Regresé a la mansión con la euforia de haber revelado, aunque parcialmente, la verdad sobre todas las mentiras que me vi obligada a decir ante la prensa. Sin embargo, mi alegría se vio empañada cuando Santiago entró sonriente, interceptándome antes de que pudiera desaparecer en la privacidad de mi habitación.
—No te vayas todavía. Viste como la gente parecía estar encantada de vernos juntos. Celebremos un poco más — Me dijo con una sonrisa que no dejaba entrever sus verdaderas intenciones.
—Estoy algo cansada. Preferiría descansar un rato— No tengo ganas de celebrar nada, mucho menos con él.
—Solo un brindis, ¿sí? Será rápido— Insistió con una mirada persuasiva.
A regañadientes, acepté, y de inmediato Santiago ordenó a uno de los empleados que trajera una botella de champán y dos copas. Tomamos asiento en la lujosa sala de la hacienda, y él se colocó lo más cerca posible de mi.
En un silencio incómodo mientras esperábamos que regresaran con la bebida, Santiago me tomó de la barbilla, obligándome a mirarlo. Con pasión y deseo en sus ojos, me confesó:
—Hace mucho que muero por besarte, por sentir la calidez y suavidad de tus labios.
—Aun no estoy lista— Le respondí tratando de poner distancia.
Sin embargo esto no lo detuvo, él insistió una vez más, expresando cuánto me deseaba y pidiéndome que lo intentara al menos una vez.
Consciente de que no podría evitarlo por más tiempo, asentí levemente.
Santiago, ansioso, recibió la luz verde que necesitaba y me besó. Al principio, el beso fue tierno, pero rápidamente escaló en intensidad, tal y como él es. Justo cuando su lengua empezaba a invadir mi boca con ferocidad, apremiando mi cuerpo contra el suyo, inmovilizándome para que no pudiera escaparme de sus brazos y dejándome en claro que él tenia el control, cerré mis ojos con fuerza tratando de pensar en algo que me distrajera de ese momento.
Sus labios contra los míos, su sabor a vino invadiéndome, sus manos sumergiéndose entre mi cabellera, sosteniendo mi cabeza de manera firme para él. De pronto, cuando sentí su mano libre deslizarse por uno de mis senos, el aire comenzó a faltarme y las imágenes de Alejandro se colaron en mi mente.
Sin previo aviso, me aparté, alejándome de él lo más que pude.
En lugar de mostrarse molesto, Santiago se encontraba extasiado. Yo le había interrumpido el beso, pero para él, eso solo alimentaba su deseo.
—No te preocupes, esperaré el tiempo que sea necesario para que las cosas avancen mucho más entre los dos. Este solo fue el primer paso y por lo que sentí, no me eres tan indiferente como crees.
Sentí un alivio momentáneo con sus palabras. Al menos no me forzaría a algo más.
—Te has convertido en una droga para mi Ximena y créeme, después de este beso no se si podré conformarme con menos. Pero sabré esperar— Suspiro. —Esperaré por ti hasta que tu corazón sea completamente mío y te entregues a mi por tu propia voluntad y te aseguro, que amaré cada parte de tu cuerpo hasta que no te quede duda de lo mucho que me importas.
Estaba a punto de contestarle. A punto de preguntarle ¿Qué pasaría si nunca logro enamorarme de él? ¿Se rendiría? ¿Me dejaría ir? Pero guardé silencio, porque lo dudo mucho. Santiago no es de lo hombres que aceptan una derrota.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 48 Episodes
Comments
Lisbeth Valbuena
veremos que pasa en.los siguientes días, por que santiago no se dará por vencido
2024-11-05
0
Martha Serrato Cisneros
Yo creo que si se va a enamorar de Santiago, digo si es que el no la forza a hacer lo que ella no quiera, pero esperemos a ver que pasa
2024-09-05
1