Anastasia veía las noticias matutinas, era una mañana desagradable, un grupo de hechiceros habían aparecido muertos, mostraban signos de tortura y lo peor, les habían arrebatado su magia, miró a Sebastián llegar con dos tazas de café y le dio una a ella, él también miraba con seriedad aquellas noticias, no era normal que eso sucediera, habían reglas en su mundo, arrebatar la magia a un hechicero era el peor de los tabús.
- ¿Sabes algo de Bambi? – Preguntó apagando el televisor, Anastasia frunció el ceño, sabía a quién se refería
- No, pero debe estar bien, ¿No? – Lo miró, Sebastián se encogió, antes de que respondiera aquella chica entro con una falda corta color negro y un top blanco, tenis del mismo color que el top, su rostro estaba natural no quiso maquillarse, pero aun así se veía hermosa.
- Hola- Dijo desanimada, le quito la taza de café a Sebastián y se sentó al lado de su hermana, con lentitud y sin prisa, ambos la miraban con una leve sonrisa.
- Oh, Bambi, te están acabando- Se burló Sebastián, Alana lo fulmino con la mirada, pero no tenía ganas ni de contestarle
- Debería probar a esa bestia- Hablo Anastasia, sabiendo que eso haría molestar a Sebastián y así fue. Se puso de pie y se fue directo al ascensor sin siquiera despedirse.
- ¿Cuál es su historia? – Preguntó, Anastasia empezó a reír- ¿Te hizo algo? – Preguntó.
- Si, ¿Te acuerdas de Ivette? – Preguntó, aquella mujer era una amiga de la adolescencia de Anastasia, Alana asintió, claro que la recordaba pues pasaba todos los días en casa, pero no le agradaba del todo, era muy superficial – Bueno, Sebastián se revolcó con ella- Dijo frunciendo el ceño, Alana abrió la boca de sorpresa- En mi cama – Terminó.
- ¡No me jodas! - Grito Alana más que sorprendida – Es un bastardo y sabía que esa tipa tenía algo nunca me agrado- Dijo y tomo un poco de aquel café. – Entonces, ¿Entre ustedes paso algo en ese tiempo? – Preguntó con curiosidad, Anastasia rio.
-Teníamos nuestros encuentros, nada serio- La miró con una leve sonrisa- Fue mi primero- Dijo divertida, Alana se acercó a ella más curiosa- Pero, no me gusto lo que hizo, teníamos un acuerdo y no podíamos involucrarnos con amigos en común – Continuo y suspiró.
- Ay, ese bastardo, debiste pagarle de la misma manera- Dijo y miró como la sonrisa de Anastasia se llenó de orgullo- No me jodas, lo hiciste ¿Con quién? ¿Dónde? – Pregunto emocionada, Anastasia cerró sus ojos por unos segundos.
- Con su mejor amigo de ese entonces, Dante y el lugar, no fue lo importante, si no el día- Dijo mirándola a los ojos con cierta malicia- En su cumpleaños, según me enteré, ese día pensaba en pedirme perdón de nuevo y declarar su amor por mí, así que fue mi venganza – Terminó y se encogió de hombros, realmente de la parte de la declaración de amor se enteró después de su venganza, pero ya no pudo dar vuelta atrás, así que decidió continuar como si nada hubiera pasado.
- Ay, eres mala- Hablo Alana inflando sus mejillas- Pero, no entiendo ¿Cómo es que se fijó en Ivette, si no tenía nada? – Fijo su mirada en los senos de su hermana- A Sebastián le gustan grandes como las tuyas- La señalo, ella era muy unida a Sebastián y le había conocido a una que otra de sus conquistas y siempre se caracterizaban por tener senos grandes, recordaba que Ivette los tenía incluso mucho más pequeños que los de ella.
- Da igual ya paso y aun no se lo perdono – Contesto tratando de olvidar ese tema, realmente le había dolido que él la traicionara de esa manera, en ese entonces comenzaba a sentir algo por él, pero todo se fue al carajo cuando lo encontró en su recamará, en su cama, con aquella desgraciada.
- Bueno – Dejo la taza ya vacía y recostó su cabeza sobre ella, su teléfono sonó y miro que tenía un mensaje de esa Bestia.
- Uh, ¿Qué quiere? - Preguntó Anastasia con una leve sonrisa, Alana suspiró y abrió el mensaje sin importarle que su hermana leyera, el mensaje era corto y breve, le decía que ese día no se verían, Alana frunció el ceño molesta- Bueno, hoy podrás descansar de ese animal…digo Bestia- Dijo sin darse cuenta que su querida hermana estaba molesta por qué no vería a esa bestia.
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Maximiliano estaba en su oficina, había llegado desde muy temprano, recibió la noticia de que habían aparecido un grupo de hechiceros muertos y lo peor era que les habían arrebatado su magia, eso era el peor de los tabús, nadie se atrevía a algo así desde hacía muchos años, recibía informe tras informe, pero ninguno era útil, quien los mato no había dejado ni una sola huella.
- Nada sirve- Soltó molesto, dejando la tablet sobre su escritorio- ¿Encontraron algo en el lugar donde fue atacada Alana Rosental? – Preguntó.
- No señor, ningún solo rastro- Se disculpó aquel hombre, Maximiliano maldijo, paso una mano por su sedoso cabello, hizo señas para que se retirara, miró su teléfono le había enviado un mensaje a esa mujer que no se verían ese día, no porque no quería, pero tenía que atender aquel asunto, no era normal la muerte de esos hechiceros, como gobernante de Violet tenía que involucrarse totalmente en ello, busco el nombre de un hombre, necesitaba que viajara a Amatista, él era de su total confianza.
- ¿Qué paso mi vida? – Se burló aquel hombre.
- Jódete, ven de inmediato a Amatista- Ordeno rápidamente.
- No quiero, estoy ocupado- Respondió, Maximiliano frunció el ceño al escuchar los gemidos de una mujer.
- Es una orden, imbécil, tráete si quieres a tu zorra- Gruño molesto, el hombre del otro lado empezó a reír.
- Uh, alguien amaneció de mal humor ¿Acaso no has encontrado a alguien a tu altura? – Preguntó- ¿Quieres que te consiga a una? – Preguntó de nuevo.
- Vete a la mierda, te quiero aquí hoy mismo – Colgó la llamada.
Maximiliano llamó a aquella mujer que se encargaba de limpiar el penthouse era de las pocas personas de confianza que tenía, ella le informó que Alana se había marchado después de darse un baño, sin siquiera desayunar, después de la llamada checó las cámaras del edificio, justo en el estacionamiento, ahí seguía su coche, frunció el ceño, ella seguía ahí, tal vez con Sebastián Holmes.
- Eres toda una zorrita- Soltó con cierta molestia, rozando sus dedos por sus labios.
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Alana llegó a la mansión Rosental, miró que Dana daba indicaciones a los empleados, algo sobre una cena especial que tendrían el sábado, al verla llegar callo y la miro de pies a cabeza, no había llegado la noche anterior y vestía otra ropa, maldijo por dentro, tal vez ella paso la noche con ese hombre poderoso.
- Hola, perra- Dijo cruzando los brazos, Alana suspiró, no tenía ganas de pelear ni siquiera con ella.
- Sabes, ahora no, ese hombre me dejo devastada…después te insulto, bastarda- Se dio la vuelta y la dejo ahí hirviendo de ira.
Alana llegó a su recamará, se acostó sobre la cama, quería dormir, además de tantas rondas de buen sexo, también tomo mucho, por lo que dolía su cabeza, Anastasia le había dicho que se quedara, pero ahora que había confirmado que algo pasaba entre Sebastián y ella, no quería ser un mal tercio, cerró sus ojos recordando la noche anterior, sí que había sido intensa, esa bestia era brutal e insaciable, pero le encantaba eso, le gustaba hacerlo con él, tanto que ahora se sentía molesta por no verlo el día de hoy.
- ¡Joder! Alana no debes obsesionarte con su tamaño- Se sentó en la cama sorprendida de sus pensamientos- Debería ir al club esta noche – Se propuso a sí misma, recibió un mensaje, una invitación a una fiesta, hacía mucho que no asistía, bueno no sola, en los últimos tres años había asistido a fiestas en compañía de Joan, no la pasaba mal, pero Joan se portaba algo toxico en ocasiones, pensó que era porque realmente la amaba. – Muy bien, esta noche habrá fiesta- Dijo emocionada, dejándose caer de nuevo en la cama.
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La noche llegó más pronto de lo esperado, Alana llegó al lugar de la fiesta, vestía un corto vestido de lentejuelas azul, que hacía resalta a la perfección sus curvas, mostró la invitación a la seguridad que había y entró, aquel gran salón era perfecto, las luces eran de colores, como si fuera un club nocturno, le agrado, algunas personas se fijaron en ella la conocían y más últimamente, dado a lo que había ocurrido, desde la muerte de su padre, hasta cancelar la boda por la infidelidad de su ex prometido y ahora, la más famosa noticia, estar ligándose al nuevo gobernante del país Violet, Maximiliano Kingsley, por supuesto Alana trató de ignorar aquellas mirada, estaba ahí para divertirse, nada le arruinaría su diversión, camino hasta la barra y pidió una bebida, el Barman no tardó en obedecer a su indicación, Alana tomo de esa bebida, sintió un extraño sabor en aquella bebida, pero no tomó importancia, comenzó a mirar a los lados, observaba detenidamente el lugar, todos bebían la misma bebida que ella, era de color azul, comenzó a sentir su cuerpo ligero y su cabeza daba vueltas, era extraño, era su primera bebida y no podía emborracharse fácilmente, suspiró, trató de sacar su teléfono, algo le decía que no estaba bien en aquel lugar.
- Baila conmigo, nena- Sintió que alguien la jalo, aquel hombre era apuesto de ojos oscuros al igual que su cabello, comenzó a guiarla en aquel sensual baile, ella se dejó llevar, olvidándose de que ese lugar no era seguro.
La noche seguía transcurriendo, Alana había bebido tantas de aquellas bebidas, había perdido la cuenta, se sentía tan feliz, tan ligera, se olvidó de todos sus problemas, continuaba bailando con aquel hombre de manera sensual, que no perdía oportunidad para acariciar cada una de sus curvas, cerró sus ojos dejándose llevar, sintiendo las caricias de ese extraño hombre, estaba detrás de ella y la atraía a él, ella sintió algo duro en su espalda baja, comenzó a reír, tendría diversión esa noche, pero repentinamente la imagen de ese hombre apareció en su mente, suspiró, pensando que era él quien la acariciaba, dejo salir el vapor de su cuerpo, eso fue lo que la hizo reaccionar, abrió sus ojos de sorpresa, ese hombre le daba otra bebida azul, Alana frunció el ceño y tomo la bebida.
- Vuelvo enseguida- Sonrió tratando de no levantar sospechas, comenzó a caminar buscando un lugar apartado de la multitud, tiró aquella bebida en una maceta y salió a uno de los balcones, se escondió en un rincón y comenzó a llamar a Sebastián, pero en ningún momento contesto, maldijo por dentro, sentía que su cuerpo daba vueltas, no podría conducir en ese estado.
- Nena- Llegó aquel desconocido y apuesto hombre, Alana suspiró, entró rápidamente al chat y envió un mensaje de una bandera roja al primer contacto que tenía en sus chats.
- Hola- guardo disimuladamente su teléfono en la bolsa y se giró. - ¿Cómo te llamas? – Preguntó y él sonrió.
- Barrett – Respondió acercándose a ella y rodeando sus manos sobre su cintura- ¿Otra bebida, Alana? – Preguntó con una voz seductora, Alana entrecerró los ojos, no recordaba para nada haberle dado su nombre.
- Mejor bailemos- Sonrió, tomo su mano y lo llevo de nuevo adentro, esperaba que a la persona que le envió su mensaje le entendiera y le ayudara, no era que no se podía defender sola, solo que se sentía extraña y sabía que todo se debía a aquella bebida extraña que había tomado.
Alana comenzó a bailar trataba de actuar como si estuviera perdida como las demás personas, así estaban muchos y eso era preocupante, pocos eran los que parecían estar bien, pero esos eran quienes se encargaban de darles más bebidas azules, suspiró, miro a Barrett el hombre con el que bailaba, le daba otra bebida, ella sonrió, no podía negarse a beber, así que lo hizo, pero mantenía su magia activa para que quemara lo que sea que entrara en su cuerpo, pero después de un par de bebidas comenzó a sentir que nuevamente se perdía, maldijo por dentro, se alejó de Barrett y comenzó a caminar fuera de la pista, tenía que salir de ahí, de inmediato.
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Comments
MaryC✨💞🇻🇪💞✨
Ya veoooo la hermanita no le gusta compartir 😂 pobre Sebastian
2025-03-21
2
MaryC✨💞🇻🇪💞✨
Uff Alana tiene razón eres una estúpida bestia 🤣
2025-03-21
1
Lisbeth Gutierrez
corre peligro Alana?
2025-03-21
1