LYA CAMPOS
No tardé mucho en aprender a conducir motos. Me llevó solamente un par de días.
— Eres buena conduciendo— mi vecino me felicitaba.
— No pensé que fuese tan sencillo. Ahora voy a buscar la licencia, así podré trabajar cualquier cosa sin excusa.
— Tampoco es tanto lo de la licencia.
— Cuando tenga dinero iré a ver eso.
Ahí estaba socializando por primera vez con alguien del edificio. Mi vecino es un hombre que vive solo, de unos treinta años, físicamente hablando, diría que es alguien con una belleza estándar. Es raro que un hombre en sus treinta esté viviendo solo. Su nombre es Dante.
—¿Cuánto tiempo tienes viviendo en el edificio?— le pregunté con curiosidad.
— Un par de años más que tú.
— No es difícil para un hombre, vivir solo, lo digo porque tienes que cocinar, lavar, hacer todo para ti.
—No es difícil, tú también haces lo mismo. Vives sola y haces tus cosas.
— ¿No tienes novia? Me es difícil creer que no tengas novia.
— Eres bastante curiosa— él subió las cejas y sonrió— estuve casado, Pero las cosas no funcionaron con mi ex. Aunque me atrae alguien de mi trabajo.
— Realmente soy curiosa, me importa poco lo que pase con las demás personas, Pero tú eres agradable, me has ayudado a manejar este artefacto.
Estuve un rato más practicando. Luego regresé a casa.
Tener un celular no es sinónimo de tener internet gratis. Así que fui y recargué un paquete de dos días. Abrí una cuenta en una red social y me puse a buscar empleos. Apliqué como repartidor de pizza, como mesera en una tienda de café, de limpieza, de niñera, de todo lo que veía fácil de hacer.
Dante me terminó ayudando con lo de la licencia.
Me apareció un anuncio de la universidad que yo quería estudiar. Me dió tristeza al inicio, al final me propuse una meta y era ahorrar para estudiar Medicina en ella.
En un par de días, conseguí trabajo en una pizzería. Mi cargo es delivery.
Un día en una entrega, iba algo de prisa, creo que es normal en este tipo de trabajo, porque se tiene que cumplir con la entrega en un tiempo estipulado. Llegando al semáforo, la luz se puso roja, un auto que iba al frente mío se detuvo, sentí que la moto se tambaleó y me puse nerviosa, terminé rayando el auto. Le había hecho un rayón de unos 30 centímetros, me desequilibré y caí al pavimento.
Se bajó del auto un chico muy atractivo, traía unas gafas que lo hacían ver aún más sexi. Revisó el auto y me tiró una mirada que decía muchas cosas.
— Tienes que pagar por el rayón— Pensando que solo era un insignificante rayón, hablé sin pensar.
— Si, yo pagó por el, Pero la culpa es tuya, te detuviste de repente.
— ¿Me detuve de repente? El semáforo se puso en rojo, ¿no debería detenerme?
Me puse de pie, levanté la moto y sacudí mi pantalón.
— Dame tu número de cuenta, yo te voy a depositar para pagarte.
— Okey. — el chico me dio su número de cuenta— yo necesito tu número de celular, tu nombre y tu ID, por si acaso no quieres pagar. Aunque parece que trabajas en la pizzería Hugo.
— Te dije que te voy a pagar — protesté.
Le terminé dando mi nombre y número de celular. Él se subió a su auto y continué con la entrega.
Este día ha sido un día muy estresante, al llegar a casa me di una ducha, mi rodilla derecha y mi codo estaban lastimados. Me puse ropa ligera, shorts rosa y una camiseta blanca.
Recibí un mensaje.
✉️ El monto a pagar por el rayoncito es de $25000. Puedes depositarme ya a la cuenta.
¿Qué? ¿25 mil dólares?
Llamé al número que me había enviado el mensaje.
—Ese rayón no puede valer eso. Estás loco que yo voy a pagar esa cantidad de dinero.
— Dijiste que ibas a pagar. Pagas o llamo a la policia para que valore, señorita Lya Campos.
— Está bien, pero no llames a la policía. Dame tiempo para recoger ese dinero, es que es bastante y no dispongo de el.
— Dime dónde vives, quiero llevarte un documento para que firmes y te comprometas que vas a pagar en una fecha.
— Tú estás demente. No te voy a decir donde vivo.
— Está bien. Entonces iré a tu trabajo con mi abogado. Pizzería Hugo.
¿Qué maníaco es este hombre? Cuando por fin tengo un trabajo me ocurre esto. ¿Cuánto tiempo me va a llevar ahorrar ese dinero? Tendré que conseguir otro trabajo de medio tiempo.
— Está bien, Pero no lleves a nadie a mi trabajo. Vivo en el edificio X.
— ¿En qué piso?
— Azotea.
— Entonces abre la puerta.
—¿Qué?— abrí la puerta y ese chico estaba ahí de pie con una sonrisa diabólica.
Me vio de pie a cabeza, recordé que no traía sostén y mi short era demasiado corto. Además de llevar el cabello desordenado. Él solo mordió sus labios y puso una mirada que no me gustó.
— ¿Cómo pueden vivir en este edificio las personas?
— Vivo yo, no tú, así que eso no te debe importar.
— Bueno — entró sin ser invitado
Puse mi cabello al frente tratando de tapar un poco mis senos que se podía ver tras la camisa.
Él sacó un papel y un lapicero.
— Firma— me puse nerviosa y sentí como mi estómago daba un giro.
— Tan caro es ese rayón.
— Mi auto es un Lamborghini Huracán Evo.
— ¿Un qué? — abrí mis ojos como platos redondos.
— Si no firmas, entonces llamo a la policía— firmé el documento sin revisar.
— Gracias— él sonrió y tomó el documento— viendo las condiciones de vida, tienes un mes para pagarlo.
— Está bien, Me puedes dar tu nombre.
— William Von Braun, ese es mi nombre.
— William, ¿qué?
William se acercó y me tocó la punta de la nariz.
— Nos volveremos a ver— puso de nuevo esa maldita sonrisa y salió de mi cuarto.
No salgo de una cuando me meto en otro problema. Tendré que vender un riñón para poder pagar esa cantidad de dinero.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Comments
Nomi Ukara
este Von de la Von me intriga y el vecino también, que tal enganche de la trama gracias autora 💙🌻🍀
2024-12-28
1
Martha Gomez
Tra de gorda hinchada, la pobre Lya.
2024-10-17
3
C Matacruz
pobre mujer no sale de una cuando se mete en otra 😔😡😠😁🙂☺️😝😉😃😃😛😆🤨😄🤪😏😀😜😐🙃
2024-09-28
3