No quiero que mi hija me odie.

Ese lunes fui cuál diosa y firme oficialmente nuestra colaboración. Para mi sorpresa Armando no se encontraba en el lugar, solo su abogado y secretario.

Estos después de todo el papeleo me invitan a una pequeña celebración que han organizado para todos los que consiguieron cerrar los contratos.

Allí lo veo junto a su estúpida Barbie. Esa mujer no lo dejaba solo ni por un instante. Así que yo solo disfrutaba junto a otro apuesto socio que se encontraba en el lugar.

Me sorprendí al notar que este usaba uno de mis más exclusivos perfumes. Lo que lo hacía mucho más atractivo a mi vista.

Lo pasamos increíble entre buena champaña y charlas agradables. Tanto asi que no me doy cuenta de la hora y de lo tarde que ya es.

Cuando ya es momento de retirarme Armando por fin se acerca a mí, pero lo ignoro por completo pasando junto a él sin siquiera saludarlo.

Voy por mi bolso y observó como ambos están hablando. Vuelvo y le doy dos fuertes besos en la mejilla a uno, mientras que a Armando solo le estrechó la mano.

Sin palabras de por medio. Solo me despedí de su agradable amigo y salí del lugar sin mirar atrás.

Armando tiene una hermosa novia y tal parece que recapacito de su mal actuar y decidió seguir con ella.

No estoy celosa ni nada por el estilo. Pero tampoco soy plato de segunda mesa para que solo juegue conmigo.

Luego de eso vuelvo a casa junto a mis amados hijos que me reciben con mucho cariño.

Solo fue una semana, pero los extrañaba demasiado a los dos.

Cabe mencionar que Tatiana cree que yo soy su verdadera madre. Yo nunca me atreví a contarle la verdad y ella me ama como tal.

No sospecha que gracias a mí su verdadera madre se quitó la vida y espero jamás se entere. No quiero que mi amada hija me odie.

Yo nunca los trate diferente. Nunca hice diferencia entre los dos, ya que ambos eran hijos del hombre que ame como a ninguno.

Gracias a mi esfuerzo ellos disfrutaban de una vida plena y cómoda. A lo cual les daba los mismos caprichos a ambos por igual.

Tatiana que para ese entonces ya tenía 13 años era mi princesa consentida e Iván de 10 años era mi príncipe azul.

Ninguno se cuestionaba la ausencia de Amadeo, ya que sabían la triste verdad. Eso sí nunca se los oculte.

Cada aniversario íbamos y le llevábamos flores y pasábamos todo el día contándole como estaba nuestra vida.

Los niños le decían de sus locuras y de sus buenas notas en el colegio. Por otro lado, yo le recordaba cuanto lo amaba y toda la falta que me hacía a pesar de los años.

Esos eran los mejores momentos que compartíamos como familia. Solo en esa ocasión volvíamos a ser los cuatro.

BUEN DOMINGO QUERIDAS LECTORAS. PIDO DISCULPAS POR NO ESTAR SUBIENDO CAPÍTULOS. HE ESTADO ENFERMA Y RECIÉN HOY ME ESTOY SINTIENDO MEJOR. EN ESTA SEMANA YA LE ESTARÉ DANDO EL FINAL Á LA NOVELA.

NO VOY A CORTAR PARTES NI NADA SÓLO TRABAJE EL DOBLE PARA RECUPERAR EL TIEMPO PERDIDO. GRACIAS POR TODO EL APOYO QUE LE DAN. BENDICIONES Y SALUDOS DESDE ARGENTINA. SU AUTORA NARY ♡

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