Capitulo 12

Marian habló con Abigail por teléfono y trató de tranquilizar a la pequeña diciéndole que ya iba de regreso a la casa, haciendo que la niña dejara de llorar.

-¿Por qué no llevaste a la niña con sus abuelos para que se encargaran de ella? – Peter le preguntó un poco serio

-Ellos no saben que ella existe – respondió ella mientras veía por la ventana del auto

-¿Tanto es tu amor por él que decidiste tenerla y quedarte con ella a pesar de no tener tiempo para cuidarla? – él no entendía las decisiones de la persona que tenía al lado

-¿Por qué debemos hablar de alguien que ya no está? – dijo ella con indiferencia

En ese momento Peter se dio cuenta de que Marian había cambiado, había tanta indiferencia en sus palabras y eso era algo a lo que él no estaba acostumbrado, ya no le sonreía como antes y a cada cosa que hacía le ponía tanta pasión, ya no mencionaba su nombre y cuando lo hacía había tanto desdén en su voz.

Esa chica alegre y amorosa había quedado en el pasado, por lo que al pensar en eso sintió que su corazón era aplastado por un montón de piedras haciéndolo sentir asfixiado.

El silencio se quedó por un buen rato en el auto, él no sabía que decir y ella no quería hablar con él.

-¿Por qué está llorando la niña? – finalmente preguntó él

-Por tu visita del otro día ha estado teniendo pesadillas y su humor no ha sido muy bueno estos días, la asustaste mucho – él no supo que responder a eso

Nuevamente reinó el silencio en el auto, sentía que se había dado un tiro el mismo al preguntar, así que no dijo mas nada hasta que llegaron y ella le agradeció por haberla llevado a casa.

Al entrar a su departamento Abigail estaba llorando nuevamente y al ver a su madre corrió hacia ella, Marian la tomó en sus brazos y la abrazó, en ocasiones se preguntaba si había tomado la decisión correcta, la niña necesitaba un hogar estable y Peter no se quería divorciar de ella, tampoco quería que él supiera que era su hija.

Esa noche Marian no durmió y al día siguiente fue a la empresa, se notaba claramente que no había pasado buena noche, tenía grandes ojeras bajo los ojos y sentía su cabeza demasiado pesada, por lo que durante la mañana tuvo que cerrar los ojos por un par de minutos para descansar los ojos.

En ese momento el gerente del departamento de finanzas iba a la oficina de Marian a entregarle unos documentos para su revisión, pero fue detenido por Peter quien estaba afuera de su oficina, el empleado estaba sorprendido al verlo allí.

-Señor Martin tengo aquí los documentos de la ultima semana para su revisión – le dijo cuando no soportó la mirada de Peter

-Llévatelos y dile a mi asistente que los revise – quería que esa mujer saliera de su empresa, pero no podía seguir presionándola de esa manera

Algo en su corazón le decía que estaba siendo demasiado duro con ella, él nunca había sido una persona amable con los demás, pero había algo en ella que hacía que fuera distinto.

Al mediodía mientras todos almorzaban ella se recostó un rato en el mueble de su oficina logrando descansar un poco, recordó que debía imprimir algunas cosas y fue hasta el área de impresión en donde se encontró a Amanda Ferrer.

Al parecer Amanda estaba de muy buen humor, así que Marian prefirió ignorarla, pero en realidad la chica no dejaría que eso sucediera por lo que se atravesó en el camino de Marian y abrió los brazos bloqueándola.

-Señorita Rossi, ¿puedo saber a donde va? – hablaba tranquila, aunque se notaba que era todo un engaño

-No te importa, hazte a un lado que necesito pasar – Marian le espetó

-Quiero que sepas que estoy como secretaria en esta empresa y fue Pity quien aprobó mi ingreso, así que deberás mostrarme un poco de respeto – vio que la chica se estaba agitando un poco

-¡Te felicito! ¿Qué se siente tener un empleo de tan alto estatus? – pudo ver como la chica se ponía roja de la rabia

-¡Quiero que dejes a Pity en paz!, el es mi prometido y no quiere estar cerca de ti, por lo que te sugiero que te vayas rápido de esta empresa – Marian le sonreía y como quería discutir con ella solo se dio vuelta para volver a su oficina

-Pity también me dijo que nunca se había acostado contigo, supongo que te sentirías muy sola en tu gran cama y también me dijo que nunca te había dado un regalo ni siquiera recuerda la fecha de su boda – al notar que Marian no le decía nada sonrió y tocó el collar que tenia puesto

-Mira mi colar, vale millones de dólares y fue Pity quien me lo regaló, así como este brazalete – al escuchar eso ella sin saber si era curiosidad o masoquismo volteó a verla

El collar y la pulsera eran de jade y hacían juego, él siempre había sido encantador con las mujeres que estaban a su alrededor, con todas menos con ella, siempre fue diferente con ella al punto de que fue su asistente quien compró los anillos de boda.

-¿Tiene algo mas que decir señorita Ferrer? – preguntó Marian con cara de aburrimiento

-¿Por qué tomaste algo que no es tuyo>?, no te das cuenta de que él no te ama y nunca te ha amado, solo se casó contigo por su padre, así que deberías desaparecer de nuevo de su vida ya existe otra mujer que si está a su altura – al escuchar eso Marian se rio con sarcasmo

-Señorita Ferrer ya que su prometido le ha contado tantas cosas, ¿no le contó el porque no quiere firmarme el divorcio?, ¿le contó que le entregue los papeles firmados hace tres años y aun no los ha presentado al juzgado?, peleas por un hombre al que abandoné hace años y que aun no da mi libertad – el rostro de Marian mostraba maldad

-Además, los dos firmamos un acuerdo prematrimonial en el que yo me quedo con la mitad de toda la fortuna de la familia Martin después del divorcio – Amanda sentía como si un balde de agua fría le hubiera caído encima

-¡Eso es mentira!, no creo que Iván hubiera aceptado eso y menos Pity – Amanda pensaba que esa mujer debía estar inventando cosas para molestarla

Marian se reía de manera burlona de Amanda y se volteó para irse a su oficina, pero chocó con Peter que por su rostro se notaba que había escuchado todo lo que habían hablado, Marian se sintió un poco culpable por haber dicho todo eso, pero nada de lo que había dicho era mentira y no se dejaría pisar ni por ella, ni por él, ni por nadie.

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