El culpable

Alana llegó a la empresa Rosental, la noche anterior se había quedado con aquella bestia, pero muy temprano, antes de que él despertará se escapó, después de todo anoche no estaba en planes quedarse, llegó hasta la oficina que ahora le pertenecía a Sebastián, entró y lo miro estar en una llamada, le guiño el ojo y ella sonrió, se sentó en el lujoso sofá a esperar a que terminará la llamada, miro su teléfono, tenía mensaje de aquella bestia, dándole la hora para la cita del día de hoy, frunció el ceño y sin responderle guardo el teléfono en su bolsa.

- ¿Cómo estás Bambi? – Pregunto acercándose a ella\, se sentó a su lado- ¿Qué paso a noche? - Pregunto de nuevo\, Alana suspiró y le contó lo sucedido esa noche en aquella fiesta\, Sebastián soltó una que otra maldición\, anoche había salido fuera de la ciudad a una reunión y su teléfono lo dejo en el coche\, por lo que no pudo atender a su llamada\, incluso si hubiera contestado\, difícilmente habría llegado a tiempo para salvarla\, suspiró\, era la segunda vez que esa chica corría peligro. – Necesitas guardaespaldas- Dijo sin rodeos\, Alana negó.

- No quiero…- Soltó con pesadez- Te prometo que no volveré a ir a ninguna fiesta de esas\, también tendré cuidado con mis salidas\, pero por favor\, cero seguridad- Lo miró con tristeza\, sentía que al tener guardaespaldas le privaban de su libertad y eso no le agradaba.

- Alana… Bien- Dijo resignado- Pero debes tener más cuidado\, no siempre puedo estar para protegerte\, como lo fue anoche\, por fortuna Bestia estuvo cerca- Comentó\, Alana asintió tenía tanta razón. – ¿Hoy quedaste de verte con él? – Preguntó\, Alana suspiró\, él ya le había dado la hora para verse hoy\, pero anoche estuvo con él y aunque le gustaba el sexo con él\, quedaba toda molida\, saco su teléfono y le respondió con un simple mensaje a esa bestia\, luego lo guardo y miro a Sebastián

- ¿Qué hay que hacer? – Preguntó divertida\, Sebastián sonrió.

- Tengo una reunión de negocios importante en Topacio – Dijo\, Alana asintió\, sabía que debía aprender de los negocios\, aunque Anastasia había vuelto\, todavía no se dejaría ver- No estás obligada a ir- Comentó al ver la cara poco convencida de la chica.

- Iré- Sonrió\, Sebastián asintió\, después ambos salieron de la oficina y se dirigieron al estacionamiento\, irían en el auto de Sebastián\, él conducía.

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Maximiliano salía de una reunión, se dirigía a su oficina, todos los que lo veían hacían una reverencia ante él, pero ese hombre no le tomaba importancia, su mirada estaba fija en su celular, leyendo aquel mensaje de esa chica, un simple mensaje que lo hacía enfurecer.

“Hoy no puedo, nos vemos el lunes, Bye”

Tan simple ese mensaje, esa mujer lo retaba y eso era algo que no toleraba, entró a su oficina y se aflojo la corbata, detrás de él llegó aquel sexi hombre de la noche anterior, miró como se servía un whisky y bebía como si de agua se tratará.

- ¿Quién te puso de mal humor? – Se burló\, Maximiliano lo miró molestó.

- ¿Qué paso a noche? – Preguntó tratando de olvidarse de aquella mujer.

- Ya están interrogando a los involucrados de la fiesta\, pero la mayoría\, estaban totalmente drogados\, por una bebida azul\, ya se está analizando – Respondió mientras tomaba asiento en el sofá.

- Ese hombre\, ¿Qué hiciste con él? – Preguntó recordado al hombre con él que encontró a Alana.

- Ah\, me he encargado personalmente de interrogarlo\, pero solo dice que le pagaron para drogar a Alana Rosental y llevarla a la cama- Respondió despreocupado tomado su teléfono.

- ¿Quién? – Preguntó con la mandíbula tensa\, extrañamente se sentía furioso al saber que alguien quería a esa mujer.

- No dice\, lo interrogare más tarde- Respondió mirando su teléfono.

- Lo haré yo- Hablo\, aquel hombre sexi lo miró y arqueo las cejas notó lo molesto que estaba y sonrió levemente. – ¿Tan buena es en la cama esa mujer? ¿Puedo probarla? - Preguntó divertido\, Maximiliano lo fulminó con la mirada.

- Te mataré siquiera si la ves\, Axel – Lo amenazó\, aquel hombre comenzó a reír ante esa respuesta.

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Después de una larga reunión de negocios, salieron de aquel edificio, Alana sentía que le dolía la cabeza de tanta información, miró a Sebastián caminar a su lado, él miraba el cielo y dirigió su mirada igual, suspiró, estaba relampagueando.

- Habrá una fuerte tormenta\, lo mejor será que nos quedemos aquí esta noche- Sugirió\, Alana lo miró y sonrió- Tranquila\, puedes dormir conmigo- Acarició su cabeza con ternura.

- Gracias\, Sebas- Dijo emocionada\, Sebastián la trataba como una hermana menor\, era demasiado amable y protector con ella\, aunque también disfrutaba burlarse de ella y más ahora después de saber cómo la dejaba esa bestia. – Hay que avisarle a Anastasia- Comentó\, Sebastián asintió\, sabía que ella estaba a salvo en aquel penthouse\, pero no podía evitar sentirse preocupado por ella.

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Maximiliano estaba en su oficina, uno de sus hombres de confianza entró y le entregó directamente una tablet, mostrando la imagen de Alana y Sebastián entrar a un hotel de lujo, frunció el ceño.

- Se encuentran en Topacio- Dijo el hombre.

- Bien\, continúen vigilándola – Ordeno\, se puso de pie y salió de su oficina\, tenía que descargar aquella furia que sentía\, tenía un trató con Alana Rosental y no estaba respetándolo\, se encargaría de hacerla pagar\, nadie se burlaba de él\, mucho menos una mujer.

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Axel miró a Maximiliano llegar, estaban en una bodega húmeda y abandonada, ahí atado en una silla tenían a ese hombre, Barred, estaba todo golpeado, apenas y se mantenía consciente, Axel tomo una cubeta con agua helada y se la lanzó encima.

- Ahora\, habla ¿Quién te dio la orden de drogar a Alana Rosental? – Preguntó con autoridad.

- No lo sé…solo me pagó un desconocido…- Dijo apenas Barred\, Maximiliano suspiró\, no tenía paciencia en esos momentos para interrogar detenidamente\, iría directo\, camino hacia una mesa donde había algunas pinzas y tomo una- Lo juro\, lo juro…- Dijo atemorizado al ver como ese hombre se acercaba de manera intimidante.

Maximiliano sonrió y dejo caer la pinza al suelo, Barred suspiró con alivio, Axel soltó una leve risa y se alejó un poco.

- Habla- Dijo con una intimidante voz\, Barred miró a ese hombre\, sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a gritar con desesperación\, las manos de Maximiliano se convertían en unas enormes garras\, que arrancaron un brazo de Barred\, el grito desgarrador de dolor de ese hombre se escuchó.

- Sebastián…Holmes- Dijo apenas ese hombre\, Maximiliano controló su irá ante su respuesta. – Ya déjeme vivir\, ya lo dije…fue Sebastián Holmes\, fue él\, el perro fiel de la familia Rosental...- Dijo desesperado tratando de soportar el dolor de la pérdida de su brazo.

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Sebastián miraba dormir a Alana en sus brazos, aquella chica solo podía dormir así cuando habían tormentas eléctricas, a pesar de la vida que llevaba seguía siendo una niña necesitada de amor, le gustaba cuidar de ella, desde que conoció a las hermanas, ellas lo trataron bien,  nunca lo juzgaron por su estatus, se convirtieron en su familia y daría su propia vida para protegerlas, miró su teléfono recibía un mensaje de Anastasia, sonrió, ella se había robado su corazón y si, cometió un estúpido error en el pasado, pero ahora que había regresado esa chica, haría todo para recuperarla y hacerla suya por completo, Alana se quejó entre sus sueños, la arropo bien y beso su cabeza, los ataques que había recibido no eran normal, también sabía que Anastasia ocultaba algo, tenía que hablar con ella a su regreso, tenía el extraño presentimiento que algo estaba por ocurrir, algo que involucraba a las hermanas Rosental.

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