Sin temor a lo que vendra.

Debo admitir que yo no lo amaba, pero sí lo quería. Era bueno con los niños y conmigo. Aunque siempre sentí esa lejanía entre nosotros.

Tal vez era por la falta de amor o porque en realidad nunca estuve dispuesta a ser su esposa de verdad.

Yo era la que me alejaba, la que lo dejaba solo por enfocarme en mi trabajo. Ha mi tienda le estaba yendo de maravilla y era la excusa perfecta para no pasar tiempo juntos.

Fui egoísta lo sé, pero no quería lastimarlo más de lo que ya lo hacía. No me sentía cómoda estando entre sus brazos, pero me esforzaba ya que sabía que le debía demasiado.

Gracias a su esfuerzo y dedicación los niños y yo teníamos la estabilidad que tanto deseábamos.

Podrán decir lo que quieran de mí, pero que fui desagradecida jamás. Bueno al menos no hasta este punto.

Todo comenzó a desvanecerse poco más de un año después. Ya no éramos tan cercanos aunque nunca lo fuimos desde el principio, si disfrutábamos de buenos momentos.

Pero todo cambio cuando encontré a Fabián teniendo una aventura. Un día quise ir de sorpresas a su taller lo vi junto a otra mujer teniendo sexo en su oficina.

_ Irina amor espera. Esto no es lo que tú crees.

_ Cómo no puede ser lo que yo creo si lo estoy viendo con mis propios ojos Fabián.

_ Sí pero las cosas no son lo que parecen.

_ Deja de ser tan hipócrita tienes los pantalones abajo y tu asqueroso pene dentro de esa mujer.

_ Por favor cariño déjame explicártelo.

_ Esta noche no vuelvas a casa necesito pensar las cosas.

Me marché del lugar furiosa. Entiendo que yo lo evitaba, pero nunca le fui infiel. Toda mi atención se la llevaban los niños y mi trabajo. No otro hombre.

Esa noche después de pensarlo mucho decidí no divorciarme.

Lejos de ser madura y terminar con todo yo le devolví la humillación y también me conseguí un amante.

Fabián con sus 35 años era atractivo, pero yo en mis 26 lo era mucho más y no solo lo engañé con uno, sino con varios sujetos.

Sentía mi orgullo herido. No lo amaba pero sí lo respeté durante nuestro matrimonio. Que él fuera el primero en fallar me hirió demasiado.

Mientras mi negocio crecía. Mi relación se desmoronaba a pedazos y así para mis 28 años quedé soltera nuevamente.

Después de dos años en conflicto le di el divorcio a Fabián.

Ahora me encontraba mejor parada ya tenía mi negocio y la mitad del taller ya que Fabián dejó embarazada su amante la corte me dio la mitad de todo lo suyo.

Mis hijos se habían encariñado con él. Pero qué se podía hacer. Fabián estaba iniciando una nueva familia propia y yo no le deseaba el mal. Al contrario fue mi salvación en mi peor momento.

Así que no le hice drama y solo arreglamos en que me daría algo de dinero y terminaríamos por la paz.

Otra vez estaba sola con mis pequeños. Pero ya no le temia a lo que vendría.

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