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Amalia

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La moto

amor, mira lo que me he comprado. Dijo Edgar

- ¿una moto? Preguntó Berta

- sí amor, en verdad que es bonita, ¿no lo crees?

- sí es bonita perooo...

- ¿Pero qué amor?, esta noche celebraremos en grande nuestro aniversario y qué mejor manera que con este regalito.

le conté a Edgar lo que me había dicho Amalia, él solo se echó a reír y empezó a molestarme

- deja el relajo, vamos amor que el tiempo es oro. Dijo Edgar

- no sé y si la niña tiene razón, no quiero perder mi brazo, ni que tú mueras.

- amor, con brazos o sin brazo te amaré igual, olvida lo que dijo esa mocosa, eso no va a pasar.

- no iré en esa moto, ya es mucha casualidad. Dijo Berta

- ¿las palabras de una niñita te tienen así?, Shooo, mejor me voy solo.

Como no quería que peleáramos en ese día tan especial, decidí ir con él.

- no te vayas amor, espérame, iré contigo.

Con temor me subí a la moto, todo marchaba bien, sentí un alivio cuando llegamos al bar, celebramos a lo grande, fue la mejor noche de nuestras vidas, eso pensé

Cuando veníamos de regreso tuvimos un accidente, solo recuerdo escuchar la sirena de la ambulancia.

En el momento en que desperté estaba en el hospital, pregunté por Edgar y me dijeron que había fallecido, empecé a llorar, me estaba doliendo el pecho, intenté secar las lágrimas de mis ojos y vi que me faltaba un brazo, empecé a gritar como loca y tuvieron que sedarme.

Al despertar, los médicos me explicaron cómo sucedieron las cosas y el por qué perdí el brazo, no podía creerlo, todo parecía un mal sueño, Amalia tenía razón, no debí montarme en la moto, debí de hacerle caso.

Pase una semana en el hospital, en el momento en que me sentí mejor, decidí visitar a Amalia, pedí su dirección en la escuela, ya que quería preguntarle cómo sabía lo que me iba a pasar.

Al llegar a su casa, su madre me atendió, estuvimos hablando un buen rato, ya que Amalia estaba en la escuela.

- yo sé por qué está aquí, quiere saber como Amalia sabía que perdería el brazo. Dijo Ángela

- así es, todo lo que su hija dijo se cumplió lamentablemente. Dijo Berta en un tono triste

- si se lo cuento no me creerás.

- le aseguro que le creeré. Dijo Berta

- está bien, se lo contaré.

Mi hija es especial, ella y su papá pueden ver espíritus que no han ido a la luz por cosas pendientes que dejaron por hacer.

Amalia además de eso puede ver cosas que pasaron o que pasarán, ella es muy pequeña y no comprende su don, desde que pasó lo que pasó en la escuela, los niños no dejan de decirle bruja, ya no quieren jugar con ella, estoy pensando en educarla desde casa para evitar estos problemas dijo Ángela

en esos momentos Amalia llegó a casa.

- mami, ya llegamos

Amalia al ver a su maestra se quedó en shock.

- tienes visita hija, la maestra Berta quiere hablar contigo. Dijo Ángela

Amalia se sintió triste y con miedo a la vez, tímidamente hablo con la maestra

- Hola maestra, siento mucho lo de su brazo, no quise que le pasara eso, ¿el señor que está con usted es su esposo? Preguntó Amalia

- ¿ qué señor? Pregunto Berta

En esos momentos entraba Ian, él estaba estacionando el auto

- el que está sentado al lado de usted, ¿qué le pasó en la cabeza? Preguntó Amalia

- Hola Amalia, tu madre dice que puedes verme, mi nombre es Edgar soy, bueno, era el novio de tu maestra, esta sangre que ves en mi cabeza es porque tuve un accidente.

La maestra estaba asustada, ella sentía una sensación extraña en su cuerpo, pero no quería creer lo que Amalia estaba diciendo.

- hola Edgar, debió de doler mucho, ¿estás muerto?

- si estoy muerto, pero no dolió, lo único que me duele es no poder despedirme de Berta.

Berta estaba asombrada, ¿cómo Amalia sabe su nombre?, ¿ qué es lo que está pasando? Se preguntaba con temor.

- mejor me voy. Dijo Berta levantándose

- no maestra, su novio quiere decirle algo.

- no quiero escucharte me voy, déjenme tranquila

- cálmese maestra, mi hija tiene razón, su novio está aquí y quiere comunicarse con usted. Respondió Ian.

- ¿usted también lo vee? Pregunto Berta

- Si, permitiré que hable con usted

- ¿cómo hará eso?

Ian cerró los ojos y el espíritu se manifestó a través de él

- Berta, amor

- esto es una broma, ¿no fue suficiente con maldecirme?, ¿quieren volverme loca? Preguntó Berta llorando

- amor, en verdad soy yo Edgar, estas personas en realidad pueden verme

- es mentira, es mentira, no eres real

- ¿cómo quieres que te convenza de que soy yo?. Pregunto Edgar

- no quiero escucharte. Dijo Berta mientras caminaba a la puerta

- espera, el día del accidente estábamos cumpliendo dos años de novio, me burlé de ti por estar creyendo en la niña, por mi culpa perdiste tu brazo, perdóname amor, perdóname.

La maestra miró en dirección a Ian, estaba muy confundida, pero eso solo lo sabía Edgar y ella.

- Edgar, ¿en serio eres tú?

- sí amor soy yo, perdóname por dejarte sola, perdóname por no hacerte caso. Dijo Edgar tomando su mano

- amor no me dejes, no quiero vivir sin ti. Dijo Berta abrazándolo

- estarás bien, por favor sigue viviendo por los dos y sé feliz.

- ¿Cómo haré eso?, ¿quién me amará así como estoy?

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