Cena.

TABITA.

Todo el camino no saque de mi cabeza todo lo sucedido, el auto se detuvo frente a mi casa, pague la carrera y baje a paso lento, con mi mochila entre mis manos pues los cordones se habían reventado.

Abrí la puerta y grite de emoción mientras dejaba caer la mochila al suelo— ¡papá!, que bueno que llegaste a tiempo.

Camine hacia él y me observó hasta detener mi abrazo— hija, ¿qué te paso?, vamos al hospital.

— papá, tranquilo, vengo del hospital y solo son raspones — entrecerró sus ojos hasta levantar una de sus cejas y me abrazo.

— ¿qué sucedió? — un suspiro salió de mi boca en recordar aquel suceso raro.

— venía para acá cuando un auto se atravesó, pero ese hombre me ayudo llevándome al hospital, todo está bien papá.

— era lo mínimo que podía hacer, después de su imprudencia— sonrió y asentí, en eso mi madre venía bajando las escaleras y al verme así palideció.

— mamá, tranquila estoy bien, no paso de unos simples raspones, pero mi bicicleta se quedó en ese lugar.

— tranquila mi princesa, dime la dirección para ir.

Asentí, diciéndole la calle, y mientras papá regresaba, mamá hizo que me acostara en el sofá, subió mi pierna en un montón de almohadones y puso una compresa con hierbas.

Suspire al ver a mi madre remendar mi mochila quedando como nueva— gracias mamá, ¿te he dicho que te amo? .

— no tantas veces como cuando eras mi bebe— curve mis labios al escucharla hablar de cuando era pequeña, siempre que relataba mis travesuras sus ojos brillaban.

Me abrazo y la puerta se escuchó — ¿dónde están las dos mujeres más bellas de este mundo?— mi madre se carcajeó y mi padre se acercó a ella hasta dejar un tierno beso a mi madre — hija mañana te llevaré a la universidad, no encontré tu bicicleta.

Asentí mientras volvía a suspirar, pase toda la tarde noche con mi padre, ya que a el tenía más de dos meses de no verlo por su trabajo.

Al estar en mi habitación, me bañé, al salir me puse mi pijama, y mientras secaba mi cabello nuevamente el rostro de ese hombre atormentaba mi mente.

Trence mi cabello, me levante y solo me fui a acostar e intentar dormir...

............ ......... ...........

Bajamos los tres del balcón para estar más cerca de los caballeros, y al pasar por la fila de guardias atras de ellos se encontraba mi mentor quien solo me sonrió asintiendo.

Y cuando comenzaron a pelear, vi venir a Liceo quien me aventó la espada tomándola en el aire e hice lo que tenía que hacer— ¡por mi honor! — grite mientras empuñaba mi espada e iniciaba esta batalla junto a mi mentor, peleábamos con destreza ambos.

Veía de vez a mi padre quien solo observaba todo lo que estaba pasando, estábamos a punto de ganar cuando al girar para darle la estocada final sentí un corte profundo en mi brazo el cual me hizo gritar de dolor.

Al levantar mi vista era uno de los guardias del castillo y sin verlo venir me tumbo al suelo mientras su espada apuntaba directo a mi cuello.

— ¡ya basta!— grito mi padre mientras sostenía su espada y se acercaba a Liceo quien estaba igual que yo— jamás debí dejarte qué regresaras, esto es alta traición y se paga con sangre.

Y antes de que papá hiciera algo, Liceo volteo a verme, ladeo sus labios mostrando una pequeña sonrisa y solo asintió — ¡se libre Athena!.

...... ... ..... ........ ........

Me levante agitada, nuevamente esos sueños extraños aparecían, no entendía que sucedía, intente calmarme cuando la puerta se abrió y era mi madre.

— hija, ¿estás bien?— asentí levantándome de la cama.

— solo fue un sueño— sonrió y se acercó hasta abrazarme.

— feliz cumpleaños Tabita, mi princesa — sonreí por como me llamo, al separarnos dejo un beso en mi frente — alístate, te espero abajo para desayunar.

Asentí, ella salió y me duche, me arregle, tome mi mochila y salí de la habitación, baje lento las escaleras hasta llegar a la cocina donde ya estaba mi padre sentado, con su taza café sobre la mesa y el periódico en sus manos.

— buenos días, familia— hablé y de inmediato mi padre se levantó para abrazarme.

— felices veintiuno, mi princesa - al bajarme, beso mi frente y me entrego una cajita guinda — un pequeño presente.

Al abrirla era un pequeño collar con mi nombre — gracias papá - me puso el colgante y desayunamos en familia.

Al llegar a la universidad me despedí de mi padre, entre caminando despacio cuando mi amiga me abrazo por detrás.

- Tabi, feliz cumpleaños - giré para abrazarla, al separarnos me observó de arriba abajo— ¿pensé que no te gustaba usar jeans? — sonreí por sus palabras— aun así te ves hermosísima.

— gracias Alex, por cierto hoy te espero a las ocho, no sé te olvidé— negó mientras entrelazaba su brazo en el mío.

— jamás Tabi - de la nada grito e hizo que me detuviera - ¿sabes de qué me enteré? - negué y continuamos caminando - qué el profesor que estará por la profesora Wilson, es todo un adonis, dicen que tiene un cuerpo envidiable y un rostro para enamorarse.

- ¡oh!, pues que bien, ¿no? - rodó sus ojos hasta ponerlos en blanco.

- eres una agua fiestas, pero mañana que lo veas por ti misma, tu me dirás, Tabita - solo asentí mientras nos sentamos.

Y el día transcurrió tan interesante como siempre, al salir papá ya me esperaba, teniendo una cita de papá e hija y dándonos tiempo de calidad.

Donde me regalo otra bicicleta, al llegar a casa salude a mi madre y me fui a mi habitación para hacer la tarea, cuando de aquel perchero colgaba mi vestido recordando de nuevo a ese hombre.

Las horas pasaron, ya había terminado los pendientes, me duche y me arregle luciendo ese vestido que mi madre mando hacerme para este día.

Baje las escaleras y al pie de ellas me esperaba mi papá con una enorme sonrisa— eres tan hermosa hija, gracias por parecerte a tu madre porque imagínate a mi en mujer, no, no, no - me reí por sus ocurrencias, tomé su mano y salimos para subir a la camioneta donde ya estaba mi madre y mi mejor amiga.

Llegamos al mismo restaurante en donde cada año celebrábamos mi cumpleaños, nos sentamos y mientras esperábamos nuestro pedido observaba con gusto el lugar.

Ya que era un restaurante con temática medieval, y toda historia antigua me fascinaba, cenamos en medio de pláticas y risas.

Hasta que llego el pequeño pastel con sus veintiún velas — pide un deseo, recuerda que al pedirlo de corazón se hace realidad.

Sonreí ante las palabras de mi madre, asentí y mientras soplaba pedí fervientemente qué llegara a mi, mi príncipe azul y el gran amor de mi vida.

Comimos pastel y antes de irnos mi madre me entrego una pequeña bolsa, la iba a abrir, pero ella no me dejó — esta bolsa la abrirás cuando las señales se presenten— abrí mis ojos en total sorpresa, al no entender cada palabra que decía mi madre— usa estos bellos ojos para que puedas darte cuenta de ellas, te amo mi princesa.

Salimos del restaurante y con miles de preguntas en mi cabeza, ¿qué quiso decir mi madre?, ¿cuáles señales? Y, ¿como sabré cuando se presenten?.

Sacudí mi cabeza y subimos a la camioneta, dejando de paso a mi amiga en su casa, llegamos a casa, me despedí de ellos y solo subí las escaleras hasta mi habitación.

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Comments

🌷Liz PG🌺🌺💛

🌷Liz PG🌺🌺💛

Es quien la atropello ❓❓❓

2024-10-04

1

🌷Liz PG🌺🌺💛

🌷Liz PG🌺🌺💛

Gran diferencia en el trato con estos padres 🤩

2024-10-04

1

Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz

Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz

Me encanta esta novela, felicidades 👏 😊

2024-09-29

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