Cristopher caminó con decisión hacia la habitación de Samantha. Una expresión denotaba una mezcla de impaciencia y algo que podría interpretarse como determinación.
Tocó la puerta antes de abrirla, solo para encontrarse con una cama vacía.
-Cristopher: Samantha... Samantha, necesito hablar contigo.
Su voz resonó en el lugar cargada de autoridad.
Al no recibir respuesta, frunció el ceño y empezó a buscarla por toda la habitación. Tocó en el baño antes de entrar y nada, revisó el baño, el vestidor, incluso se asomó al balcón. Y nada. La ausencia de Samantha lo irrita más de lo que él estaba dispuesto a admitir.
-Cristopher: ¿Dónde demonios está esta mujer?
Murmuró mientras salía de la habitación.
Recorrió la casa con paso firme, inspeccionando cada rincón: el vestíbulo, la sala de cine, el gimnasio, la sala de estar. Pero no había rastro de ella. Finalmente, decidió ir a la cocina y ahí estaba, junto al mostrador, con una taza de café en la mano y una expresión tranquila en el rostro.
Al verla, un pequeño suspiro de alivio escapó de los labios de Cristopher, aunque no dejó que eso se le notara en su semblante. Se acercó a ella con determinación.
Cristopher: Samantha, al fin te encontre. ¿Que creíste, que podas esconderte de mi?
Dijo en un tono ligeramente burlón.
Samantha lo mira por encima de la taza y arquea una ceja.
-Samantha: ¿Esconderme? Claro que no, señor Bustamante.
¿Por que haría algo así?
Respondió con ironía
Cristopher soltó una carcajada.
-Cristopher: Sabes que no te atreverías, mi amada esposa.
La risa de samantha resonó en la cocina, ligera pero llena de ironía que le molesto.
-Cristopher: ¿De qué te ríes?
—preguntó Cristopher, con un tono de irritación.
-Samantha: De tus palabras. ¿Te escuchaste? "Amada esposa".
Samantha deja su taza encima de la meseta y lo mira directamente a los ojos, Que adorable iluso eres.
La burla en sus palabras encendió algo en Cristopher. Sin pensarlo mucho, dio un paso hacia ella y la tomo por la cintura con fuerza, acercándola bruscamente.
Su otra mano subió hasta su cuello, sosteniéndola en un agarre firme pero sin lastimarla. Sus rostros estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro.
-Samantha: ¿Que haces?
Preguntó intentando zafarse de su agarre.
-Cristopher: lo que debería haber hecho hace tiempo.
Su voz era baja, casi un susurro, cargada de una intensidad que la hizo estremecer.
Antes de que pudiera decir algo mas, Cristopher inclino su cabeza y sus labios rozando lod de ella.
Fue un beso intenso, lleno de pasión y desafío. Samantha trato de resistirse, pero sus movimientos eran torpes, atrapada entre la sorpresa y una oleada de emociones contradictorias.
-Samantha: Cristopher, suéltame
murmuro entrecortadamente, apartando la cara.
-Cristopher: ¿Por qué?
con una sonrisa que no era del todo amable.
¿No es esto lo que una esposa debería hacer por su marido?
-Samantha: No soy tu amada esposa
la voz de samantha sonaba firme, pero su respiración agitada la traicionaba
Cristopher dejo escapar una risa baja.
-Cristopher: Eso lo podemos arreglar en unas cuantas horas.
Sus palabras eran como una promesa que no estaba segura de querer escuchar.
-Samantha: Cristopher, por favor...
Insistió Samantha, tratando de mantener la compostura.
-Cristopher: ¿Y si no quiero soltarte? ¿Que vas hacer? ¿Gritar?
Su tono era provocador mientras acercaba su rostro al cuello de ella.
El contacto de sus labios en su labios en su piel hizo que un leve gemido ahogado escapara de samantha, lo que le pareció divertido.
-Cristopher: ¿Ves? Sabias que no te quejarías demasiado.
Cristopher finalmente aflojo su agarre, pero su mirada seguía clavada en ella con intensidad.
Samantha retrocedió un par de pasos, tratando de recuperar el aliento. Su mente era un torbellino de emociones: Ira, confusión, y algo mas que no estaba dispuesto a reconocer.
-Samantha: No vuelvas a hacer algo así
dijo intentando que su voz sonara mas firme de lo que realmente sentía.
Cristopher no respondió. Simplemente, se dio la vuelta y salió de la cocina, dejando a Samantha con el corazón latiendo, desbocado y un sinfín de pensamientos cruzados en su cabeza.
Samantha subió a su habitación con pasos apresurados, su mente aun reviviendo lo que acababa de suceder. Cerró la puerta tras de sí y se apoyó en ella, tratando de calmarse por lo sucedido. La sensación de los labios de Cristopher sobre su cuello aún quemaba su piel.
-Samantha: Estúpido... arrogante...
Murmuró para sí misma mientras se dirigía al baño.
Encendió la ducha, dejando que el vapor llenara la habitación, y se desnudo lentamente, el agua caliente golpeo su cuerpo, ayudándola a relajarse, pero incluso bajo el chorro de agua, no podías quitarse de la cabeza la intensidad de la mirada de Cristopher, la forma en la que había sujetado como si fuera suya.
Cuando sale del baño, envuelta en una toalla, tomo su teléfono y marco el numero de Zoe, necesitaba hablar con alguien desahogarse antes de volverse loca.
-Zoe: ¿Hola?
Contestó con su tono animado de siempre
-Samantha: Zoe necesito hablar contigo.
La voz de Samantha era tensa
-Zoe: ¿que paso? ¿Esta bien?
—preguntó Zoe, alarmada
Samantha suspiro y comenzó a contarle todo: Como Cristopher le había buscado por toda la casa, como la había encontrado en la cocina, y como la había besado sin su consentimiento.
-Zoe: ¡¿Que?! Ese hombre esta loco ¿Que piensas hacer?
-Samantha: No lo sé, Zoe. Me siento tan... confundida. Una parte de mí, pues. Quería enfrentarlo, pero la otra, pues...
Zoe suspiro del otro lado de la línea.
- Zoe: mira, Sam, sé que no es fácil, pero no puedes dejar que él te controle. Si se pone demasiado intenso, tienes que enfrentarlo o buscar una forma de ponerle límites. Pero mientras tanto.
-Samantha: ¡¿Pero Que, mientras tanto queee?! Zoe
-Zoe: simple, mientras tanto arriésgate.
La risa de zoe era ligera
Si es tan intento, aprovéchalo para jugar con su propia intensidad. Sé más lista que él.
-Samantha: ¡¿Esta loca?!
Respondió Samantha riendo
-Zoe: Tal vez. Pero tu también si lo sigue dejándose salir con la suya. Hazlo dudar, Sam.
A veces, los hombres como Cristopher necesitan que le recuerde que no tienen el todo el control.
Samantha no respondió de inmediato. Las palabras de Zoe resonaban en su mente, plantando una semilla de posibilidad.
¿Y si tiene razón? ¿ Y si podía jugar con su propio juego?
Gracias ZOE: NECESITABA ESTO.
-Zoe: Para eso están las amigas.. Ahora ve y muéstrale quien manda.
Samantha colgó, sintiéndose un poco, mas fuerte, aunque sabia que la batalla con Cristopher apenas comenzaba.
AL DIA SIGUIENTE
Cristopher esta en su oficina, sumido en una pila de documento que enriquecen su atención.
La noche anterior había sido emocionante y la piensa repetir mas seguido.
Pero ahora no tiene tiempo para estar pensando en eso, es un hombre de negocios, y el trabajo siempre está primero.
Unos golpes en la puerta lo sacan de sus pensamientos. Antes de que pudieras responder, la puerta se abre y una mujer alta entra de cabello oscuro y con una actitud descaradamente confiada. Su vestido ajustado dejaba poco a la imaginación.
Dijo Cristopher con una sonrisa desatada mientras cerraba la puerta tras de sí.
No puedo dejar de pensar en ti... y en lo que podríamos hacer aquí, ahora mismo.
Lo dice con una sonrisa de seducción.
Cristopher levanta la vista, sus ojos oscuros y serios
-Cristopher: No tengo tiempo para tus juegos, victoria retírate
Ella se acerca mas, a el ignorarla por completo.
-Victoria: Oh, vamos se que deseas tanto como yo.
Su mano se posan sobre el escritorio, inclinándose a sí con descaro.
-Victoria: No puedo sacarme de la cabeza como seria si...
-Cristopher: Basta
La voz de Cristopher resonó en la oficina,
si vuelve a insistir en algo así, te aseguro que tu próxima asignación será en la empresa de Italia y créeme, no será un ascenso.
El rostro de victoria se volvió pálido.
Retrocedió unos pasos, evidentemente sorprendida por la dureza de su respuesta.
-Victoria: Lo siento, no quería ofenderte...
Murmuró antes de salir apresuradamente de la oficina.
Cristopher soltó un suspiro, pasándose la mano por el cabello. No tenia tiempo ni paciencia para lidiar con tonterías. Su mente volvió, casi contra su voluntad a Samantha, Había algo en ella que lo desconcertaba y lo atraía al mismo tiempo
Sacudió su cabeza, decidió concentrarse en su trabajo.
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Comments
Julia Bazán
estás a punto de quemarte sigue así de idiota y te vas a quemar
2025-01-22
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