Capítulo 10

Al final terminó regañado por sus padres y con un resfriado, Naím sufría de fuertes resfriados desde que cumplió la edad en donde podía emitir feromonas, es decir, desde los catorce años, era doloroso y siempre terminaba recibiendo tratamiento en el hospital.

Tuvo que faltar a la escuela durante casi dos semanas hasta recuperarse completamente, Dylan iba a visitarlo y le llevaba la tarea para que no se retrasara en sus estudios.

Aunque esperó, en ningún momento llegó un mensaje de Axel, tenía su información de contacto, pero no se atrevió a enviarle un mensaje y menos llamarlo, además, el partido ya se había llevado a cabo, fue Dylan quien le dijo que habían ganado.

Naím miraba por la ventana de la habitación del hospital, ya se sentía mejor y volvería pronto a clases, pero el extraño sentimiento no desapareció desde el día que vio a Axel y Rosie juntos.

Era un sentimiento diferente al de no conseguir su tarjeta favorita y verlo en manos de otra persona, podía conseguirlo después de todos modos, pero con una persona era diferente, tal vez eran celos, pensó Naím.

Después de estar internado por varios días, fue dado de alta finalmente y volvió a clases, la lluvia seguía, pero no tanto como antes.

"Es bueno que estés aquí"

Dylan fue el primero en darle la bienvenida.

"Se ha estado creyendo la mejor desde que faltaste", dijo Dylan mirando a Rosie.

Sin Naím aquí, Rosie tenía las mejores notas en los exámenes, Naím tenía un permiso especial y tomaría un examen diferente hoy.

"Será mejor que saques una buena nota, ¡ánimo!"

Dylan lo acompañó hasta la oficina del profesor donde Naím realizaría el examen y después volvió a clases.

El profesor tardó en llegar y cuando entró se veía muy apresurado.

"Tendrás que tomar el examen en otro lugar, ahora tengo otra prueba con otra clase, así que lo tomaras ahí"

Tomó algunos materiales y salió rápidamente, Naím lo siguió apresurado, el lugar a donde se dirigía el profesor era el edificio contrario, donde se encontraban los estudiantes alfa.

Naím no había entrado a ese lugar, no era prohibido entrar, a menos que fuera para jugar o causar problemas.

"Adelante"

El profesor hizo que Naím entrara primero, el ambiente dentro del salón era demasiado pesado, característico de los Alfa, Naím agitó su mano con disgusto para dispersar el olor, algo que sorprendió a los que estaban sentados, al ser tratados como una peste.

"Profesor, ¿puedo abrir las ventanas?", dijo Naím con disgusto.

"Claro, claro, chicos abran las ventanas", ordenó el profesor.

Como nadie se movía, Naím caminó hacia las ventanas y quiso abrirlas, pero la cerradura era demasiado alta, las risas pudieron oírse detrás de él.

"Manada de infructuosos", dijo en voz baja y las risas se oyeron más fuerte.

Varios estudiantes se pusieron de pie y abrieron las ventanas con facilidad, alguien tocó el hombro de Naím, cuando miró hacia esa dirección, se trataba de Axel.

"¿Qué haces aquí?", preguntó con una sonrisa.

No lo había visto en varios días, Naím lo miró fijamente y sonrió, era bueno verlo.

"Vine a tomar un examen", dijo contento.

El profesor le pidió que tomara asiento en algún lugar libre para comenzar con el examen.

"Puedes sentarte aquí"

Axel lo guio hacia el asiento de su lado, como no estaba ocupado, podía sentarse libremente.

Naím se sentó, estaba un poco nervioso, pronto, el profesor empezó a repartir los exámenes.

"Suerte", dijo Axel levantando los pulgares hacia Naím.

Naím sonrió y también le deseo buena suerte.

Cuando vio el examen, no pudo recordar nada, solo la sonrisa de Axel ocupaba su mente, le había deseado buena suerte y no podía desperdiciarla, se concentró y empezó a escribir, era una prueba de matemáticas.

Los problemas le resultaron fáciles después de concentrarse y lo terminó rápidamente.

Como los demás aún no habían terminado incluido Axel, Naím decidió esperar y salir juntos para el receso.

Antes de que sonara el timbre, todos entregaron sus exámenes y pudieron salir.

"¿Quieres que comamos juntos?", preguntó Axel.

Naím asintió, pero fue rodeado por un grupo de chicos y chicas alfas.

"Comamos juntos también, ¿de acuerdo?"

"Te compraremos lo que quieras"

"¿Quieres que te dé mi número?"

Fue atacado con varias preguntas de repente, Naím los miró con disgusto haciendo una mueca graciosa.

"¿Por quién me toman?", dijo enojado.

Al contrario de lo que esperaba Naím, todos empezaron a reírse, era divertido ver a alguien así, que a pesar de ser pequeño y estar rodeado, no dudaba en defenderse.

"Dejen de molestarlo"

Axel se acercó y se llevó a Naím, Naím lo siguió hasta la cafetería de la escuela y sirvieron su comida.

Hoy el menú principal era lasaña, algo que le gustaba mucho. Fueron a sentarse en una mesa aparte.

"¿Te gusta la lasaña?", preguntó Axel al ver a Naím comer contento.

Naím asintió.

"Me gusta todo lo que sea pasta", dijo Naím contento, era bueno comer solo con Axel.

El lugar fue llenándose poco a poco, la mesa que ocupaban ambos fue invadida repentinamente por los compañeros de clase de Axel.

"Hola de nuevo"

"¿Quieres que te dé un poco más?"

"Mira, te compré una bebida"

Eran los mismos que habían rodeado a Naím antes, Naím pensaba pasar la hora de la comida con Axel y hablar tranquilamente, pero a él parecía no molestarle, tenía que buscar refuerzos, miró por todas partes buscando a alguien y cuando lo vio, levantó la mano para llamarlo.

"Dylan, ven aquí"

Dylan miró hacia la dirección de Naím y se sorprendió al verlo sentado con varios alfas, se acercó a prisa con una hermosa sonrisa.

"Hola muchachos, que bien se ven hoy"

Todos voltearon a ver al dueño de la voz, Naím sabía como era Dylan, pero aun así, se sintió un poco avergonzado; Naím se apartó del asiento dándole lugar, Dylan se sentó contento y empezó a hablar de inmediato.

"Mi nombre es Dylan, estoy en el último año de secundaria, tengo buenas notas, me gusta ver novelas junto con mi hermana, tengo dos perros y dos gatos... "

Y continuó hablando, todos empezaron a reír al escucharlo, Dylan era alguien inocente y divertido, ambos pequeños amigos omega eran interesantes y agradables, no pudieron evitar llenarlos de dulces, jugos y muchas cosas más.

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