Que más podía pedirle a la vida.

Las peleas de mis padres se hicieron cada vez más fuertes. Ellos solían gritarse y golpearse y luego era mi turno de recibir todo su odio y frustración.

Tanto así que acabé con un brazo roto. Cuando volví a ver a Amadeo no cabía de tanta felicidad.

_ Amadeo no puedo creer que seas tú.

Le digo entre lágrimas al cruzarnos en una tienda de convivencia.

_ Irina ¿Qué te ha sucedido?

_ Ya sabes lo mismo de siempre. ¿Por qué no volviste por mí?

_ Tenía muchas cosas que arreglar. Demasiados problemas en mi vida que necesitaba de toda mi atención.

_ Lamento mucho lo sucedido Amadeo. Si no fuera por el amor que siento por ti, tú no estarías pasando estas cosas tan terribles.

_ Yo también soy culpable Irina. Me dejé llevar por la situación y nunca pensé en las consecuencias de mis actos. Como ya sabrás me despidieron. Así que estoy pensando en mudarme a otra ciudad a iniciar una nueva vida.

_ ¿Y qué sucederá con nosotros? ¿Todavía tengo espacio en tu vida?

_ Claro que lo tienes. Podemos irnos juntos e intentar hacer las cosas bien esta vez.

Corro a sus brazos entre lágrimas. Sabía que dulce Amadeo no me dejaría sola. Esta era la oportunidad por la que tanto rogué estos meses.

Por fin la vida me daba la oportunidad de ser feliz junto al hombre que yo amaba.

Así fue como decidimos Iniciar una nueva vida juntos. Yo con apenas 19 años me casé con el hombre que tanto quería y me convertí en la madrastra de la pequeña Tatiana de ahora 3 años de edad.

Nos mudamos a otra ciudad buscando un nuevo comienzo. Al principio la niña no entendía muchas cosas, pero yo la amaba como si fuera mi propia hija. Después de todo era el vivo retrato de mi Amadeo.

_ Hola corazón. Yo soy tu nueva mami.

_ ¿Y mi mami lorenza?

No se como explicarle a la niña lo sucedido.

_ Ella tenía muchas cosas que hacer, por eso me encargó que cuidara muy bien de ti.

_ Y mi papi sabé de esto.

_ Claro que lo sabé. Es por eso que yo estoy aquí. Juntos los tres seremos una muy bonita familia.

De a poco me fui ganando el cariño de la pequeña Tatiana. Podría decirse que tuve suerte ya que ella era pequeña y desconocía muchas cosas.

Lo que hizo que no fuera tan difícil ganarme su confianza y su cariño.

Amadeo consiguió un buen empleo siendo maestro de una escuela nocturna y todo parecía encajar a la perfección.

Teníamos una bonita casa. Amadeo me llenaba de regalos, pero lo que más amaba de él era que me brindará su tiempo.

Me encantaba pasar tiempo en familia los tres juntos. Y por las noches poder disfrutar de la vida matrimonial. Que ambos gozabamos a más no poder.

Asi fue que dos años después di a luz a nuestro primer hijo Iván.

Me sentía la mujer más dichosa de todas. Tenía la familia perfecta. Un esposo maravilloso y dos hijos encantadores.

¿Qué más podía pedirle a la vida?

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