Samantha estaba terminando de limpiar la cocina después del incómodo, encuentro con Cristopher cuando lo vio entrar con una expresión seria, pero relajada. Sin decir palabra, él se acercó, tomó una manzana del frutero y la mordió con calma antes de mirarla fijamente.
-Cristopher:Lo que te quería decir anoche Mañana iremos a la mansión de mis padres
dijo sin preámbulo, rompiendo el silencio.
Samantha lo mira con sorpresa.
-¿Tus padres? ¿Por qué?
-Cristopher; mi madre quiere verte, ha insistido en volver a verte. Además, mi primo Juan David estara allí con su esposa e hijos será una reunión familiar, nada del otro mundo.
Samantha sintió un nudo en el estómago. No sabía qué esperar de la familia de Cristopher, pero tenía claro que cualquier reunión con ellos sería un campo minado de preguntas y tensiones.
-Samantha: ¿Y qué se supone que debo decirles?
Preguntó cruzándose de brazos.
Cristopher sonrió
-Cristopher: dile lo que quieras, siempre y cuando parezca que somos un matrimonio feliz.
Samantha suspiró profundamente, sintiendo la presión que se cernía sobre ella.
AL DÍA SIGUIENTE
La mansión Bustamante resplandecía con su lujo habitual. La madre de Cristopher, una mujer elegante y refinada, recibió a Samantha con un abrazo cálido
-Isabella: Querida, al fin te vuelvo a ver. Si es por Cristopher, nunca te veo
Samantha sonrió tímidamente, ¡qué gusto es volver a verla señora Isabella!
Durante la comida, las conversaciones fluyeron entre risas y anécdotas, familiares y Samantha, Cristopher y Juan David cuando eran jóvenes, hasta que el padre de Cristopher, un hombre de voz profunda y mirada inquietante, lo interrumpió
-Cristóbal: ¿Y cuándo tendremos nietos?
Preguntó con una sonrisa que no ocultaba su intención de presionar.
Samantha sintió que el aire se espesaba
Antes de que pudiera responder, Cristopher tomó su mano y habló por ella.
-Cristopher: Todo a su tiempo, papá, no nos gusta apresurarnos
La presión de sus manos sobre ella le pareció más una advertencia que un gesto de amor.
Samantha asintió forzando una sonrisa que ocultaba su incomodidad.
La conversación continuó, pero la tensión quedó en el aire.
Después salieron al jardín, Samantha se quedó adentro para ir al baño y se encontró con Juan David
- Juan David: Hola, Sam, tanto tiempo sin verte como ha estado, sé que está bien, pues está con Cristopher
-Samantha: sí, he estado muy bien, y tú, como ha estado en todo estos años
- Juan David: Muy bien, me casé y tengo unos hijos maravillosos
-Samantha: eh h, yo, yo quiero
- Juan David: No, todo está bien, Sam, todo está en el pasado, sí, es mejor enfocarnos en nuestro presente y nuestros futuros.
-Samantha: sí
sale juntos de la casa y van a jardín Juan David le presenta a su esposa Monserrat y sus hijos Mónica su princesa y Juan Sebastián que se queda embobado viendo a Samantha y le ofrece su bolón y le dice que es muy bella y se ríen y Cristopher le dice que su tío se pondrá muy celoso de él y todos se terminan riendo.
La reunión terminó, y Samantha salió de la mansión, sintiéndose agotada. Con la certeza de aquella familia esperaba un nieto, el cual ella no estaba dispuesta a tener. Con un hombre que no la ama y ella ya no la ama.
Mientras el automóvil avanzaba hacia la ciudad, Samantha miraba por la ventana, perdida en sus pensamientos. Cristopher está manejando, pero mirándola de reojo.
Ninguno de los dos habló durante el trayecto, pero el silencio entre ellos era pesado, casi sofocante.
Llegado, Cristopher rompe el silencio
-Cristopher: ¿Estás bien?
Preguntó Cristopher de repente, rompiendo el silencio con una voz neutral, pero algo impaciente.
-Samantha: Sí, solo estoy cansada
mintió ella, esforzándose por forzar una sonrisa.
Cristopher asintió y volvió su atención al volante, dejándola nuevamente a solas con sus pensamientos.
FLASHBACK Hace 13 años
La Samantha de 15 años está sentada en la cafetería del colegio, con sus libros abiertos, pero su enfoque no está en ellos sino en Cristopher, que está al otro lado de la sala, hablando animadamente con sus amigos. Su corazón late fuerte cada vez que lo ve.
Son mejores amigos desde el inicio del preescolar y, aunque nunca se lo había dicho en voz alta, está profundamente enamorada de él.
Ese día, había tomado la decisión, finalmente; le confesaría sus sentimientos. Llevaba semanas pensándolo, ensayando frente al espejo como lo haría, imaginando todo lo posible escenario. Que la acepte, que la rechace y jamás vuelvan a hablar. Sabía que es un riesgo, que su amistad podía cambiar para siempre, pero ya no se podía ocultar lo que sentía.
Después de las clases, lo esperó en su lugar favorito, un viejo árbol detrás del gimnasio, donde salían a pasar horas hablando de todo y de nada. Era su lugar de risas y los secretos fluían sin esfuerzo.
Cristopher llegó con una sonrisa radiante, su cabello desordenado por el viento.
-Cristopher: Sam, te tengo una noticia increíble.
Dijo mientras se dejaba caer junto a ella en la hierba.
Samantha sintió que el corazón se le aceleraba aún más. Quizás él también tenía algo importante que decirle, algo que cambie todo.
-Samantha: ¿Ah, sí? ¿Qué noticia?
Preguntó intentando sonar casual.
-Cristopher: Conocí a alguien
anunció Christopher con entusiasmo.
Es increíble, Sam. Es Daniela, y es todo lo que siempre he buscado en una chica.
El mundo de Samantha se detuvo por completo. Las palabras que había ensayado durante semanas murieron en su garganta. DANIELA es una chica de último año, hermosa, popular, todo lo contrario a Samantha.
-Samantha: Oh, Wow, eso... suena genial
logró decir, forzando una sonrisa que esperaba que pareciera genuina.
¡Cristopher:! ¡Sí!
Continuó Cristopher, sin notar su incomodidad y, bueno, ya tuvimos nuestra primera vez juntos.
Fue... Espectacular.
Samantha sintió que su pecho se comprimía. Quería desaparecer, gritar o llorar, pero en lugar de eso, mantuvo la sonrisa, asistiendo mientras él seguía hablando.
Cuando finalmente se despidieron, Samantha se quedó bajo el árbol, mirando las hojas balanceánse con el viento. Había perdido su oportunidad.
DE REGRESO AL PRESENTE
El recuerdo se desvaneció, pero el dolor que había sentido entonces aún seguía enterrado en su corazón. Ahora, años después, Cristopher estaba a su lado, pero no de la manera que alguna vez había soñado. Lo que tenían era un matrimonio de conveniencia, una fachada construida sobre acuerdos y mentiras.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Samantha no podía dejar de pensar en las palabras de Cristóbal.
¿NIETOS? Pensar en traer un hijo al mundo en estas circunstancias era inimaginable. Ella deseaba tener hijos algún día, pero con un hombre que la amara de verdad, alguien con quien pudiera construir una vida basada en el amor y la confianza.
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