Capitulo 4

Peter se levantó del escritorio y se acercó a ella lentamente, Marián se puso pálida no esperaba tenerlo tan cerca.

-En primer lugar, hiciste todo lo que estuvo a tu alcance para que me casara contigo, después simplemente te fuiste durante cuatro años y ahora vuelves a aparecer perturbando mi vida, ¿crees que voy a dejarte ir tan fácilmente? – ella dio un paso atrás para alejarse de él

-No… no te entiendo – respondió ella

-¿Quieres el divorcio?, entonces deberás ganarte el hecho de que pueda pensar en llegar a un arreglo contigo – él la miraba fijamente a los ojos

Ella entendió finalmente cada una de sus palabras haciendo que la ira de Marián se disparara, en un principio él estaba en contra de casarse con ella, por lo que siempre la engañaba, estaba con otras mujeres y casi nunca llegaba a casa, hasta llegó a pedirle el divorcio a ella y en el momento en que ella quiso separarse de él, la culpa recaería en ella.

-¿Qué es lo que quieres Peter? – ella dio un paso y por primera vez la vida lo enfrentó

-¿Quién fue el que paso cada noche fuera de casa?, ¿recuerdas con cuantas mujeres te acostaste mientras “vivimos juntos”?, ¿De verdad crees que yo no soy digna de algo? – esas palabras le habían dolido y le recordaban cuando le había dado las pastillas

Si ella hubiera sabido que él amaba a Sara nunca le habría dicho a Iván, el padre de Peter, que estaba enamorada de él y mucho menos habría aceptado casarse con él.

Mientras Marián lo enfrentaba el rostro de Peter era frio y sin sentimiento alguno, ella sabía que lo que estaba haciendo no generaría ningún efecto, pero necesitaba decirle por fin unas cuantas cosas a la cara.

-¿No sería mejor para ti ser un hombre soltero?, así podrías ser feliz con la mujer que amas – después de eso ninguno de los dos habló

-¿Crees que me importa algo de lo que has dicho? – le respondió sin quitarle la mirada de encima

-¡Por supuesto que no!, mientras estuviste conmigo siempre estuviste rodeado de mujeres hermosas y en cada una de tus noches siempre hubo alguien que calentara tu cama – ella intentaba sonar calmada, pero le era imposible

-Peter, ¿puedo entrar? – en el momento en que la conversación se estaba poniendo más incomoda llegó Sara Edwards

Marián volteó y la vio allí parada, notó que llevaba el uniforme y el carnet de la empresa, en otras palabras, trabajaba allí, eso quería decir que la buscó después de que ella se fue, así que al pensar en esto solo dejó salir una risa suave y negaba con la cabeza.

-Marián, ¿Cuándo regresaste? – Sara los miró y notó que había llegado en un mal momento, aunque no podía devolverse

-Hace algunos días – respondió alejándose de Peter

-Tanto tiempo si vernos, hoy voy a comer con Peter, podríamos salir los tres y conversar un poco – Marián no creía lo que escuchaba

-No vayas a malinterpretar nuestra relación, yo soy colega de Peter, estoy trabajando aquí en la empresa, en el departamento de administración – hablaba de una manera tan tranquila que Marián quería salir corriendo de ahí

-Yo no estoy aquí por una visita de cortesía, estamos tratando algo que nos interesa a los dos y nada más – las palabras de Marián eran frías

-No te preocupes, esperaré afuera a que terminen y no olvides nuestra cena, no quiero que vayas a tener problemas en el estómago otra vez – se despidió y salió de la oficina

-Por lo visto siempre he estado equivocada, hace años tu padre hizo que te casaras conmigo amenazándote de dejar todo a organizaciones benéficas si no lo hacías y se que me odiaste profundamente por eso, pero después de que te entregué los papeles del divorcio firmados no los firmaste solo porque fui yo quien dio el primer paso y ahora trabajas al lado de tu amada Sara, la has tenido a tu lado quien sabe por cuanto tiempo y ni siquiera por el amor que le tienes has tramitado el divorcio, siempre pensé que la amabas, pero ahora me doy cuenta de que lo que en realidad amas es al dinero y contra eso no hay forma de luchar, en realidad eres un hombre egoísta y me alegra haberme ido de tu lado hace cuatro años – las palabras de Marián enfurecieron a Peter

-Estas abusando Marián – de la rabia que le dio golpeó la pared que estaba detrás de ella

-Esto se acabó Peter – lo miró directamente a los ojos ignorando el hecho de que ese golpe había podido ser para ella

Ella lo había conocido hacia 13 años en una tarde de verano cuando ella tenía 13 años y sus padres habían muerto en un accidente, el padre de Peter la había llevado a su casa y fue cuando lo conoció, cuando el tan solo tenía 17 años.

La primera vez que lo vio estaba en el jardín de la casa y vestía un jean en conjunto con una camisa blanca, su cabello estaba un poco largo y la brisa lo alborotaba suavemente, su rostro era hermoso, parecía un príncipe de cuentos de hadas y al verlo ella sintió esa chispa en su corazón.

Años después Iván la había llamado a su estudio para preguntarle si le gustaba su hijo y ella le dijo que sin con un poco de timidez, era la primera vez que le decía a alguien que tenia sentimientos por Peter y se enteró de que su padre lo había obligado a casarse con ella después de la boda.

Ese mismo día se enteró de que él amaba a Sara y se dio cuenta de que su matrimonio había sido un terrible error.

-Si no quieres firmar el divorcio entonces no lo hagas, pero espero que no te arrepientas luego – le dijo ella mirándolo fijamente a los ojos

Marián se dio la vuelta y salió de la oficina con paso decidido, mientras Peter la veía salir sentía que la respiración le faltaba y vio a Sara entrar.

-Peter – lo llamó suavemente y tomó su mano

-Ve a tu puesto, no quiero hablar con nadie ahora – le dijo soltándose de su agarre

-Ella ha regresado, ¿Por qué no intentas arreglar las cosas? – Sara conocía a Peter de toda la vida y nunca lo había visto perder la paciencia

Ese hombre era la tranquilidad hecha humano, siempre tenia una actitud rígida y fría, pero la presencia de Marián definitivamente lo ponía nervioso.

Esa mujer era la única que hacia que Peter mostrara algún tipo de sentimiento o emoción y eso hacía que Sara le tuviera envidia, lo peor era que él no se había dado cuenta de los sentimientos que tenía hacia ella.

-No hay nada que arreglar – respondió él

-Entonces me imagino que no faltaras a tu promesa de cenar conmigo hoy – él aceptó la idea, no dejaría que Marián cambiara su vida por haber aparecido

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