Tome mis cosas y estaba pensando en qué hacer.
Puede ser...
Quiza habría sido la que yo estaba pensando o quizá fue un delincuente aprovechando de mi ausencia.
Aunque aún no podía hacer protestas, no había pruebas suficiente como para reclamarlo en el comité de la escuela.
No tenía las pruebas.
Esa cámara contenía la gran cantidad de fotos de mis artes, desde cuándo empecé a cuando llegue.
Todos los artes más hermosos que me costaron más de 14 horas trabajar al día.
Tanto esfuerzo para nada.
Mis dientes rechinaron inconscientemente.
Mi puño se cerró con rabia apretando con fuerza.
María era la hija de la profesora de arte.
Esa profesora cuya tenía al mando a su director.
¡Los odio!.
Tenía el director a mi disposición.
Solo me faltaban este par de perras.
Trate de contar los segundos sin dejar que mis cejas se perforaran en si solas.
No quería tener enormes líneas de expresión por el rostro, me aterraba parecer una vieja chata ya solo a los 19 años de edad.
Seguí caminando recto ver el museo de arte de la escuela.
Había solo una pintura.
Una pintura que era mía, personas pasaban y miraban el arte sacando fotos con sus cámaras.
Al menos ...hice algo reconocido... .
Recordé cuando la profesora Inés aprobaba mis trabajos y me alentaba, la profe de arte se había roto todo el cuerpo cuando chocó contra un camión.
Por culpa de la mala suerte, la profesora Inés fue reemplazada por otra.
La actual.
Baje la cabeza para abajo recordando lo buena que era mi profesora.
Lamentaba mucho su ida y la extrañaba.
En si, le había tomado mucho cariño.
Gracias al estudio nadie quitaría mi arte del museo.
Sonreí rendida a todo lo único bueno que hice el año anterior.
Cuando salí de las puertas del colegio me encontré con una fila de autos estacionados, seguro indicaba que había una celebridad en la escuela.
Seguí caminando rumbo a mi casa mientras la fatiga me sofocaba.
Estaba cansada.
Me desplome sobre el duro colchón del apartamento.
Y me dormi...sin pensar en qué el día siguiente tenía que entregar el trabajo de cera.
Ese estúpido trabajo de cera.
Fui a comprar en una tienda donde coleccionaban cosas útiles.
Salí del lugar con la pelota atorada en mi garganta.
Cuando entre al restaurante ví a través de la pared de vidrio como los autos se estaban estacionando en filas.
De nuevo.
¿Acaso la celebridad iba a los lugares igual que yo?.
Las pocas personas que pasaban solo miraban con caras curiosas.
Otras quisieron tomarse fotos.
Ahogue una risa cuando una niña se acercó queriendo hacer pose de diva pero el auto había tocado el saxofón.
Seguí comiendo el café.
Debia mantenerme despierta hasta todo se solucione y debía estar horas haciendo ese proyecto.
Mi trasero me dolía de tanto estár sentada.
Pedí la cuenta y me marche sobando me el cul0 con la mano.
Baje la cabeza mientras me rascaba la cabeza y miraba a otros lados.
La fila seguía ahí.
No quería dudar de que me estaban persiguiendo.
No ví ninguna celebridad así que seguí derecho.
A los pocos segundos de solo haber caminado una cuadra sentía que iba a desmayarme.
La cabeza me daba vueltas.
Y si.
Caí al suelo con la cara pegada al piso.
Seguramente si hubiera un vidrio para ver lo ridículo que se veía mi rostro. Cuya persona que lo viera se estaría riendo de mi ridículo.
Y...me desmaye.
Espero que al despertar vuelva caminando...
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