Capítulo 10

                                            "Una buena amistad vale la pena tenerla para siempre"

Una calidez sentí en mi cintura mientras los rayos del sol alumbraban mi rostro, era un brillante día, pero los pajaritos cantantes hicieron que un taladro inundara mi cabeza, al darme la vuelta vi al causante de esa calidez.

Hiroshi tenía las pestañas seguidas de un color azabache, su rostro estaba tan perfeccionado que nadie dudaría que es un modelo, sus labios, esos labios ¿Me besaron ayer?... Cuando pregunte dentro de mí, me altero. Alejé a Hiroshi de un golpe, que fue causante de que el tirano se cayera de la cama.

— ¡¿Así es cómo tratarás a tu futuro esposo?! — Se quejó con una mano en la cabeza y recién despertó.

Era el momento de reírme pero no pude ya que, su pregunta hizo que me hiciera miles de preguntas a mí misma ¿Qué había pasado ayer? ¿Por qué se autoproclama como mi futuro esposo? ¿En serio me besé ayer con él? No había duda; la herida de una mordida en mi boca estaba presente, además de que dolía.

—¡Yo me tengo que ir! —salté de la cama en modo flash, sin decir nada más.

El tirano me tomó del brazo para acercar mi cintura y pegarme a su cuerpo, y con la yema de su dedo acarició la herida de aquella mordida que me había dado.

—Te duele— dijo en un tono preocupado pero sabía que no era el caso. Este tipo sabía actuar bien.

—No vieras, ayer me mordió un perro y yo ni cuenta —respondí sarcásticamente evitando esos ojos medio grises que me examinaban de pies a cabeza.

Hiroshi se tomó su tiempo para reírse en mi cara y que toda la vergüenza que había sentido antes se esfumara en un dos por tres. Le di una pisada que hizo al tirano quejarse. Fui directo al refrigerador para sacar una botella de agua.

La cabeza me mataba, una de las tantas razones por las cuales no debes tomar alcohol.

Al verlo mirarme apoyado en el mesón y ver esos labios, me di cuenta que ese había sido mi primer beso. No quiero admitirlo pero ese beso no estuvo mal, y no entiendo porque recuerdo sólo eso, y lo demás no. Sin duda mi cerebro no funciona y haré un reclamo a la donación de cerebros.

—Duquesa, estas tan cómoda en mi casa que me da la sensación de que ya te estas acostumbrado a mí —sonrió de manera pícara, mientras me robaba la botella de agua que tenía en la mano— La oferta sigue en pie, porque no te conviertes en mi esposa Milai Gensin.

—¡Pero de diablos dices! —solté un pequeño grito para después irme a toda prisa, dejando todas mis pertenencias.

Me di cuenta cuando estaba en la salida del edificio y no pude hacer más. Había olvidado que este lugar es para riquillos. Sus miradas otra vez me inspeccionaron y la verdad no estaba de humor para soportarlo. La cabeza me mataba y los comentarios del tirano no dejaron pasar ninguna oportunidad. Como odie su fastidiosa sonrisa al irme de, "se que volverás"

Salir de ahí fue lo mejor, estaba viva, de sólo percibir esas miradas me dieron escalofríos, en mi tan tranquila libertad, recordé algo que seguro me mataría.

Corrí a toda velocidad a mi casa, como voy a explicar que pase la noche con un chico y no llegue a casa. Lo que me espera son regaños, no dudo que mi madre esté con su palo y mi padre todo sentado en el sofá con su cigarrillo esperando una explicación que impida que no aniquile a la persona con la que me quede.

Al regresar puse mis manos en modo de suplica pero mis padres me recibieron ¿bien? El tirano les había llamado, él quedó como un ángel y yo quedé como toda una enferma al borde de la muerte. Rápidamente mis padres me mandaron a mi habitación a descansar sin dejarme ir al instituto, lo cual agradecí.

No quería ver la cara de Logan menos la de Keiko, me siento mal al saber lo que pasó ayer y más que todo, que por culpa del alcohol ahora estoy con una herida en los labios... Recuerdo mi primer beso en el pasado, lo cual no puede llamarse un beso, así que ese no fue mi primer beso. No para mí.

En el pasado Logan estaba distraído y en pocas palabras ya no tenía alma. Un día a base de algunas bebidas que había ingerido, me tomó del brazo y me dio un beso del cual me sentí feliz, sonreí y ese beso para mí fue lo mejor. Creí que él al fin me había notado, ¡qué gran error! Logan pronunció el nombre de Keiko en el beso y cuando me vio se arrepintió. Ese día Logan había convertido mi primer beso en un grave accidente, uno que no se puede cometer, además de que mi corazón quedó más destrozado de lo que había estado. Al día siguiente se disculpó pero de que servían las disculpas si el daño ya estaba hecho, pero para mí yo del pasado que todo lo hacía por él, sólo sonrió amablemente mientras le decía que no fue nada, cuando había sido todo.

De sólo recordarlo se abre otra vez la herida, que tan lamentable pude llegar a ser...

Además olvidé mis pertenencias entre ellas mi teléfono celular, mis padres no están y tengo la casa para mí, estaba de suerte, pero nada podía ser bueno verdad.

Era como el cielo dijera " Milai hija mía tú no tienes suerte en nada, que lamentable humana".

Así como lo dijo, se apareció el endemoniado tirano en mi casa, con todas mis cosas, aparte de su absurda sonrisa que no venía al caso. Di un gruñido al verlo pero eso no impidió que se metiera en mi casa como si de su casa se tratase. Había olvidado que es un tirano que hace lo que quiere cuando quiere.

— ¿No vas a agradecer a tu futuro esposo? — Preguntó mostrando mis cosas en una pequeña bolsa deportiva.

—Ah sí, gracias por traer mis cosas y no robarlas —el sarcasmo estaba en mí ese día.

—¿Cómo robaría algo que me pertenecerá en un futuro?—dijo todo confundido, el maldito tirano.

— ¡¿Cómo que te pertenecerá?! — pregunté exaltada, aunque por alguna razón se me hace que sé la respuesta.

—No dicen que las cosas de tu esposa son también del esposo— respondió como lo había supuesto, levantando los hombros.

Ahora mismo quiero estrangularle la garganta como Homero estrangula a Bart de los Simpson con la típica frase de pequeño demonio.

— ¡Cállate de una vez! Y dime porque no fuiste al instituto —hice un comentario al verlo sin el uniforme.

Estaba puesto una sudadera blanca, con unos buzos negros y la gorra del mismo color, sin duda alguna este parecía salir de algún rap de hip hop. Era más bien como Barbie, tú puedes ser lo que quieras ser y cien por ciento que Hiroshi era todo lo que podía ser, por dios este hombre era perfecto en todo sentido. Diablos, los que no se bañan tienen suerte.

—Si iba, estoy seguro que me ganaría una suspensión— hizo una mueca mientras se sentaba en el sofá, todo un propietario el tirano. —Aunque créeme hubiera aceptado esa suspensión, al menos estaría partida la cara del idiota.

Este chico cambió drásticamente, bueno, en sí, todo lo del pasado había cambiado y eso prueba lo que sucedió ayer, más claro no podía ser. Tomé mi teléfono celular de la bolsa deportiva que había olvidado, para descubrir las 50 llamadas perdidas de mi querida amiga Rebeca, estaba en el infierno y si lo estaba cuando la llamé y pues sus gritos hicieron que miles de bombardeos me dieran en los oídos.

Rebeca estaba molesta con Logan y su plan de asesinato no se dejó pasar por alto dejando en claro que mi amiga se iba a convertir en asesina si no iba al instituto. Nota mental para aliviar los pensamientos maquiavélicos de mi amiga lleva a otra presa, al mirar a Hiroshi vino a mi cabeza que él sería una buena presa, jajaj.

—Bien duquesa, dejaste de tramar algo en mi contra —soltó sin ninguna vacilación.

— ¿Hablaste con Keiko? — pregunté cambiando de tema.

Estaba preocupada. Ella se veía triste y en esos momentos a veces lo único que necesitas es un abrazo.

—No, no lo hice —se acercó a mí, con un toque de su dedo en mis labios— Y no preguntes por qué, estoy seguro que sabes la respuesta.

Si que lo sabía, me lo dijo como dos veces, que yo era importante para él, de hecho lo hizo delante de todos. No niego que me gusta pero a la vez me sentí más mal, no sólo ayer le quite a Keiko a Logan quién supuestamente me quería sino también a su hermano. Al ver mi rostro Hiroshi elevó mi mirada para verlo a los ojos, y con un toque de la yema de sus dedos en mis labios ocurrió el segundo beso.

—¡Te aprovechaste del momento! —grité después de habernos besado.

—Vi la oportunidad y la tomé —dijo el descarado.

No tardamos en parecer perro y gato, y lo divertido era que el gato perseguía al perro con una silla que no estaba de más.

...............

Estaba tan absorta en mis pensamientos que había olvidado que estaba parada frente al instituto, las miradas no pararon de disimular como tampoco aquellos susurros de mi persona, hasta creí que me había convertido en una estrella, uno del periódico amarillista por las críticas supongo...

Lo pensé toda la noche, que diría, que haría si lo veía o como reaccionaría, la verdad era que no pude dormir de sólo pensarlo. No solo eso, sino que el maldito tirano no dejó ni que pensara bien las cosas, me estuvo molestando con mensajes y si no le contestaban estaban las llamadas. Tremendo chicle, que no le bastó con quedarse en mi casa, para cenar junto a mis padres también me molestó en toda la noche.

Mis padres estaban fascinados por la visita, otra vez el desgraciado me robó mi lugar en esa casa, parecía más visita que su hija.

—No tienes vergüenza de venir Mila, que desvergonzada— insinuó con una sonrisa malvada.

Loaiza no me dejaría en paz ni aunque un marciano la secuestrara, pero siento pena por el marciano y estoy seguro que a unas cuantas horas la devolvería con un trauma.

El pobre marciano tuvo que escoger al peor ser humano. Mire el cielo buscando la nave del marciano y dándole buenos deseos para que se recupere.

—¡Me estas ignorando maldita!— quiso darme una bofetada pero ella fue la que recibió una.

Tuve que agarrar a Rebeca para que no la matase.

—¡A quién quisiste golpear, maldita perra, no te atrevas a tocarla! —gritó a todo pulmón mientras todos nos observaban.

—Perra yo —dio una risa con descaro— Mila sedujo al chico de otra, ella es la perra.

Lo último que dijo fue un detonante, desde que entre al instituto no paro de recibir miradas y escuchar cómo hablan de mí a mis espaldas. Aguanté porque no tenía cabeza para pensar en nada más, sólo en cómo me debía afrontar a Logan, pero al escucharla es como un veneno, recordé el pasado, y después de soltar a Rebeca mi puño fue directo a la cara de Loaiza.

—¡Me rompiste mi nariz estúpida! —se quejó agarrándose su delicada nariz que bien estaba partida.

De un momento a otro ese lugar se había convertido en una batalla de sangre, Loaiza me agarró del cabello mientras Rebeca destrozaba a sus aliados. Loaiza no hacía más que dar arañazos la muy desgraciada.

Toda mi ira fue directa hacia ella. No seduje a nadie, me aleje para que sean felices, en el pasado tampoco lo hice. Nunca seduje a Logan, sólo hice que se separaran. De haberlo hecho Logan no me hubiera destrozado el corazón tantas veces.

—¡Chicas paren! —escuché gritar a un maestro.

No faltó mucho para que nos alejaran y vallamos a la dirección con la llamada de nuestros padres, y todas golpeadas. Lo bueno es que ganamos, de sólo ver a las aliadas de Loaiza todas despeinadas y andrajosas más la nariz perfecta rota de Loaiza, no pude evitar reírme y al ver mi risa casi se arma otra pelea la cual no se dio porque mis padres, la madre de Rebeca y de las demás aparecieron. No fue una buena vista la que me dieron, pero no me arrepentía.

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