MALOS ENTENDIDOS

Andrew estaba en su oficina, mirando por la ventana con una expresión de disgusto. No podía creer lo que estaba pasando. Desde que Samantha había comenzado a pasar más tiempo con Cristopher, su frustración había ido en aumento. Sabía que algo estaba cambiando entre ellos, y no podía permitirlo. Samantha era parte clave de sus planes, y la posible recuperación de Ana complicaba aún más las cosas.

Andrew: (golpeando el escritorio) Maldita sea. No puedo dejar que Cristopher se acerque más a Samantha. Si Ana se recupera, perderé todo el control que tengo sobre ella.

Mientras Andrew planeaba sus próximos movimientos, Samantha y Cristopher continuaban acercándose cada vez más. Esa noche, el cielo se había oscurecido con pesadas nubes, y una tormenta había comenzado a azotar la ciudad. Samantha había pasado el día en el hospital, pero al caer la noche, Cristopher se ofreció a llevarla a casa.

Cristopher: (conduciendo) Es una noche terrible. Me alegra que hayas aceptado que te llevara. No quiero que te pase nada.

Samantha: (mirando por la ventana) Gracias, Cristopher. Realmente aprecio todo lo que estás haciendo, no solo por mi mamá, sino también por mí.

El silencio que siguió estuvo cargado de emociones no expresadas. Ambos sabían que algo había cambiado entre ellos, pero ninguno se atrevía a mencionarlo.

Al llegar a la casa, Cristopher entro al garaje y se volvió hacia ella.

Cristopher: Samantha, he estado pensando... sobre nosotros.

Samantha: (mirándolo con curiosidad) ¿Sobre nosotros?

Cristopher: Sí. Siento que, a pesar de todo lo que ha pasado, hay algo entre nosotros que no podemos ignorar.

Samantha: (respirando profundamente) Cristopher, no sé qué decir. Es complicado. Todo lo que ha pasado... aún estoy tratando de entenderlo.

Cristopher: (tomando su mano) Lo sé, y no quiero presionarte. Solo quiero que sepas que estoy aquí, que lo que siento por ti es real.

El contacto de sus manos encendió una chispa, y antes de que pudieran detenerse, se encontraron mirándose intensamente. Cristopher se inclinó hacia ella, y sus labios se encontraron en un beso apasionado, cargado de emociones reprimidas y deseos no expresados.

El mundo exterior desapareció mientras se perdían en el momento. Sus labios se movían con urgencia, explorando, descubriendo. Era un beso que hablaba de redención, de un nuevo comienzo, de sentimientos que habían estado ocultos durante demasiado tiempo.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban sin aliento, sus ojos aún cerrados, disfrutando del calor del momento. Samantha abrió los ojos lentamente, mirando a Cristopher con una mezcla de confusión y deseo.

Samantha: (susurrando) Necesito... pensar.

Cristopher: (mirándola con comprensión) Lo entiendo. No quiero apresurarte.

Samantha: (asintiendo) Gracias por traerme a casa. Hablaremos mañana.

Cristopher: si, sammy

Samantha salió del coche, dejando a Cristopher sumido en sus pensamientos. Mientras caminaba hacia su habitación, las emociones la abrumaban. No sabía qué pensar del beso. Por un lado, había sido increíble, pero por otro, aún estaba lidiando con sus propios sentimientos hacia Cristopher.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, su teléfono vibró con un mensaje. Al mirarlo, vio que era de Andrew.

Andrew: Hola, Samantha. ¿Te gustaría almorzar mañana? Me encantaría verte.

Samantha frunció el ceño, sintiendo una incomodidad al ver su nombre en la pantalla. Después de lo que había pasado con Cristopher, la idea de ver a Andrew no le resultaba atractiva. Le tomó unos momentos decidir cómo responder.

Samantha: Hola, Andrew. Gracias por la invitación, pero tengo asuntos personales que resolver. Tal vez en otra ocasión.

La respuesta no tardó en llegar.

Andrew: Entiendo. Pero si necesitas algo, ya sabes que siempre estoy aquí para ti.

Samantha dejó el teléfono a un lado, sintiéndose aliviada de haber evitado el encuentro con Andrew. Su mente volvió al beso con Cristopher, preguntándose qué significaba realmente.

Mientras tanto Cristopher en su habitación entro a bañarse y su mente esta en Samantha y su po**a esta erecta de solo pensar en ese beso con Samantha, y se hecho agua fria para bajar el calor. Y aún así no baja y comienza a frotarse de solo pensar en Samantha. Hasta que se termina en su mano.

A la mañana siguiente, Samantha despertó con la mente aún llena de preguntas. Decidió que necesitaba aclarar las cosas con Cristopher, pero no estaba segura de cómo hacerlo. Después de pasar la mañana en el hospital con su madre, se dirigió a la oficina de Cristopher para hablar.

Samantha caminaba con decisión hacia la oficina de Cristopher. Después de días de reflexión, había decidido hablar con él sobre sus sentimientos, sobre el beso de la noche anterior, y aclarar cualquier confusión entre ellos,mientras subía en el ascensor, su corazón latiendo con fuerza.

Al llegar, empujó suavemente la puerta de la oficina, que estaba entreabierta. Lo que vio la dejó congelada en el lugar. Una mujer, una colega de Cristopher, se inclinaba hacia él y, sin previo aviso, lo besaba. Cristopher, sorprendido, reaccionó inmediatamente, apartándose de ella con firmeza.

Cristopher: (con dureza) ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Sal de mi oficina ahora mismo!

Colega: (con nerviosismo) Lo siento, pensé que...

Cristopher: (interrumpiéndola) No hay nada que pensar. Sal.

Samantha no escuchó el resto. Su corazón se hundió mientras daba media vuelta y salía rápidamente del edificio. Las lágrimas se caían, mientras caminaba sin rumbo, tratando de procesar lo que acababa de presenciar. No había escuchado la firmeza en la voz de Cristopher ni cómo había rechazado el beso. Para ella, la imagen de los dos besándose era suficiente.

Más tarde, encontró refugio en un café cercano, como por la conmoción. Tomó su teléfono y marcó el número de Zoe con dedos temblorosos.

Samantha: (con voz temblorosa) Zoe, necesito verte. Ahora.

Zoe: (preocupada) Claro, Sam. ¿Dónde estás?

Samantha: En el café cerca de tu casa. ¿Puedes venir?

Zoe: Dame cinco minutos. Estoy en camino.

Samantha apenas se dio cuenta de cómo el tiempo pasaba mientras esperaba a Zoe. Cuando su amiga llegó, Samantha se levantó de la silla y se lanzó a sus brazos, sollozando.

Zoe: (abrazándola) Sam, ¿qué pasó? ¿Por qué estás así?

Samantha: (entre lágrimas) Lo vi... vi a Cristopher besándose con otra mujer.

Zoe: (sorprendida) ¿Qué? ¿Cuándo?

Samantha: Hace unos minutos. Fui a su oficina y lo vi. No sé qué pensar.

Zoe: (con calma) ¿Estás segura de lo que viste? ¿Podría haber sido un malentendido?

Samantha: (sacudiendo la cabeza) No lo sé. Parecía tan real. No podía quedarme para averiguarlo.

Zoe: Lo siento mucho, Sam. ¿Qué piensas hacer?

Samantha: (respirando profundamente) No lo sé. Me siento traicionada, confundida... Se qué no tenemos nada pero, porque me habla de arreglar las cosas si se está besando con otra.No quiero hablar con él ahora.

Zoe: Está bien, tómate tu tiempo. No tienes que decidir nada ahora. Pero tal vez deberías hablar con él más adelante, para entender qué pasó.

Samantha asintió, aunque en ese momento no quería enfrentar a Cristopher. Sentía que todo lo que había construido con él se desmoronaba. En ese momento, su teléfono vibró de nuevo con el mismo mensaje de Andrew.

Andrew: Hola, Sam. ¿Te gustaría almorzar mañana? Me encantaría verte.

Samantha miró el mensaje durante un largo momento antes de responder.

Samantha: Hola, Andrew. Mañana no puedo, tengo asuntos personales que resolver. Pero gracias por la invitación.

La respuesta de Andrew llegó rápidamente.

Andrew: Entiendo. Pero si necesitas algo, estoy aquí para ti. Siempre.

Samantha: (a Zoe) Andrew quiere verme mañana, pero le dije que no puedo.

Zoe: Tal vez un poco de distracción te haría bien. ¿Por qué no le das una oportunidad?

Samantha: (susurrando) No estoy segura. Todo es tan complicado ahora.

Zoe: Lo entiendo. Pero recuerda, no tienes que enfrentarlo todo sola. Andrew puede ser un buen amigo en estos momentos.

Samantha: (mirando a Zoe) Tal vez tengas razón.

Esa noche, mientras Samantha se acurrucaba en su cama, los eventos del día se repetían en su mente. La imagen de Cristopher y la mujer, la confusión, el dolor... Pero también el mensaje de Andrew, su oferta de apoyo. No sabía qué camino tomar, pero sabía que necesitaba claridad.

A la mañana siguiente, después de una noche inquieta, Samantha tomó una decisión. Se levantó temprano y envió un mensaje a Andrew.

Samantha: ¿Todavía estás disponible para vernos hoy? Un paseo podría ser bueno.

Andrew: Por supuesto. ¿Te recojo en una hora?

Samantha: Suena bien. Gracias, Andrew.

Cuando Andrew llegó, el clima era perfecto para un paseo por la playa. El sol brillaba con fuerza, y el sonido de las olas parecía ofrecer un consuelo silencioso. Condujeron en silencio, Samantha perdida en sus pensamientos, y Andrew respetando su espacio.

En la playa, caminaron lado a lado, dejando que el sonido del mar llenara el silencio. Finalmente, Andrew rompió la tranquilidad.

Andrew: (mirándola) ¿Quieres hablar de lo que te preocupa?

Samantha: (mirando al mar) No... no estoy lista para hablar de eso todavía.

Andrew: (sonriendo comprensivamente) Está bien. Solo quería que supieras que estoy aquí para ti.

Samantha: (mirándolo con gratitud) Gracias, Andrew. Eso significa mucho para mí.

Pasaron el resto de la tarde en la playa, disfrutando de la serenidad del lugar. Samantha no mencionó a su madre ni a Cristopher, y aunque Andrew sabía más de lo que ella revelaba, no la presionó. Quería ser el apoyo que Samantha necesitaba, esperando pacientemente a que estuviera lista para hablar.

Cuando el sol comenzó a ponerse, Andrew se volvió hacia Samantha.

Andrew: Sam, sé que estás pasando por mucho. Solo quiero que sepas que no estás sola. Estoy aquí para cualquier cosa que necesites.

Samantha: (con una pequeña sonrisa) Lo sé, Andrew. Gracias por estar aquí hoy. Realmente lo necesitaba.

Andrew: (tomando suavemente su mano) Siempre estaré aquí para ti.

Samantha asintió, sintiéndose un poco más ligera después del día en la playa. Aunque aún no estaba lista para enfrentar a Cristopher, sabía que tenía amigos que la apoyaban. Y eso, por ahora, era suficiente.

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