La Bestia

Alana comenzó a despertar después de una larga noche, le dolía todo, literal, todo el cuerpo, miro a los lados no recordaba donde estaba, sintió algo pesado caer por su cintura, levanto aquellas sabanas que la cubrían, había un gran brazo tatuado, rodeando su pequeña cintura, miro a su lado y ahí estaba aquel hombre durmiendo tranquilamente, maldijo por dentro, jamás antes se había quedado dormida después de un par horas de sexo, quitó cuidadosamente el brazo de ese hombre y salió de la cama, dio un paso y cayó al suelo, ahogo su grito, el dolor en la cadera y en su entrepierna era insoportable, a su mente vinieron las imágenes de la noche anterior, ok, no habían sido un par de horas, literal había sido toda la noche, recordó el tamaño de aquel hombre, era de respetar, jamás antes había estado con uno tan grande, era entendible por qué aquel dolor, miro por todas partes y encontró su ropa, gateo hasta a ella y comenzó a vestirse, tomo sus tacones y salió toda adolorida de aquella habitación, al llegar al estacionamiento, parado junto al coche, estaba Sebastián, parecía desvelado, la miró y no pudo evitar sonreír al ver como caminaba.

- ¿Todo bien? – Pregunto tratando de contener su risa, Alana lo fulmino con la mirada.

- ¿Dónde carajos te metiste? - Preguntó molesta.

- En unos pechos así de grandes- Respondió mientras hacía gestos con sus manos, Alana maldijo.

- Joder, vámonos- Dijo mientras se subía a la parte de atrás del coche y se tiraba en él, todo le dolía, pero no podía negar, que había sido una excelente noche, la mejor de todas.

- ¿A casa? – Pregunto, Alana recordó nuevamente lo sucedido del día anterior, suspiro.

- Si – Respondió mientras cerraba sus ojos, necesitaba dormir un rato más y así también olvidar el dolor de su cuerpo.

Sebastián condujo hasta la mansión, entre ratos miraba por el retrovisor, aquella chica dormía nuevamente, realmente había tenido una larga noche, sonrió, por un momento se preocupó al haberla dejado sola, pero cuando el barman le explico cómo se defendió de unos hombres y luego se fue con él jefe de ellos, se sintió más tranquilo, tomo el auricular y realizó una llamada, había pedido a uno de sus hombres que investigara con quien había pasado la noche Alana, pero la respuesta no era la que esperaba, los videos habían sido eliminados y no había nada para saber con quién se había metido, miro nuevamente por el retrovisor, sea quien haya sido, era alguien importante. Se estaciono frente a la mansión, se quedó unos minutos ahí esperando que ella despertara, pero realmente aquel desconocido la había dejado sin energías, soltó una pequeña risa, bajo del coche y abrió la puerta trasera y la cargo como un saco de papas, camino con ella hasta llegar a las puertas de la mansión al entrar se encontró con Joan Black.

- ¿Dónde carajos estaban? ¿Qué le hiciste? – Pregunto molesto al ver a Alana en los brazos de aquel hombre, Sebastián no dijo nada, solo continuo su camino hasta las escaleras- ¡Te hable, maldita sea! - Grito furioso poniéndose enfrente de él.

- Cierra la boca, mi ama, duerme- Soltó con serenidad, pero su mirada amenazante hizo que Joan tragara en seco, dio un paso amenazante, Joan se hizo a un lado y dejo pasar a ese hombre con Alana en brazo, su largo cabello caía sobre su cabeza ocultando su rostro.

Sebastián llegó hasta la recamara de Alana, la recostó en la cama y la arropo, logro ver algunas marcas en su cuello y no pudo evitar reír, tardarían en desaparecer, coloco su bolsa sobre el buró que estaba al lado de la cama, paso una mano por su cuello, tenía sueño, debería ir a descansar, pero la presencia de ese bastardo de Joan Black, lo inquietaba, no quería que molestara a Alana ahora, ella tenía que descansar, había pasado por mucho en los últimos días, por lo menos ese hombre desconocido la había dejado tan agotada como para que durmiera unas largas horas, se acomodó al lado de la cama, dormiría un rato ahí, de esa forma no la dejaría sola, apreciaba mucho a Alana, más que eso la quería, pero no como mujer, más bien como una hermana pequeña y le había prometido a Anastasia Rosental cuidar de ella en su ausencia, cerró sus ojos recordando a aquella chica, hacía años que no la veía, pocas veces se comunicaron por llamada o mensajes de textos, pero ella cambiaba de número muy seguido y era difícil rastrearla, poco a poco se fue hundiendo en un profundo sueño.

********************

Alana abrió sus ojos con pesadez, miro que estaba en su recamará, no recordaba cómo había llegado ahí, se sentó en la cama, su cabeza daba vueltas, poco a poco su mente fue invadida por las imágenes de aquel hombre dándole el mejor de los placeres de toda su vida, así también volvió el dolor en su entrepierna, suspiró, giró su mirada al lado de la cama, ahí estaba Sebastián durmiendo tranquilamente, ahora podía entender cómo es que llegó ahí, aunque no entendía, porqué él dormía a su lado, se puso de pie con esfuerzo y comenzó a caminar con esfuerzo.

- Joder- Gruño en voz baja, sentía sus piernas entumidas y el dolor en sus caderas era insoportable – Alana, valió toda la maldita pena- Susurro así misma para resignarse a su dolor, llegó hasta el baño y se quitó su ropa, se metió a la regadera, el agua caía por todo su cuerpo, se sentía relajante, estuvo un largo tiempo bajo el agua, hasta que decidió salir, se enrollo en una toalla y se miró al espejo.- Ese hijo de su….- Soltó molesta al ver las marcas en su cuello, se quitó la toalla para ver si había más marcas, efectivamente, todo su cuerpo estaba lleno de marcas, miró sus brazos, incluso ahí había unas marcas- ¡Joder, estúpido chupasangre!- Grito molesta mientras se cubría su cuerpo con la toalla y salía furiosa del baño, Sebastián ya estaba frente a la puerta preocupado, dirigió su mirada a su cuello y entrecerró sus ojos.- No digas nada- Dijo entre dientes al ver la mirada divertida de aquel hombre, él solo encogió de hombros.

Alana se metió al armario para vestirse, sin siquiera cerrar la puerta, sabía que Sebastián ni siquiera se asomaría, trato de usar ropa que cubriera su cuello, pero le fue imposible, el calor en esa temporada era insoportable, maldijo para sí misma, salió de la recamará y miro a Sebastián sentado en la orilla de la cama, se acercó y se sentó a su lado.

- ¿Quién fue? – Pregunto mirando su celular, ella se encogió de hombros.

- Pensé que ya lo sabías- Suspiro, tirándose a la cama.

- Pues no, pero era alguien importante, ya que elimino todo rastro de él, ni siquiera los empleados del Club dan información- Respondió acostándose de nuevo a su lado.

- Da igual, no lo volveré a ver. – Dijo despreocupada, era lo mejor no saber el nombre de aquel hombre y dejarlo solo como un recuerdo, no negaba que fue el mejor sexo de su vida, pero repetirlo era imposible, no repetía con los hombres con los que pasaba una noche, Joan había sido la excepción y todo terminó mal.

- Tu ex prometido, está aquí- Comentó Sebastián, recibía información de los hombres a su cargo, Joan Black no se había marchado desde el día anterior que se canceló la boda, había querido entrar a la recamará de Alana, pero sus hombres no se lo permitieron.

- Como jode- Soltó con pesadez- ¿Puedo sacar a esas perras de aquí? – Preguntó, Sebastián negó.

- No, ellas deben estar aquí, al menos que Anastasia regrese y tome el control de la empresa, mientras tanto Maritza y Dana pueden quedarse todo el tiempo que ellas quieran y Maritza también puede involucrarse en asuntos de la empresa, recuerda que cada una tienen un diez por ciento de las acciones – Explicó, Alana suspiró.

- ¿Crees que ella vuelva? – Pregunto recordando a Anastasia.

- Lo hará…- Respondió recordando a aquella mujer del panteón- Pero, por ahora debes tomar las riendas tú- Se sentó de nuevo- Yo estaré manejando los asuntos de la empresa directamente, pero también tienes las acciones que heredaste de tu madre y las que Anastasia te cedió en su momento, eres la accionista mayoritaria, necesito que te involucres, conozco a Maritza querrá usar las acciones de Dana y ella a su favor- La miró con seriedad, Alana asintió, no le gustaba casi los negocios, Anastasia era mejor en eso que ella, pero Sebastián tenía razón en su ausencia, ella estaba a cargo y no estaba sola, sabía que él la apoyaría en todo.

- Bien, lo haré, a partir de mañana iré contigo a la empresa- Sonrió mientras se sentaba, su estómago comenzó a rugir.

- ¿Qué quieres cenar? – Pregunto mientras tomaba el teléfono cerca del buró.

- No, mejor salgamos- Se puso de pie y camino a paso lento a la puerta, Sebastián se rio- Vuélvete a burlar y te los quemo- Lo miro de manera amenazante y señalo su parte baja, él se encogió de hombros.

- Como sea, será difícil salir por la puerta, tu ex prometido sigue ahí- Dijo mostrándole una foto que le había enviado uno de sus hombres, Alana maldijo- Vamos, por el balcón, el coche ya nos espera- Dijo divertido mientras se dirigía al balcón y abría las puertas, miro que Alana camino lo más rápido que pudo, se aguantó la risa, ella se asomó por la ventana, en otras condiciones, bien podría saltar fácilmente, la altura no era impedimento, pero no estaba en sus mejores momentos.

- Cárgame- Extendió sus brazos a él, ahogando su risa, la cargo sobre sus hombros y saltó sin pensarlo por el balcón, camino con ella hasta el coche lujoso que estaba estacionado en la oscuridad del jardín.

- Mantengan la recamará de la señorita vigilada, nadie debe entrar- Ordeno a sus hombres, ellos asintieron y subió a Alana de lado del copiloto, le abrochó el cinturón de seguridad.

- Ay ese hijo de perra- Dijo Alana mientras se veía las marcas por el espejo del coche, mordió su labio inferior y miro a Sebastián subirse del lado de piloto, arranco el carro y salieron a velocidad de la mansión.

- Tranquila, van a desaparecer…- Dijo de manera divertida - ¿Qué quieres comer? – Preguntó mirando por el retrovisor, cerciorándose de que nadie los siguiera.

- Vamos a Le Gros Luxe – Respondió mientras sacaba de su bolsa su maquillaje y comenzaba a cubrir las marcas visibles que aquel hombre le dejo, Sebastián asintió y tomo el rumbo a aquel restaurante, pero antes de llegar se estaciono aun lado de la calle, se quitó el cinturón y busco en la parte de atrás una camisa impecable sin ninguna arruga, comenzó a vestirse ahí en el coche, mientras ella estaba entretenida en su celular, arreglo su cabello y se miró por el espejo para estar perfecto para aquel lujoso lugar al que irían.

Después de terminar de arreglarse, puso en marcha el carro y llegaron hasta el lujoso restaurante, Alana bajo del coche, vestía un sencillo vestido corto a la altura de sus muslos de color verde, escote en V, había logrado cubrir las marcas con el maquillaje y acomodo su largo cabello dejándolo totalmente suelto, Sebastián camino a su lado, ella rodeo su brazo alrededor de la de él, mientras entraban, todos los observaban, mejor dicho la observaban, la noticia sobre la cancelación de su boda y el engaño de su ex prometido con su hermanastra es el chisme del momento, todo mundo lo sabía, pero ella no quería tomarle importancia, camino con elegancia y sin bajar la mirada, nadie la humillaría, el mesero los llevó hasta una mesa, Sebastián le ayudo a sentarse como el caballero que era y luego él se sentó frente a ella, tomaron la carta y Alana no dudo en pedir la botella de vino más costosa para empezar.

- ¿Estás bien? – Pregunto Sebastián, sentía la mirada de todos sobre esa chica, no podía evitar sentirse molesto, Alana suspiro y dejo de mirar la carta del menú.

- Por supuesto, es decir, solo durará un par de semanas el chisme, tal vez meses- Soltó con pesadez, dirigiendo su mirada a algunas mesas, con solo verlos a los ojos aquellas personas que la miraban desviaron rápidamente y trataron de disimular.

El mesero llegó y les sirvió las copas de vino, Alana tomo su copa y aspiro aquel aroma era de su agrado, después tomo un sorbo. – Delicioso- Dijo con una leve sonrisa, Sebastián la imito y bebió de aquella botella asintió, miro al mesero y ordeno lo que ambos comerían.

Alana comenzó a platicar alegremente con Sebastián, sin darse cuenta que estaba siendo observada por aquellos ámbares profundos, desde la que vio llegar no pudo apartar su mirada de ella, la noche anterior había sido tan placentera para él, aquella mujer había cumplido con todas sus expectativas, no, mejor que eso, quería volver a tenerla en su cama, miró a uno de sus hombres se acercó a él.

- ¿Quién es? – Preguntó, cuando despertó esa mañana la mujer se había marchado, por supuesto que se había molestado, jamás antes se había quedado dormido tan profundamente después de una larga noche de sexo, acostumbraba a repetir una que otra sesión durante la mañana, siempre que una mujer lo satisfacía lo suficiente como para aguantar una noche, pero ella, se había escapado mientras él dormía.

- Alana Rosental, hija del difunto Evans Rosental- Dijo entregándole una tablet con la información de aquella chica, leyó que había cancelado su boda el día anterior, el motivo, era por qué su ex novio le fue infiel con su hermanastra, sonrió, leyó cuál era su poder mágico, ahora entendía porque venció fácilmente a sus hombres y porque las marcas de quemaduras que tenía en su espalda, ella era ardiente en todo el sentido de la palabra, levantó su mirada hacía a ella, reía estando en compañía de aquel hombre.

- ¿Quién es ese? – Pregunto de nuevo mientras le entregaba la tablet, el hombre busco la información de Sebastián y se la entregó, el protegido de la familia Rosental- Sebastián Holmes- Susurro ese nombre con cierta molestia, dirigió su mirada a aquella pareja, frunció el ceño ante lo divertida que parecía estar esa chica con ese hombre.

Alana Rosental era la mujer perfecta para complacerlo en la cama, por un largo tiempo, hasta que apareciera otra que la superara, pero mientras eso sucedía, ese hombre ya había tomado una decisión, quería a esa mujer para él, no la compartiría con nadie, siempre obtenía lo que quería y de momento Alana lo era, así que haría todo lo que fuera necesario para tenerla nuevamente en su cama y hacerla gemir su nombre, soltó una pequeña risa oscura, le entregó la tablet a ese hombre y se puso de pie, se acomodó su impecable traje negro a la medida y camino con elegancia hacía la salida.

Alana dirigió la mirada hacia ese hombre que salía, no logró verle el rostro, solo su perfecta y ancha espalda, se le hizo familiar, pero no tomo importancia, Sebastián dirigió la mirada hacia donde veía ella, frunció el ceño al ver a aquel hombre salir escoltado por unos hombres, eran tres, pero se notaba que eran fuertes y también poderosos.

- Oh, cierto, ¿Sabes que hay un nuevo gobernante del país? – Preguntó Sebastián, Alana lo miró con sorpresa- ¿En serio? Debes mantenerte informada de lo que pase con el país donde vives- Le reclamo, ella se encogió de hombros mientras tomaba sus cubiertos.

- ¿Afectara nuestra economía? – Preguntó mientras cortaba su carne.

- No, al parecer nuestro inútil gobernante vendió el país como si fuera un simple terreno- Respondió con pesadez- Pero, se dice que el nuevo dueño del país, es un hombre poderoso – Dijo mirándola, Alana asintió.

- Pues claro que es poderoso, compro un país entero como si fuera una casa, carajo, debe pudrirse en dinero- Soltó asombrada y se metió un trozo de carne a su boca- ¿Quién es? – Pregunto curiosa.

- Aún no se ha dejado ver, pero dicen que es un magnate en los negocios, también se habla mucho de él como hechicero, muy poderoso, incluso dicen que su poder supero a los antiguos- Respondió, Alana arqueo las cejas, que un hombre de la actualidad superara a los antiguos era de sorprender.

- ¿Al menos sabes cómo se llama? – Pregunto sin perder de vista su plato.

- Maximiliano Kingsley- Respondió, Alana lo miró y se quedó pensativa por unos segundos, había escuchado de ese nombre en alguna parte, pero no recordaba de dónde.

- Tiene nombre de perro- Respondió despreocupada, Sebastián asintió.

- Le dicen la bestia – Comentó despreocupado, Alana rio ante ese apodo, no quiso preguntar porqué lo llamaban así.

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Comments

Marien Jose💕🇻🇪

Marien Jose💕🇻🇪

Maximiliano me recuerda a otra bestia que se llama Arman Bastian 😍de otra novela q leí

2025-03-17

9

Mayela Garcia

Mayela Garcia

hola autora me gusta como va la novela espero que pronto actualice

2025-03-17

2

nini

nini

osea🙄🙄 no repite por muy bueeeno q sea . no repite con el mismo 🙄🙄🙄🤣🤣🤣

2025-04-08

1

Total
Capítulos
1 Alana
2 El testamento
3 Cancelación
4 Noche
5 La Bestia
6 Gala
7 El juego
8 El negocio
9 Anastasia
10 El contrato
11 La reunión
12 Hermanas Rosental
13 Antes de lo planeado
14 El reto
15 Una invitación
16 Ninguna es perfecta
17 Bebida azul
18 Fiesta clandestina
19 El culpable
20 Él es inocente
21 Le confió mi vida entera
22 El pago
23 Llámeme si necesita ayuda
24 Las fianzas
25 La mayor de las hermanas Rosental, ha vuelto
26 No es el único que puede protegerla
27 Obsesión mutua
28 El anuncio de la boda
29 Corazón azul
30 La tormenta
31 El viaje
32 Tienes que casarte
33 No me casare contigo
34 Aléjate de él, Alana
35 ¿Qué haré contigo, Alana?
36 Me casare con Alana Rosental
37 Me encantas
38 Quiero protegerla
39 Encuentro
40 Dulces pesadillas
41 Eres muy orgulloso
42 La casa de campo
43 ¿Me extraño Señorita Rosental?
44 Un mes para la boda
45 Pesadillas, háganse realidad
46 Perdiendo el control
47 Me pertenece
48 La próxima semana
49 Anillo de compromiso
50 Deseo, que se enamore de mí
51 Luna de Miel
52 Se amarían por la eternidad
53 Protégete, Protégela
54 La ultima voluntad
55 Nuevo hogar
56 Cómplice
57 Debo alejarme de la bestia
58 No puedes acercarte a ella
59 Dos
60 Arrasara con toda vida humana
61 Frío corazón
62 Niños
63 La encontraré
64 Como ordene, Mi Lady
65 Sujetos de prueba
66 Nacerán pronto
67 Larga noche
68 Por los gemelos
69 Fuera de control
70 Mis hijos
71 ¿Me extraño Señora Kingsley?
72 Nuestros hijos
73 Papá Bestia
74 Dilo de nuevo
75 Extráñame
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Alana
2
El testamento
3
Cancelación
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Noche
5
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El negocio
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Anastasia
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El contrato
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La reunión
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Hermanas Rosental
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El reto
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Una invitación
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Ninguna es perfecta
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El culpable
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Él es inocente
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Le confió mi vida entera
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El pago
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Llámeme si necesita ayuda
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Las fianzas
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La mayor de las hermanas Rosental, ha vuelto
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No es el único que puede protegerla
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Obsesión mutua
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El anuncio de la boda
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Corazón azul
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La tormenta
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El viaje
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Tienes que casarte
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No me casare contigo
34
Aléjate de él, Alana
35
¿Qué haré contigo, Alana?
36
Me casare con Alana Rosental
37
Me encantas
38
Quiero protegerla
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Encuentro
40
Dulces pesadillas
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Eres muy orgulloso
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La casa de campo
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¿Me extraño Señorita Rosental?
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Un mes para la boda
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Pesadillas, háganse realidad
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Perdiendo el control
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Me pertenece
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La próxima semana
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Deseo, que se enamore de mí
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Debo alejarme de la bestia
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No puedes acercarte a ella
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Arrasara con toda vida humana
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