Capitulo IX Vive conmigo

Sofía quedó de piedra con las palabras de su hija, ella no le iba a creer esa mentira, pues durante algunos años ella había sabido de algunos no los que su hija había tenido.

— Eso no es cierto y más te vale que vengas a casa ahora mismo, si ese hombre con el que estás no nos da la cara, entonces no es bueno para ti. — dijo Sofía muy molesta.

— Y quien si es bueno, acaso el imbécil de Gonzalo Salvarán, ese si es bueno, no mamá yo voy a estar con quien a mí se me dé la gana y si insiste en mi relación con ese tipo me largo de la casa.

Alana colgó la llamada de su madre, realmente no quería seguir discutiendo con ella, Dominic entre tanto solo miro a su novia con cara de preocupación, pues él no conocía ese carácter de ella.

— Tu mamá te quiere unir a los Salvarán?, ella no sabe lo que hace. — dijo Dominic preocupado.

— De qué hablas?, tú lo conoces?. — pregunto Alana intrigada.

— En mi mundo conocemos a todos, Gonzalo no es lo que parece, pero bueno jamás dejaré que seas suya.

— Tan creído, bueno me voy, puedes por favor llevarme a un hotel, hoy no vuelvo a mi casa ni loca.

— Y por qué mejor no te quedas aquí conmigo está noche. — comento Dominic.

— Estás seguro, no sería mucha tentación para ti?. — pregunto Alana.

— La misma que para ti. — respondió Dominic con voz seductora.

Él la abrazo y empezó a besarla apasionadamente, cosa que ella no rechazo, una cosa fue llevando a la otra y ambos terminaron en la habitación, el deseo de sus cuerpos era indudable, desde que se conocieron soñaron con hacer el amor y ese día había llegado, locura o no Alana se estaba dejando llevar por sus sentimientos.

— Estás segura de que quieres continuar?. — pregunto Dominic con su voz ronca.

— Sí, lo estoy!. — respondió Alana segura de este pasó que están por dar.

Los dos se entregaron a su inmensa pasión y al deseo de sus almas de ser una sola.

La luz del sol entro por la ventana, haciendo que Alana se despertara de un sueño muy agradable.

— Buenos días, dormilona. — dijo Dominic a penas la vio despertar.

— Buenos días. — dijo Alana tapando su rostro con las sábanas.

— Por qué te escondes?. — pregunto Dominic viendo con gracia la actitud de Alana.

— Debo estar hecha un desastre.

— Estás perfecta, ven dame un abrazo.

Alana se armó de valor y salió de debajo de las sábanas, abrazo a Dominic y así se quedaron por un buen rato.

— Te gustaría quedarte a vivir conmigo?. — pregunto Dominic inesperadamente.

— Es muy pronto para tomar esa decisión.

— Yo pienso que no, creo que si estamos seguros de nuestros sentimientos, no deberíamos esperar más.

— Sabes lo que pasará cuando nuestras familias se enteren, mejor esperemos un tiempo y después me vengo a vivir contigo.

— Yo daré la cara por ti, solo acepta mi ofrecimiento.

— Esto es una locura, pero está bien, acepto vivir contigo.

Dominic volvió a hacerle el amor a Alana, desde su punto de vista ellos estaban predestinados a estar juntos, porque desde el primer día se enamoraron.

El amor de ellos era de ese que trasciende el tiempo, hasta vidas, sus almas estaban destinadas a estar juntas por la eternidad.

— Hablemos primero con mi papá. — sugirió Dominic.

— Crees que él nos ayudará?. — pregunto Alana.

— Laureano no es lo que todos piensan, así que tranquila él nos ayudará.

— Confiaré en ti, si dices que tu papá nos puede ayudar te creo.

— Entonces iremos hoy mismo a hablar con mi padre, te parece?.

— Sí, estoy de acuerdo.

— Primero iremos a comprar algo de ropa para ti y luego iremos con él, el problema es que tendremos que ir a la casa, pues mi papá acaba de ser operado y por obvias razones no puede salir de la casa.

Alana y Dominic fueron de compras y una vez Alana tuvo todo lo que necesitaba para ir a hablar con Laureano, se dirigieron a la casa Lombardi.

— Buenas tardes, señor Dominic. — dijo la empleada que abrió la puerta.

— Buenas tardes, Lorenza, vengo a ver al señor Laureano. — respondió Dominic.

En la casa todos sabían quién era Dominic, menos Mauricio, Laureano lo ha mantenido al margen de sus negocios "ilegales".

— Sí, puede subir a su habitación, el señor Mauricio no se encuentra en casa en este momento.

Dominic tomo de la mano a Alana y la condujo a la habitación de su padre, una vez ahí Dominic entro como si está, fuera su habitación.

— Pero miren nada más quien está aquí, nada más y nada menos que mi hijo Dominic Lombardi. — dijo Laureano apenas lo vio.

— Padre, también es un gusto verte, como dice el dicho "yerba mala, nunca muere".

— Ja, ja, ja así es, ven acá y dale un abrazo a tu viejo.

Dominic se acercó dejando a Alana atrás y abrazo con cuidado a su padre.

Laureano vio por encima del hombro de su hijo a la muchacha, le pareció conocida, así que le dijo a Dominic que se la presentará.

— Quien es esta hermosa niña?. —

— Padre, ella es la razón por la cual quiero dejar tus negocios. — respondió Dominic honestamente.

— En serio, ella es tu novia?. — dijo Laureano sonriente.

— Así es padre, ella es mi novia y futura esposa.

— Pero ven acércate muchacha, no sabes el gusto que me da que al fin este muchacho allá sentado, cabeza.— continuo Laureano.

— Un gusto conocerlo señor, me llamo Alana Ivanov.

La cara de Laureano cambio al instante que escucho el nombre de la novia de su hijo, era imposible que el cabeza dura de Dominic se metiera con una Ivanov.

— Dominic me puedes explicar que está pasando aquí?. — hablo Laureano con un tono de voz fuerte.

— Si, señor solo deja que te explique lo que pasó y a lo que hemos venido.

Dominic procedió a contarle a su padre todas las cosas que habían pasado desde la dichosa fiesta de Fedor y de cómo Alana y el se habían enamorado de la noche a la mañana, Laureano mantuvo una mirada fría, pero escucho atentamente cada palabra de su hijo.

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