Capítulo 18

"Entonces, ¿por qué sigues andando con él?, deberías aprovechar tu último año para salir con algunas chicas", continuó hablando Ryan.

El sonido del balón podía oírse por toda la cancha, pero sus voces eran lo único que Naím podía escuchar.

"Como siempre solía estar solo mirando los entrenamientos, pensé que sería bueno hablar con él para que se animara a entrar a la cancha", dijo Axel.

"¿No crees que podrías gustarle?, siempre te trata de manera diferente que al resto de nosotros", preguntó Ryan.

La risa de Axel se oyó por todo el lugar haciendo eco.

"No, no lo creo, solo es amable conmigo porque soy su amigo"

"¿Y qué hay de Rosie?", preguntó de repente James.

Después de un momento de silencio, Axel volvió a hablar.

"Ella es diferente, es una chica, no voy a negar que me gusta, la conozco desde hace tiempo y nos llevamos bien, los omegas hombres y mujeres son diferentes, una chica es más delicada y bonita", dijo Axel.

"Para mi es igual, no me interesa si es chica o chico, igual son omega", dijo Ryan.

"No, es diferente, no importa si es omega, tiene el cuerpo de un chico, a una chica le queda bien un vestido, adornos en el cabello, el maquillaje, puede verse bonita en cualquier momento, esa es la diferencia, a un chico no se le vería bien aunque sea omega, porque tiene el cuerpo de un hombre y no es atractivo"

Las palabras de Axel se oían tan serias, como si siempre hubiera pensado de esa manera.

"¿Por qué no sales con ella entonces?, deberías acompañarla a casa y salir los fines de semana de paseo", comentó James.

"¿Qué esperas que haga si Naím siempre está esperándome?, no puedo rechazarlo fácilmente, es como mi pequeño hermanito que siempre me espera en casa", dijo Axel riendo.

¿Cuál es el sonido de un corazón roto?, si pudiera oírse, el corazón de Naím haría un gran estruendo en toda la escuela.

Naím se alejó lentamente sin emitir ningún sonido, ya no quería escuchar más, todo le había quedado claro, no sabía que hora era, pero estar ahí de pie le pareció una eternidad.

Mientras caminaba, algo en el piso le llamó la atención, algo se reflejaba debajo de los casilleros, se agachó y estiró la mano por debajo, el toque le pareció familiar, sus ojos se llenaron de lágrimas antes de ver lo que era.

No quería mirarlo, sabía que era la tarjeta que le había regalado a Axel, el que dijo que cuidaría bien, ahora se encontraba en el piso, esto terminó de romper su corazón, era obvio que no le interesaba, nunca lo hizo y no cambiaría.

Las lágrimas empezaron a caer, Naím limpió sus lágrimas rápidamente, no iba a permitir que nadie lo viera llorar, guardó la tarjeta en su bolsillo y salió como si nada hubiera ocurrido.

Respirar le era difícil, pero siguió caminando, tomó el autobús, llegó a casa y entró con tranquilidad.

"Hermanito"

Su hermano estaba ahí junto con su esposa y sus hijos, en cuanto Naím entró, su hermano corrió a abrazarlo, un abrazo era lo que menos necesitaba ahora porque quebrantaría su fuerza.

Soportó sus ganas de llorar, saludó a su hermano y a su familia y subió a su habitación con la excusa de que iba a cambiarse.

Dejó su mochila y se quedó ahí de pie, no tenía ganas de hacer nada ahora, no quería ver a nadie, solo quería descansar y tener lindos sueños.

"Naím"

Su papá entró con cuidado, podía sentir que algo le sucedía a su hijo, lo supo desde el momento en que lo vio entrar a la casa.

"Estoy cansado papá", dijo Naím.

"¿Pasó algo?", preguntó su papá.

Naím negó con la cabeza, pero sus lágrimas cayeron finalmente, al verlo, su papá lo abrazó de inmediato.

"Me equivoque papá", dijo Naím llorando.

"... Me equivoqué"

Su papá lo abrazó con más fuerza.

"... Fui un tonto"

Él mismo se había creado una ilusión, la ilusión de querer a alguien y esperar que él sintiera lo mismo.

"No es una tontería que alguien te guste, no menosprecies lo que llegaste a sentir, no menosprecies tus sentimientos, solo no era la persona correcta"

Como alguien que conocía a su hijo, ya se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo con él, el cambio que tuvo, querer verse mejor, llegar más tarde a casa y estar distraído todo el tiempo mientras sonreía solo.

"Pero fui solo yo, él no sabía nada, no me veía de esa manera, ... Fui yo quien se ilusionó solo", dijo Naím sin dejar de llorar.

"A veces no podemos evitar sentirnos así por alguien o tener altas expectativas por esa persona, pero no te culpes por nada, es parte de la vida, vamos a superarlo juntos, ¿de acuerdo?"

"Mi pequeño bebé, no dejes que eso te lastime, ni te quite quien eres, no cierres tu corazón, no lo soportes solo, sácalo todo, yo estoy aquí, toda tu familia está aquí", dijo su papá abrazándolo con fuerza.

Naím lloró por mucho tiempo hasta quedar agotado y se quedó dormido en los brazos de su papá como cuando era un niño.

Su papá lo acomodó con cuidado, lo cubrió con una colcha y salió de la habitación.

En los sueños de Naím, se encontraba en la cafetería con Axel tomando su malteada favorita con el monito encima, ambos reían hablando de diferentes temas.

El lugar cambió de repente a la cancha de baloncesto, donde lo había visto por primera vez, pero solo podía oírse el sonido del balón rebotando en el piso, Axel apareció con su hermosa sonrisa como siempre, Naím lo saludó viéndolo venir hacia él, pero Axel pasó de su lado y se fue con Rosie.

Naím trató de caminar, pero no pudo moverse, un sonido de algo rompiéndose vino de lejos, Naím volteó para ver de que se trataba, la tarjeta que le había regalado a Axel se encontraba destrozado en el piso, no quedaba nada y no podía repararse por más que lo intentara.

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