Exclava personal

El se quedó mucho tiempo en su alcoba sosteniendo una rosa roja entre sus manos, la cual había tomado de él florero que estaba adornaba su lecho, curvó sus labios al pensar en mi, la exclava que lo dejó en espera y la cual el sospechaba y deseaba saber mis intenciones verdaderas, oh, el no era un tonto, sabía que yo mentía al decir que lo amaba, al igual la excusa de que era devota .

No pensaba en colgarme, ni en mandarme a matar para evitar amenazas. Normalmente el haría eso sí fuese cualquier otra mujer que mostrará ser una posible espía .

No, el no haría eso conmigo, ya que le intrigaba demasiado, veía en mis ojos a su propio demonio solo que el no lo sabía, era por eso que sentía curiosidad. Por eso iva a torturarme hasta que yo confesará la verdad, la religión para Raymundo era un tema tabú, en sus reinos el mando a que todos se bautizaran y se convirtieran a la fe, era un edicto que debía ser respetado hasta la última letra, si un niño mujer o hombre no era católico el los mandaba a torturar por quebrantar la ley.

No se sabe que es lo que el buscaba con ésto, pero solo lograba hacer que la gente ocultura sus trapos sucios bajo la alfombra, mientras se persinaban en la iglesia, para hacerse aún más hipócritas en las calles. Muchos preferían obedecer antes de caer en las horrorosas torturas que sus soldados tenían permitido infringir, como desmembramiento, empalamiento, quebrantamiento de huesos y perforaciónes con objetos punzantes hasta la muerte.

En algunas el estaba presente, más si en esas habían mujeres.Lo que más disfrutaba era torturar a sus víctimas, le parecía divertido verlas retorcerse hasta que al fin sedieran por dolor, cumpliendo con lo que el pedía.

Raymundo era un sádico, pero cada domingo ese sádico se vestía de blanco e iva a la iglesia a rezar por sus pecados para ser perdonado por un hombre común .

Olió la rosa roja que tenía en sus manos y en su mente me vio a mí, con las mejillas rojas y los labios paritidos por las bofetadas, suplicante, sosagada y con mis ojos azules cubiertos de lágrimas. Su miembro pálpito al imaginarse mi ser en esas condiciones lastimeras; mordió su labio inferior y al hacer esto apretó la rosa en su puño dejándola hecha añicos.

Luego abrio la mano y observó los pétalos arrugados y un poco despellejados por su fuerza. No pudo evitar reír, yo terminaría como esa rosa en sus manos .

Al finalizar la noche llego el día siguiente ...

Domingo...

Se levantó de su cama aunque no había dormido ni un poco, pero el cansancio o la pereza no le ganaban, se vistió con su uniforme de lino blanco para asistir a la gigantesca iglesia que mandó a construir en unas hectáreas cerca de su palacio. No pensó en llevar consigo esta vez a su reina ni a su pequeña hija ya que ellas estaban de paseo en reuniones sociales para tomar el té a lo largo de sus reinos, que organizaba como manera de alejarla de él palacio para no tenerla insistiendo por atención. Lo único que le molestaba con esto es que no vería por varias semanas a su pequeña bebé. La única a la que extrañaba ..

Su madre y hermana ya lo esperaban afuera de el palacio nadie sabía lo que ocurrió ayer pues las concubinas todavía no se habían levantado . Algo que le pareció curioso a la reina madre cuando no vio salir a varias mujeres de él pasillo que conducía a su aposento .

— ¿Donde están tus concubinas hijo?, ¿ Con quien pasaste la noche ayer ? —

Fue lo que preguntó mientras se le asomaba con curiosidad, el chisto con sus labios lo que pasó ayer no se lo diría por las obvias acciones que ella tomaría conmigo por querer entrar en su cama sin orden alguna .

Esto le pareció extraño su hijo solo se subió al carruaje con una mirada distinta, pero no sé atrevió a exigirle el por qué no respondía, se lo veía pensativo y casi en todo el viaje miraba hacia la ventana con una gran sonrisa como si estuviese deslumbrado. Su hermana poco y nada le daba caso a esas actitudes extrañas de su hermano mayor, estaba cabizbaja, pensando en aquel chico de mirada dulce que vería, pues se iva a encontrar en la iglesia al general que siempre se sentaba al costado del emperador.

Al llegar a la iglesia todos saludaron a su soberano con su rostro en tierra mientras que el hombre que oficializaba la misa lo recibía personalmente.

Su hermana y el general se daban miradas tímidas, no podían ser evidentes, nisiquiera podían saludarse más que una sonrisa y un asentir de sus cabezas . Pero para aquellos enamorados eso era suficiente para estar feliz del resto del día .

Mientras que yo estaba en una celda oscura y fría, hasta próximo aviso.

Yo no tenía miedo, si el me mandaba a matar ya estaba lista, pero de ninguna manera el me tocaría sin antes casarse conmigo, yo buscaba hacerme una más de sus concubinas para así poder ir escalando aún más, hasta llegar a ser emperatriz. No sabía si iba a salir de allí con un castigo o con una sentencia, pero si salía viva obviamente las concubinas de Raymundo buscarían acabar conmigo .

En esas horas donde pase frío la noche anterior tuve recuerdos de las caras de las mujersuelas que mandaron a azotar cada tanto se les daba la gana, las cuales eran 7 . Debía debía encontrar algo para sacarlas de mi camino, así no me molestarían más y yo podría vivir tranquila. No pensaba en las demás pues si no se volvían contra mí, yo no las atacaría, después de todo necesitaba aliadas.

La vida en el harén personal de un hombre tan poderoso podía ser dura, muchas eran como yo, aunque fuesen de casta noble, tenían ambiciones y sueños, así como también vanidades, de seguro si conseguía abrirme paso como concubina lograría que Raymundo me diera acceso a libre a todo lo que está cara inocente le pidiera .

Con algunas simples cosas podría sobornarlas o tenerlas de mi lado, eran muy predecibles al igual que los sirvientes quienes se vendían al que mejor pagará.

Al medio día....

Raymundo volvió al palacio con su madre y su hermana, se lo veía ansioso estaba por decirles algo que las dejaría sorprendidas.

.

— Desde hoy tu exclava " Hada", será mi exclava personal ...— anuncio su hijo sentado en su gran silla dorada donde daba sus reuniones personales; cruzado de piernas con una sonrisa espeluznante en sus labios.

La madre y la hija se miraron confundidas, la madre enseguida frunció el seño y rebuzno un "¡ Esa mujer no es de fiar hijo, es mejor que me la dejes a mí ! " .

Raymundo no pudo evitar reír con lo que dijo, — Entonces,¿ por qué es tu dama de compañía si no es de fiar madre ?, ¿ Acaso ella no te ha servido bien ?, no creo que tú tomarás como dama personal a una mujer inútil—.

Su madre apenas si podía contradecirlo, si bien no podía decirle que ella intuía algo desde la vez que me le insinúe a su hijo abiertamente en su alcoba, no podía decir que yo no haya sido su mejor sirvienta. Después de todo servi a la mujer dragón sin recibir ningún azote o castigo por hacer algo mal .

...— Por eso es que quiero tenerla a mi servicio, después de todo fue la única a la que no mandaste a castigar desde hace tiempo, eso ya es un logro — añadió el sin dejar de sonreír con curiosidad al pensar en mí....

...Su madre apretó los puños, yo había sido su mejor dama de compañía no quería perderme— P-Pero hijo para que quieres una exclava ?, ¿no te sirven las decenas de sirvientes que están a tu disposición todo el día ? —...

Su hijo frunció las cejas hacia su madre mientras que la hermana solo escuchaba todo sin entender nada .

— Por que yo así lo quiero, — dijo en un tono serio Raymundo.

Su madre no pudo arremeter, su hijo era un total caprichoso, todo lo que el quería lo obtenía, se molestó consigo misma pues ella lo había consentido y criado para que así fuera, para que tomará todo lo que el quisiese sin permitir que nadie lo frené.

De ahí se fueron ambas ya sin nada más que escuchar, y cuando se vio Raymundo solo mando a que me sacarán de mi jaula para ya empezar con su juego.

Yo oí unos pasos venir desde afuera, y cuando abrieron mi celda me dijeron " El señor quiere verte " ..

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