¿Acaso fue mi culpa?

Veo como Armando queda sorprendido por la noticia de que pronto me iré. Pero al menos logro que se vuelva a centrar en mi cara.

_ ¿Se marcha tan pronto?

_ Así es. Solo estoy de pasada. No hay nada aquí que me detenga más de lo debido.

_ El lunes tiene que ir a mi oficina a revisar el contrato con las modificaciones hechas hoy.

_ Okay ahí estaré sin falta. Que tenga un buen día señor Escandón.

Lo acompaño hasta la entrada casi a empujones y le cierro la puerta en la cara sin previo aviso.

Luego de eso me dejé caer al piso. Estaba demasiado emocionada y caliente, si no lo despachaba rápido no podría haber resistido tanta tentación.

Llevo mis manos hasta mi zona ya muy húmeda y me masturbo pensando en Armando.

¿Cómo se cogerá esa Barbie? ¿Será gentil y caballeroso O tal vez es rudo y salvaje?

No tardo mucho en llegar al clímax imaginando que son sus manos tocando mi cuerpo.

Tenía un propósito y ese era no solo hacer crecer mi negocio si no que también quería a ese hombre en mi cama.

Estaba acostumbrada a lograr lo que quería así que no me di las consecuencias y me lancé a lo pendeja sin paracaídas.

¿Pero acaso fue mi culpa? Ese hombre me demostró con cada centímetro de su piel que me deseaba y que quería lo mismo que yo.

Entonces si yo cometí un pecado, él lo cometió más que yo. Ya que yo no tenía ninguna relación. Estaba totalmente soltera y disponible.

En cambio Armando. Tenía una novia, pero con su actitud me demostró que no le importaba en lo más mínimo respetar su relación y los sentimientos de esa mujer.

Así que si yo soy culpable entonces Armando lo es aún más.

Luego de acabar con mi asunto y decidir cometer otra nueva locura llamo a casa para informarles que el miércoles a más tardar ya estaré de regreso.

Los niños se emocionan mucho por la noticia de que pronto volveré a casa y eso me deja tranquila.

Saber que tengo todo el cariño de Tatiana y Iván. Soy afortunada, pero es inevitable para mí desear más. Ahora entiendo que ser demasiado codiciosa también trae sus consecuencias.

Pero ya no puedo remediar mis errores del pasado, no puedo volver a aquella época y decirme a mí misma. Qué es mejor pensar las cosas con la cabeza en frío. Que los errores siempre se pagan tarde o temprano.

Aunque me interesaba Armando no estaba dispuesta a hacer una simple amante. Ya pasé por eso una vez y no estaba dispuesta por nada del mundo a hacerlo de nuevo.

Al menos esa lección sí aprendí en aquel entonces.

Como era sábado me dispuse a disfrutar del poco tiempo que me quedaba recolectando las últimas piezas para mis nuevas creaciones y disfrutando del hermoso paisaje que me regalaba aquella mágica ciudad.

También aproveché para llevarle muchos regalos a mis queridos hijos y así de mostrarles cuánto los había extrañado. En un abrir y cerrar de ojos ya era lunes.

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