"Un dolor es para compartirlo, Una caída será de dos y un cálido abrazó vendrá al final"
Una extraña sensación recorrió por mi cuerpo cuando vi a Hiroshi con un golpe en el rostro, ese golpe me dolió como una punzada al corazón, como si por un segundo un rayo viniera hacia mí sin dejarme con vida. Las lágrimas salieron al tocar el golpe en su mejilla derecha y ver que solo me sonreía.
—¿Qué pasó? —preguntó con toda preocupación, con una determinación de saber quien le hizo ese golpe —¿Quién te hizo esto?
—Pero porque lloras a mi duquesa — limpió mis lagrimas con cuidado — Si te digo quien fue, le iras a pegar — respondió con una sonrisa mientras me daba un beso en mi mano.
—Si es necesario lo haré— lo mire fijamente.
—Este golpe, es solo un golpe nada fuera de lo común —me atrae hacia él— Mi duquesa porque mejor no tenemos una cita.
Sus ojos estaban apagados pero Hiroshi solo sonreía, era claro que no quería hablar del tema y yo no iba a hacer quien se lo imponga, ese golpe estoy segura que fue un familiar, si fuera otra persona, tengo la suficiente confianza de que él no se dejaría pegar con nadie, después de todo es un tirano...
—Estamos en clases— recalcó con obviedad.
—Eso no importa, nos vamos— me tomó del brazo para después correr.
Los pasillos parecían que estaban solo para nosotros, nunca me había salido de clases ni mucho menos escapado, pero siento la necesidad de seguirlo, de estar con él...
Detrás del instituto hay una cerca donde das un salto y sales a una de las calles típicas de un instituto, esa cerca claramente decía escápate soy fácil de cruzar. Hiroshi saltó primero para tenderme la mano. Era como escalar un árbol.
—Mi duquesa, a donde quieres ir —soltó sin mirarme, solo miraba al frente del camino. Su agarre fue fuerte, como si no quisiera soltar mi mano.
¿Que paso? ¿Porque estás así? Por favor, dime. Son palabras que quisiera decir pero por alguna razón no puedo, quiero preguntarle cuando sea el momento, cuando sienta que está un poco más tranquilo.
—Porque no vamos a un parque de diversiones, es un día de trabajo, estoy segura que no hay mucha gente ahí — dije sin pensarlo, solo quería estar con él en un lugar en donde su risa vuelva.
—Eso es bastante lejos —se río— Pero si tú quieres ir ahí, iremos.
Era claro que estaba demasiado lejos, además de que volveríamos a más tardar en la noche, tuve que avisar a mis padres que llegaría tarde, ellos, bueno primero se negaron, después llegaron a un acuerdo, para que después de media hora insistiendo dijeron bueno, pero tenía que volver temprano.
El parque de diversiones estaba vacío como lo supuse, y con los uniformes y la mochila estábamos aquí sin medir ningún tiempo, disfrutando la vista. Lo malo es que la gente te mira raro cuando eres menor de edad y que además estás con el uniforme.
—No pensé que quisieras venir a este lugar— soltó agarrando mi mano fuertemente.
— Dime ¿Qué te pasó? —pregunté otra vez al tocar su mejilla, y mirarlo fijamente — Está bien si no quieres decirme, pero por favor no me des sonrisas falsas.
Si, desde que lo vi me percate de que para nada sonreía de forma real, lo sé, porque sé como es sonreír sin sentir nada de felicidad.
Hiroshi por unos segundos me miró fijamente, para después bajar la cabeza estrechando sus manos, con un suspiro de haber aguantado mucho.
El silencio a veces podía ser una respuesta, pero no en esta ocasión yo quería que confíe en mí.
— Verás este golpe me lo hizo mi padre — apoyo su cabeza a mi hombro — No me deja de joder la vida, que ahora se atrevió a golpearme.
Al escuchar la palabra padre, mi enojo aumentó y quise ir y gritarle. Pero no podía hacerlo; era suficiente verlo así.
—Si pudiera sanaría ese golpe, si pudiera ahora mismo iría donde tu padre, si pudiera haría cualquier cosa para que sonrías— dije abrazándolo, porque no sabía más que decir, lo que dije parecía más bien un recital.
Era difícil hacer algo cuando el que te hizo daño fue un miembro de tu familia.
—Si puedes, dame un beso y sanará, no permitirá que estés ni un segundo con esa persona, fuiste tú quien dijo que haría cualquier cosa por mí, así que después no te quejes —me devolvió el abrazo respondiendo a cada una de las palabras que había dicho.
A primera vista este parque es espectacular, los juegos mecánicos son una atracción increíble, además de que puedes comer comida rápida de los diferentes puestos, una buena noticia es que no hay filas ni nada por el estilo, se supone que a esta hora todos están trabajando y pasando clases.
—Mi duquesa, estoy esperando el beso —soltó todo feliz, con sus ojos inocentes que para nada eran inocentes...
Bien tuve que darle un beso con cuidado en ese golpe, pero no le bastó con ese beso y a la brevedad posible me implantó un beso en los labios, un beso único como solo él sabía darme pero esta vez tenía un poco de quejas y eso era por el golpe.
Al subir a los Juegos se voló mi poco cerebro, la ruleta rusa era un desfalco para mi corazón, los pocos que subieron gritaron pero Hiroshi comenzó a reírse esta vez de forma honesta. Esa sonrisa por dios mataba a quien fuera, y ahora mismo estaba con mi cara de emoticón con los ojos dando vueltas en forma de círculo.
—¿En qué tanto piensas? —me dio un golpe en la frente.
—Pienso que si me subo a un juego más acabaría con mi vida —solté toda dramática como siempre.
El tirano diabólico no tardó mucho en reírse de mi persona. Esto era un dejabu.
Era claro que mi declaración no lo pasaría por alto, al poco tiempo fuimos a diferentes juegos que no quiero contar pero que al final tampoco quiero decir como termine en el baño votando hasta mis intestinos.
—Ya se encuentra mejor mi duquesa y futura esposa— recalco sonriente mientras me agarraba el cabello para que no se manche con mi líquido arcoíris.
—Por un demonio cállate— lo mire. — Mierda ¡¿Por qué estas como si nada? — protesté porque el condenado estaba parado sin inmutarse, todo un sonriente risueño.
Al verlo sonreír con los ojos brillando, supe que ahora estaba mejor. Era un tirano demasiado atractivo y ese golpe por desgracia le quedaba bien, y con nada se veía mal.
—Calma cariño voy y te traigo agua, sí —dijo después de dejarme en un asiento que estaba cerca del baño.
Porque si, después de haberme subido a diferentes juegos diabólicos termine hecha papilla en el baño... Al traerme el agua lo tomé de golpe, el mendigo tirano me tomó del rostro con un toque delicado dispuesto a darme un beso.
—No —puse mi mano en mi boca —Acabo de tirar arcoíris así que mi boca no sabe bien —solté toda avergonzada.
Quien quisiera besar a alguien que acababa de vomitar, no por dios yo también tengo mis gustos, pero para el tirano eso no valía, me tomó por sorpresa dándome un beso.
—A mí me sabe bien todo de mi duquesa— se encogió de hombros, apoyando su cabeza en mi hombro nuevamente.
A quien quería matar de ternura este tirano, porque se estaba pasando de lindo.
—Milai promete no dejarme.
Eso me tomó por sorpresa pero supe la repuesta.
—Hiroshi Sato no te dejaría aunque quisiera hacerlo —respondí con toda sinceridad —Tengo miedo a que mi amor por ti, haga que tú seas infeliz como en el pasado —apoyé mi cabeza en la suya — Jamás pensé decir estas palabras pero agradece tirano. Te quiero demasiado, tanto que a veces jode quererte demasiado.
Mis mejillas se pusieron rojas, el mendigo tirano brillaba más que las estrellas, brillaba tanto que casi me dejaba ciega.
— Mierda Milai Gensin — me abrazo fuertemente — No puedes parar de enamorarme, hasta qué punto quieres que me vuelva loco por ti.
—Hasta el punto donde no puedas más —solté con una risa pícara.
—Sí que eres un caso —me dio un beso en la cabeza —Un caso perdido para mí.
El tiempo se hizo demasiado corto para nosotros, comimos, nos volvimos a los juegos y realmente parecía que teníamos la adrenalina de un niño hiperactivo... Terminamos sentándonos en otro banco y esta vez me senté y mis piernas fueron la almohada del tirano... ¿Qué bonito, un día soy su pareja y al otro me convierto en lo que él quiera?
Bastante bonito. Era claro que lo dije con sarcasmo.
El tirano había cerrado sus ojos, y porque los malos tienen que ser los más guapos, a veces no lo entiendo.
—Ya para que me sonrojo— sus ojos seguían cerrados, pero sus labios estaban en una perfecta curva.
—Maldito tirano— le di unos cuantos pequeños golpecitos.
El mendigo es un tirano diabólico y no sé cuantos más cumplidos le puedo dar. Beso mis manos evitando los pequeños golpes. Como dicen, yo solo puedo golpearlo. Jajaja.
—Estoy feliz— soltó todo enorgullecido.
—Pues yo no, me duele el estomago y ni hablar de mi cabeza— me quejo.
—Pero al subir a todos esos juegos no decías eso Milai Gensin, se más sincera por favor.
Oh vamos no podía matarlo verdad, aunque ahora mismo quería acabar con él y ser el mejor testigo de la noche... Si subía era porque el señorito no me dejaba otra opción.
Antes de pensar cómo Rebeca lo haría, tomé la decisión de irnos, de seguro mis padres me estaban esperando.
— Demonios tengo que volver a casa — dije en un tono gruñón.
—Puedes quedarte conmigo si quieres— ofreció el tirano sin dudarlo.
—Se de tus intenciones, ahora es muy difícil que me quede contigo —lo apuntó con el dedo en modo acusador.
Al ir a mi casa se la pasó molestando como siempre, no paraba de hacerse el que estaba cansado y que yo lo cargue. Supuestamente quería que yo lo saque del parque de diversiones como una princesa de Disney, en que momento cambiaron los roles.
Pero ¿qué está pasando aquí?
Lo golpeé sin parar de eso no hay duda, al volver mis padres me estaban esperando como dos detectives que no durmieron hasta que vino un ayudante, que de solo verme parecían más tranquilos sobre todo mi papá, ellos sin dudar invitaron a que cenara en mi casa el tirano que ahora se había convertido en un miembro de la familia.
Lo asesiné con la mirada durante toda la cena, pero por suerte nadie lo notó.
El instituto estaba en pleno apogeo de celebraciones y para los de último año no podían faltar aquellos que lloraban por no verse más, o aquellos que juraban no separarse lo cual era mentira. Estaba claro que después de salir del instituto nadie se acordaría de los amigos de aquí pero hay excepciones.
Lo malo es que Hiroshi después de ese día no apareció, había pasado una semana, lo llamé incontables veces pero no hubo resultado. Eso me recuerda al pasado en donde él se fue antes de la graduación, por su parte Keiko sigue aquí, por más que le pregunte ella no me respondió, me dijo en pocas palabras "que no me acerque más a su hermano".
Cuanto más lo pensaba más me debatía en mis pensamientos olvidando la carrera que debería cursar, estaba olvidando qué hacer en mi futuro...
El sonido del altavoz hizo que saliera de mis pensamientos, un anuncio para mí.
—Se solicita en dirección a la señorita Milai Gensin, por favor se solicita en dirección a Milai Gensin.
No puedo evitar decir ahora qué hice, si no hice nada. Estoy segura que no fui la única que pensó de esa manera, Rebeca me preguntó con la mirada pero yo le respondí que no sabia nada. Tal vez era porque se enteraron de mi escapada, Diosito no desampares a esta pobre criatura.
—Disculpe soy Milai Gensin— toqué la puerta, el director me recibió amablemente.
— Oh pasa Milai, bien, hay una persona que quiere hablar contigo —se dispuso a salir—. Los dejaré solos.
Al decir esto me dejó con un señor de terno, su mirada era penetrante, su cabello azabache negro y ojos casi grises... Era idéntico a Hiroshi solo que era un poco mayor. Este sujeto era el padre de Hiroshi ¿entonces porque quiere hablar conmigo?
De sólo verlo se me hizo un nudo en la garganta por recordar el golpe que le dio al tirano ese día, pero no podía hacer nada porque también recordé lo que dijo Hiroshi.
"No permitiría que estés ni un segundo con esa persona".
—Buenos días para que me mande a llamar— soné lo más respetuosa posible, porque tenía un coraje en mí a pesar de que no lo conocía.
—Así que tú eres Milai Gensin —soltó en un tono fluido, pero lo que me molestó más fue que me observara de pies a cabeza con una mirada desaprobatoria —No puedo creer que mi hijo se haya dejado engatusar por una mujer vulgar.
Sus ojos me despreciaron con la mirada era bastante claro que yo no le gustaba nada para su hijo, me dolió que me diga que soy una chica vulgar.
—Disculpe pero a quien debo gustarle es a su hijo no a usted —quise defenderme, después de todo nadie podía llamarme vulgar, porque eso implicaría que mis padres también lo son.
—No sabes ni qué es el respeto y después no quieres que te llame vulgar —cruzó las manos con la mirada aterradora. — Milai Gensin sabes que es egoísta que hagas que mi hijo pierda la oportunidad de una mejor vida y estudios solo por ti — dio una risa — Enserio te crees mucho para arruinarle su vida.
Entendí por qué Hiroshi no quería estar con él ni por unos segundos.
Entendí que las palabras afiladas duelen.
Entendí que tenía que ver a Hiroshi de inmediato.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 26 Episodes
Comments