Capitulo XV Se mi esposa

Los días seguían pasando y Alana se sentía mejor, al final su malestar si era un resfriado común.

— Hola amor. — dijo Dominic acercándose a Alana.

— Hola cariño. — respondió Alana sonriente.

— Estás hermosa.

— Gracias, también estás muy guapo.

— Qué te gustaría hacer hoy?. — pregunto Dominic.

— Quisiera quedarme en casa, pedir comida y ver algunas películas. — respondió Alana seduciendo al hombre.

— Suena a un plan magnífico, te compro la idea.

Dominic pidió comida a domicilio, mientras Alana se duchaba, ella quería revivir la pasión que había entre ellos y que mejor manera que pasar tiempo juntos.

Al salir escogió ponerse una camisa de Dominic, de igual manera estarían los dos solos en el apartamento, cuando Dominic entro en la habitación y vio a Alana poniéndose crema corporal en sus piernas, la lujuria se apoderó de él y en ese mismo instante la hizo suya.

— Estuviste genial, amor. — comento Dominic besando la suave piel del cuello de Alana.

— Tú tampoco estuviste nada mal. — respondió Alana.

— Sabes, he estado pensando en lo nuestro y yo estoy seguro de amarte y sé que tú también me amas, así que me gustaría que nos casáramos. — dijo Dominic mirando a Alana a los ojos.

— Señor Lombardi, acaso me está pidiendo matrimonio?.

— Así es mi reina, muero por decirle al mundo que eres mía, solo mía. Ahora me aceptas?

— Claro que sí acepto mi amor, te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo.

Los dos terminaron dándose un suave beso.

— Debo ir a ver si ya llego nuestro pedido. — dijo Dominic separándose de Alana.

— Ok, espero que hayas pedido bastante comida, porque no pienso cocinar nada hoy.

— Tranquila, ya cubrí todo.

Dominic se aseó un poco y se puso ropa cómoda, fue por la comida que ya había llegado.

Por otro lado, Alana salió de la habitación después de haberse aseado y camino hasta la ventana, miró el exterior, hacía un día hermoso, el sol brillaba a plenitud, además de la dicha que sentía porque Dominic le había pedido que se casaran, la única nube negra que había en el horizonte, era la de sus padres, pues ellos aún no daban su brazo a torcer y no aceptaban la relación de su hija con un Lombardi.

— Qué haremos con nuestra hija, no la podemos dejar a merced de ese demonio. — le comento Sofía a su esposo.

— Pensé que se le pasaría a la semana, pero ya llevan algunos meses y al parecer no había señales de que ellos se fueran a separar. — acotó Adrik.

Mientras que en el matrimonio Ivanov hablaban, su sobrina Amanda llegó a la casa.

— Tíos, cómo están?. — saludo Amanda.

— Sobrina!, bienvenida por favor siéntate. — dijo Adrik mirándola con cariño.

— Gracias tío.

— A que se debe tan grata sorpresa. — dijo Sofía con sarcasmo.

— Querida tía, vengo a informarles que tengo novio y si todo sale bien pronto nos casaremos. — dijo Amanda con una sonrisa de autosuficiencia.

— No sabes lo feliz que me haces Amanda y cuando lo conoceré?. — pregunto Adrik emocionado.

— Pronto tío, haremos una reunión familiar donde ustedes serán los invitados de honor y espero que Alana pueda asistir.

— Gracias sobrina, en cuanto a Alana tendrás que invitarla en persona. — explico Sofía.

— Tía, pero quiero que sea una sorpresa, por favor ayúdame en eso, solo llévala a la casa, yo te diré el día. — suplico Amanda.

En realidad ella no quería que Alana supiera de qué se trataba, ella quería darle la sorpresa de que su amado Dominic era su supuesto prometido, ese sería el golpe de gracia para acabar con su rival de infancia.

— Está bien, trataré de convencerla de ir. — dijo Sofía.

Sofía no era idiota y sabía que algo trataba Amanda, solo esperaba que no fuera nada en contra de Alana, porque a pesar de que Alana era desobediente, la chica seguía siendo su hija.

Después de un par de horas Amanda al fin se fue, Sofía vio la maldad que había en esa mujer, pero quería saber que haría ahora.

— Yo le diré a Alana que nos acompañe ese día. — dijo Adrik.

— No es necesario, mejor dejemos a Alana fuera de este asunto. — recomendó Sofía.

— Pienso que si ella ve lo magnífico que es tener un novio aprobado por la familia, a lo mejor y deja a ese delincuente. — explico Adrik.

— Tienes razón, entonces encárgate de eso. — respondió Sofía.

Cuando Amanda salió de la mansión Lombardi, tenía una sonrisa de maldad pura, ella tenía todo planeado para llevar a Adrik a la casa de sus padres.

Ajena a todo lo que pasaba, Alana vivía al máximo el amor que estaba sintiendo por su prometido, cuando recibió la llamada de su padre.

— Quien es amor?. — pregunto Dominic despreocupado.

— Es mi papá. — respondió Alana sorprendida.

— Entonces contesta, mientras voy a buscar más botanas. — dijo Adrik mientras se levantaba de la cama.

Alana contesto el teléfono, tenía miedo de lo que su padre le fuera a decir.

— "Hola!". — dijo Alana.

— "Hola, hija, tiempo sin escuchar tu voz". — respondió Adrik.

— "Así es papá, como han estado?". — pregunto Alana.

— "Bien, ahora te estoy llamando porque quiero hablar contigo, pero sin Dominic, así que el día que nos veamos no lo traigas contigo."

— "Ustedes deben entender, que él es mi pareja y pronto será mi esposo."

Adrik ignoro el comentario de Alana y se despidió de ella cordialmente, no caería en la provocación y realmente Adrik quería ver a su hija.

— Qué pasó amor?, todo bien?. — pregunto Dominic regresando con las manos llenas.

— Si amor, mi padre quiere verme, creo que están empezando a aceptar nuestra relación. — dijo Alana con una sonrisa.

— Eso espero!. — dijo Dominic con desconfianza.

La noche fue larga para los enamorados, ellos estaban ignorantes de la tormenta que se les avecinaba.

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