Consecuencias

—Lady Gaillard, ahora la recibirá su majestad— Sonet había ido por aquella joven.

—Disculpa Sonet, ¿quién era la mujer que estaba con su majestad?— algo tensa y preocupada, preguntó

—Ella es la joven que salvará el imperio, sus productos son de la mejor calidad y ha decidido venderlos solo al imperio Solen. Pronto la presentarán, están preparando un baile para su bienvenida— se veía feliz al hablar de ella.

—¿No era una candidata de concubina?— interrumpió el marqués Leroux, desconcertado

—No joven marqués. La señorita Brunet es una noble del imperio Narum, la descubrimos cuando ya veníamos hacia aquí. Es una extraordinaria artesana y por esa razón decidimos traerla al imperio. Aunque nos costó mucho, aceptó hacer productos solo para nosotros, es una verdadera fortuna contar con su talento— seguía sonriendo

La joven de ojos azules cayó al suelo como si se fuera a desmayar. —Yo lo lamento, ¿entonces lo que dijo es verdad?— su preocupación ya era evidente

—¿A qué se refiere?— la duda se apoderó de Sonet

—Le jalé del cabello y de un golpe la tiré al suelo— las lágrimas ya recorrían sus mejillas. —Dijo que la vida de su majestad podría estar en peligro— su voz se entrecortaba

—Si le sucede algo a su majestad, usted será la única culpable. Si sufre algún mal, disfrutaré ser yo quien la ejecute— le decía esto, mientras corría al despacho del emperador.

Entró sin anunciarse antes, su respiración volvió a ser normal, al ver qué todo estaba bien con el emperador.

—¿Qué ocurre Sonet?— se percató del sudor del hombre e intuyó que algo había pasado.

—Majestad, lady Gaillard golpeó e insultó a la señorita Brunet, creí que algo le había pasado— trataba de explicar

Pronto llegaron Stephanie y el marqués y corroboraron que todo estaba bien.

—Sonet, preparen mi caballo y un escuadrón, iremos a ver a la señorita Brunet, esto no se puede quedar así, incluso podría morir más tarde— su preocupación era real.

—Majestad, ¿acaso esa mujer es una bruja?— cuestionó el marqués

—Es una mujer precavida y astuta, no querrás meterte con ella— intentaba explicar mientras iban camino a la salida principal.

Así, un escuadrón de treinta soldados, Sonet, el emperador y el marqués, se dirigieron a la mansión donde estaba Sophia. Cuando llegaron, los empleados se asustaron, hicieron una reverencia al ver al emperador y los dejaron pasar sin ningún tipo de prohibición.

—¿Dónde está la señorita Brunet?— preguntó el emperador

—Ella está en el jardín, por favor esperen, iré por ella— respondió uno de los tantos empleados

—No hace falta. Ya estoy aquí— Sophia iba entrando por la puerta principal. —¿Qué necesita majestad?— preguntó sin hacer una reverencia, lo que tomaron como una gran falta de respeto para el emperador

—Me disculpo por el atrevimiento de Lady Gaillard, ella no sabe lo que está en juego con su forma de actuar— el emperador, se había inclinado ante Sophia y Sonet hacia lo mismo, igual que los soldados.

El marqués y los empleados no entendían lo que estaba pasando y pronto llegó también lady Gaillard, observó lo que pasaba y no entendía nada.

—Levante su rostro emperador. Afortunadamente para usted, no le afectó, pues fueron celos infundados de una mujer insegura— se sentó en uno de los sillones que estaban en la sala donde se encontraban

—Entonces, ¿no habrá repercusiones por lo que pasó?— ya de pie, preguntó

—Simplemente voy a pedir la cabeza de su prometida, no soy alguien que pueda perdonar es tipo de agresiones sin motivo. Nuestro trato seguirá intacto— sugirió

Al escuchar el pedido, Stephanie se acercó al emperador y suplicó porque no le hiciera caso a la mujer que estaba ahí, decía que nadie tenía más poder que él propio emperador.

—Tu solo pretendes salvar tu cabeza, sin importar sobre quién tengas que pasar. Cambiemos esto majestad— se puso de pie. —Le venderé los productos hasta que usted se case, aquel día desapareceré de este imperio y no volverán a verme. A menos que cambie de prometida y alguien más se convierta en emperatriz— burlona sonreía, mientras mantenía su mirada fijada en Stephanie Gaillard

—Acepto sus términos señorita Brunet, la emperatriz será alguien más, así aseguraré la prosperidad de mi imperio. Se lo agradezco— con una leve reverencia se despidió y todos fueron detrás de él

—Si crees que esto se quedará así, estás equivocada. Mi padre se encargará de ti y yo mantendré el estatus de prometida— furiosa le gritaba a Sophia, pero ella no le hacía caso a sus palabras.

—Bueno, el espectáculo terminó, regresen a sus labores— les ordenó a los empleados y ella fue a su estudio, debía comenzar con los diseños propuestos por el emperador.

Las personas que presenciaron lo que había pasado, seguían sin comprender como el emperador de un gran imperio, se había inclinado ante una simple noble de otro lugar. Aún así, los empleados asumieron que era alguien muy importante o poderosa como para seguir sus órdenes al pie de la letra.

—Majestad, usted no puede cancelar nuestro compromiso por alguien tan insignificante— la pelirrosa se colgaba del brazo del emperador suplicando que no hiciera nada de lo que Sophia le pidió.

—Se acabó Lady Gaillard, usted causó todo esto— se alejó de ella. —Soren, lady Gaillard tiene prohibida la entrada al palacio y que le quede claro a todo el mundo— ordenó

—Si majestad, como diga— respondió y le pidió a un par de guardias que sacaran a la mujer, que solo había causado problemas.

No fue necesario que alguien dijera algo, pues entre los sirvientes se corrió el rumor sobre la ruptura del compromiso del emperador y la señorita Gaillard, en cuestión de horas, ya era el hazmerreír de toda la sociedad, ya que siempre había presumido de su futuro y como sería la mejor emperatriz de Solen, sus suposiciones hicieron que todos la invitaran a sus reuniones solo para burlarse de ella, sin haber hecho un anuncio oficial aún.

—Lady Gaillard, supimos que su majestad rompió su compromiso. ¿Acaso le hizo algo o ya encontró a alguien digno?— preguntó una de las presentes en la fiesta de una duquesa reconocida.

—Son solo rumores, si eso fuera cierto, su majestad ya hubiera hecho un anuncio— con nerviosismo contestó, aún guardaba la esperanza que el emperador cambiara de opinión.

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Comments

Savina Luna

Savina Luna

jajaja se lo merece por mimada

2024-05-19

0

Ivon Caraballo

Ivon Caraballo

jajajaja de verdad que es tonta al menos hubiese investigado antes de comportarse como lo hizo

2024-04-10

5

Jenifer Iguini

Jenifer Iguini

me parece perfecto la idea que tubo de que cambie de prometida,👏👏👏👏 esa chica nos xa nada adecuada

2024-04-08

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