XV.

LYA CAMPOS

Después de hacer el amor, nos quedamos en la cama. Me puse en su pecho y cerré los ojos, aunque siendo honesta, aún sentía esa molestia, tenía la espina clavada en mi corazón. Puede que William no haya hecho nada aún, pero a veces las mujeres somos algo obsesivas cuando algo nos gusta. Y Siendo William un hombre muy llamativo muchas chicas se fijarán en él. Que feo es sentir celos.

Quiero confiar en William, quiero creer que me guardará fidelidad, pero esa modelo que le puso ese beso en la camisa trabaja con él.

Me sentí agobiada toda la noche. La alarma sonó un par de veces. La apagué y me levanté. Hoy es mi primer día de clase en la facultad.

William se alistó junto conmigo.

— Te acompaño a la facultad y de paso voy a la agencia.

No dije nada. Me incomodaba que fuera a su trabajo, pero por qué trabaja ahí, es que puede pagar mi universidad. Necesitaba calmar mi corazón. Confiar en él.

— Vamos, mi primera clase es a las 7:00 am.

— Anota todo lo que vayas a ocupar, en la tarde iremos a comprar lo que pidan lo que vayas a necesitar.

— Está bien.

— Antes de irnos, ven— me acerqué a él y él me abrazó — Está Lya no es la que conozco. Está muy callada más de lo normal. No olvides que yo te amo y que eres la única mujer en mi vida.

— Yo sé— lo abracé con fuerza— Solo que, no sé que siento aquí. Y me agobia la idea de que esa modelo y tú...

— No digas locuras— William besó mis labios.

Me acompañó hasta la facultad. Atrajo muchas miradas. Yo me sentía como un patito feo a su lado. Él se despidió con un beso en mis labios.

Entré a la facultad, busqué mi aula. La mañana pasó tranquila. Prácticamente, era solo de presentación, y los docentes iban dando una lista de materiales que íbamos a usar en el semestre. Me di cuenta que había dejado mi billetera.

Al medio día, William me llamó.

— ¿A qué horas sales? Creo que puedo pasar por ti a las 3.

— Salgo a las 2. Te puedo esperar afuera, en las bancas que están frente a la facultad.

— Está bien amor. ¿Ya almorzaste o vas a buscar comida?

— No he almorzado. Se me quedó la billetera. Cuando lleguemos a la casa, voy a comer algo.

— Voy a pedir permiso, cuando esté cerca te llamo— colgó la llamada.

No me dio tiempo de decirle que no viniera.

Me senté en las gradas que estaban en la entrada de la facultad para esperarlo.

Media hora después, él se bajó de un auto de color azul marino, venía vestido con un traje que lo hacía ver como esos CEOS multimillonarios,se veía extremadamente y guapo. Nuevamente, atrajo las miradas de todos, hasta de los chicos. T raía una bolsa en su mano.

— Amor— él sonrió — te traje el almuerzo.

— ¿Y ese auto?

— Me lo prestó el jefe. Solo te entrego y me regreso.

Tomé la bolsa, y él no perdió tiempo para abrazarme.

— Te ves muy guapo.

— Yo sé. Ya me voy, paso por ti a las 3. Te amo no lo olvides— él regresó al auto y se fue.

Una de mis compañeras de clase se acercó, hablamos un poco.

Mis clases terminaron a las 2 y esperé una hora a William. Él llegó todo sudado, se notaba que venía caminando rápido.

Si él no me hubiera conocido, no estaría pasando estos apuros. Él estaría estudiando y conduciendo su Lamborghini.

— Dame unos minutos para tomar aire. Pensé que no llegaría a tiempo.

Se tomó unos minutos para tomar aire. Luego fuimos a comprar gabacha blanca, algunos libros y un estetoscopio.

Regresamos a casa.

William se sentó en la cama. Me senté encima de él viendo sus ojos.

— Gracias por todo. Te ves un poco cansado, perdón por hacerte correr dos veces.

— No pidas perdón. Todo lo hago por amor.

Lo besé apenas terminaba de decir la palabra amor. No esperé que él tomara la iniciativa, quité su camisa y besé sus pectorales. Está vez, fui yo quien lo relajó. Amo a William más que a todo. Él es mi primer amor y el único ser que me hace sentir bien.

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