Reconocimiento y rivalidad

Las horas siguientes fueron un torbellino. Después de haber ayudado a detener a los enemigos y desactivar la amenaza aérea, fuimos enviados al norte, como indicaba la orden. El terreno era más estrecho y cubierto de árboles, lo que dificultaba la visibilidad, pero también nos daba cierta ventaja para movernos con sigilo.

Mientras nos reagrupábamos, sentí que las miradas sobre mí habían cambiado. Ya no me veían como la chica frágil o la novata. Incluso algunos asentían con respeto al cruzarse conmigo. Pero una mirada, en particular, me inquietaba: la de Maya.

Ella no dijo nada, pero sus ojos me hablaban por sí solos. Desconfianza. Frustración. Tal vez celos. Supuse que a nadie le gustaba que otra persona, sobre todo alguien que no encajaba en los estándares de "soldado perfecto", acaparara la atención en medio del caos.

—No te desgastes pensando en ella —me dijo Eliza, notando mi distracción.

—No puedo evitarlo —respondí—. No quiero problemas, pero tampoco voy a quedarme callada si me desafía.

—Entonces prepárate. Maya no se rinde tan fácil. Menos si siente que alguien le robó protagonismo.

Avanzamos en formación hacia una zona elevada desde donde se podían ver los movimientos enemigos. El sargento comandante nos pidió un informe y, para mi sorpresa, me pidió a mí que explicara lo ocurrido en la zona anterior.

—¿Usted? —preguntó, alzando una ceja.

Asentí. Sin titubear, describí cada paso, cada decisión, cada táctica. Usé términos claros y precisos. El sargento me escuchó con atención, luego cruzó los brazos.

—Cadete Luna… nunca he visto una ejecución tan precisa de una estrategia improvisada en campo real. Usted tiene potencial. ¿Cuál es su experiencia previa?

—Solo libros, simuladores y análisis de datos… —contesté, sintiéndome un poco avergonzada.

—Pues más les valdría a otros estudiar tanto como usted —dijo, lanzando una mirada significativa a Maya, quien desvió la vista.

La tensión se podía cortar con un cuchillo.

Después del informe, nos asignaron a pequeñas patrullas. Yo quedé con Eliza, Dalia, y dos soldados experimentados. Nuestro objetivo era asegurar una zona de suministro clave. Al llegar, nos encontramos con un grupo enemigo atrincherado. El enfrentamiento fue intenso, pero no fue lo que marcó ese momento… sino lo que ocurrió después.

Estábamos revisando el terreno, asegurándonos de que no quedaran trampas. Uno de los soldados encontró un mapa plegado en uno de los cuerpos enemigos. Me lo entregaron para analizarlo.

—¿Qué ves? —preguntó Dalia.

—Esto no es solo un mapa. Es un patrón. Están usando rutas trianguladas para cubrir más terreno sin ser detectados. Pero si logramos interrumpir una de las esquinas, todo el sistema colapsa.

—¿Puedes determinar la ubicación de ese punto débil?

—Sí. Necesito solo unos minutos.

Con ayuda de un pequeño equipo portátil de análisis táctico, marqué la zona clave: un viejo puente destruido que usaban como ruta de paso para municiones.

Informamos al comando, y de inmediato organizaron una operación para interceptar allí. Mientras el resto del equipo se movilizaba, volvimos al campamento base. Allí me esperaba una sorpresa.

El general encargado del entrenamiento nos esperaba a mí y a los soldados del escuadrón 9. Nos pidió que formáramos frente a todos.

—Hoy hemos visto que no solo se lucha con armas, sino también con inteligencia. Y una cadete ha demostrado ambas. Cadete Luna, adelante.

Avancé, sintiendo que las piernas me temblaban. ¿Eso estaba ocurriendo en serio?

—Su actuación en campo ha salvado vidas. Ha demostrado liderazgo, visión y coraje. A partir de hoy, será incorporada al equipo de estrategia avanzada. También recibirá entrenamiento especial en análisis táctico. Felicidades, cadete.

El aplauso fue breve, pero sentí que me perforaba el pecho. No por vanidad, sino porque por primera vez… sentía que pertenecía a algo.

Volví con mi grupo, pero antes de llegar, Maya se cruzó en mi camino.

—No te emociones tanto, nerd. Todos saben que no durarás. Una batalla no hace a una soldado.

—No, pero te cambia para siempre —le respondí, calmada—. ¿Eso te molesta?

—Me molesta que alguien como tú piense que puede estar por encima de mí. No sabes nada de lo que significa ser fuerte.

—La fuerza no siempre se mide en músculos, Maya. A veces, la verdadera fuerza está en no rendirse cuando todo el mundo cree que no vales nada.

Ella se quedó callada. Sus ojos chispearon con una mezcla de furia y respeto no admitido.

—Esto no ha terminado —dijo al final, antes de marcharse.

Me quedé ahí, viendo cómo se alejaba. Eliza apareció a mi lado y me dio un codazo leve.

—Le diste justo donde duele.

—No era mi intención. Pero tampoco me voy a esconder.

Esa noche, no pude dormir del todo. Estaba agotada, pero mi mente no dejaba de procesar lo vivido. Pensaba en mis padres, en mis hermanos que nunca me valoraron, en los compañeros que me hacían bullying… Y en cómo ahora era parte de algo más grande.

Ya no era solo Luna, la nerd de la escuela.

Ahora era Luna, la estratega del campo.

Y eso… era solo el comienzo.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play