que el general Rays y ella se veían mutuamente después de aquella ocasión, como para leer sobre amor.

" ¿Como no va a ser tan infantil si romantiza el amor como en los libros ?" , ciertamente la princesa era muy ingenua.

Su madre le hecho un vistazo a la hoja que ella leía— Interesante, ¿ Acaso ya te has enamorado para leer este tipo de cosas ? —

Su hija se puso demasiado nerviosa como para poder disimular, no podía mencionar a Rays por ser demasiado cercano a su hermano,— e-eh n-no, yo .. —se rascó la cabeza y afirmó con nerviosismo—¡ Madre mejor me voy a preparar el harén para su majestad está noche ! —

Su madre no entendía su raro actuar, cuando desapareció por la puerta . Yo murmuré para ella un buen tiempo, no era para nada disimulada malditasea, si la atrapaban, y ella confesaba que yo la ayudé, me mandarían a colgar junto con Rays si a Raymundo no le llegará a gustar el amorío.

La reina madre se me quedó viendo la expresión de vacío que tenía en mi cara mientras seguía mirando la puerta, creyó que yo anelaba ser eljida, nada fuera de la realidad.

— Hada, se que tú también deseas ir, y yo también quisiera que vayas, pero solo eres una esclava y no puedes meterte en su cama como una concubina, aunque te mandé solo para servirlo, el te notará y no se contendrá ...— excusó y tomó la copa a su lado, procedió a beberla mientras yo por dentro la miraba con rencor .

— Está bien su majestad ... de todas formas yo me conformo con estar a su lado — Expresé con una gran sonrisa iluminada.

" oh, ni creas mujer dragón, ¡Yo iré a ese lecho tarde o temprano ! ".

Decía en mi mente mientras sonreía con dulzura .

Por la tarde noche Raymundo estaba con su consejero real, le estaba presentando a Dan como el mejor cocinero del palacio. Ofreciéndole que le pidiera todo lo que quisiera comer está noche.

— ¿ Desea algo más majestad? — pregunto su mano derecha, Dan no tenía derecho a hablar si nadie se lo pedía, solamente tenía que escuchar sus órdenes.

Después de haber pedido todo lo que quizo Raymundo estaba dichoso, con las manos en su cintura mirando el paisaje con agasajo

— No, yo ...— Desvió su vista hasta la torre más alta, donde estaba el cuarto de su madre, ahí justo donde estaba yo ...

Completamente desnuda, fingíendo que me estaba cambiando, jugando con las telas en mi piel como si de una danza se tratase. Todos los que estaban ahí me vieron, Dan también me vio.

Ninguno podía hablar, apenas si podían parpadear, mi piel blanca como la leche y mis risos rojizos hacían un buen papel mientras me curbaba para ponerme un vestido . El deseo de aquellos hombres lo pude sentír, eran como miles de manos tocando mis pechos y cada parte de mis muslos.

Sedientos de ver más ... Pero pronto me aparte de su lujuria, ya lo había provocado lo suficiente, y me dirigí hacia más adentro del aposento de su madre.

.

Mi ida dejó ansiedad en sus ojos, sobretodo de al que yo quería provocar ...

— Quiero a esa mujer ...—

Mencióno Raymundo pausadamente a su mano derecha mientras que su boca seguía abierta, seca, y sin aliento .

— ¿ Como dice pero si es tan solo una esclava—

El torno sus ojos fijos y agresivos en su mano derecha—¡ No me importa! , ¡la conseguirás ! ¡ve a decircelo a mi hermana ! —se fue de inmediato, adentrándose al palacio.

Lo que menos le importaba eran las costumbres ahora, si era o no su mujer, olvidándose que el era muy religioso, no se acostaba con ninguna sin que antes hubiera un unión de por medio; sí, ese hipócrita se creía cristiano, pero de eso se olvidó cuando me vio, mientras me tuviera ese día, el pecado en su ser no importaría.

— S-Si ...majestad —

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