Ian le dio un beso en cada mejilla y Amalia dejó de llorar, se acomodó en el hombro de su padre y no quiso levantar la cabeza.
El maestro habló unos minutos con Ian y le explicó lo que había pasado, las razones por la que los niños no querían jugar con ella.
A Ian le dolió saber que por sus dones su hija estaba sufriendo, la abrazó un poco fuerte y volvió a darle un beso
- Gracias, maestro si los compañeros de mi hija no quieren jugar o acercarse a ella la cambiaré de escuela, no quiero ver a mi hija sufrir. Dijo Ian tristemente.
- No señor, no se preocupe, hablaré con ellos. Dijo el maestro
El maestro sentía que Amalia podía hacer algo más que ver el futuro o el pasado, no quería perder la oportunidad para confirmar lo que lo estaba atormentando, además Amalia le había dicho que podía ver los espíritus, tenía que averiguar si era verdad lo que ella estaba diciendo.
Ian le dio las gracias al maestro y se retiró
- papi, ¿puedes llevarme a ver a mi maestra? Preguntó a Amalia
- Está bien hija, ¿en qué salón está tu maestra? Preguntó Ian
- ella no está aquí, está en el hospital.
- entonces tenemos un enorme problema, tu madre no querrá que te lleve a ese lugar.
- ¿Por qué papá? Preguntó a Amalia
- en ese lugar puedes contraer algún virus o enfermedad, y además de eso estará lleno de personas que han fallecido y querrán que le hagamos favores, por eso no podemos ir, ¿entendiste?
- entendí papá, está bien, la veremos después.
Ian se llevó a su hija a casa y en el momento que entraron Ángela los recibió.
- mi amor, ¿cómo te fue hoy? Pregunto Ángela
- mal mami, los niños no quisieron jugar conmigo porque la maestra perdió su brazo. Dijo Amalia con la cabeza abajo
- ay mi niña, nada de lo que pasó ha sido tu culpa, tú se lo advertiste y ella no hizo caso, no estés triste.
- pero todo me dicen bruja y no quieren jugar conmigo.
Ángela abrazó a su hija y la consoló.
- no llores cariño todo estará bien, si quieres te cambiamos de escuela. Dijo Ángela
- No mami, yo quiero seguir en mi escuela, me gusta mi escuela, no me cambies por favor
- está bien, pero tienes que dejar de hacer lo que haces, si dejas de hacerlo, los niños jugarán contigo.
- ¿qué cosa mami? Preguntó Amalia
- hija, tu don es muy especial, no puedes estar diciéndole a la gente lo que va a pasar, ni mucho menos puedes hablar con los muertos, ya te lo hemos explicado, ¿por qué no haces caso?
Amalia quería llorar y Ángela le hablo fuerte
- ¿quieres que los niños te sigan diciendo bruja?
- no soy una bruja
- lo sé cariño, pero ellos no lo saben.
- ¿ por eso los niños no me quieren?, ¿porque soy diferente a ellos?
Ángela abrazó a su hija y le dijo
- tu don es muy especial, pero no debes usarlo hasta que lo entiendas.
- no quiero este don mamá, no lo quiero.
- mi niña, eso es algo con lo que naciste, si quieres que los niños vuelvan a jugar contigo tienes que hacernos caso.
Amalia agachó la cabeza
- Mira mi amor, te compraré guantes bonitos para que no tengas que tener contacto físico con los demás, ¿qué te parece?
- Está bien mamá, ¿pero con mi amiga sí puedo jugar?
- ¿que amiga? preguntó Ángela.
- mi amiga Cindy.
- ¿está viva o está muerta? Pregunto nerviosa Ángela
- ella está muerta, me está esperando en mi cuarto para jugar
- Amalia, no estés trayendo esa clase de amigos para la casa, por favor. Dijo Ángela con miedo
Ángela aún no se acostumbraba a eso de los espíritus y la experiencia que tuvo con Ian, la dejo perturbada, pero no podía hacer nada, solo aceptar a su esposo y a su hija como eran
- mamá yo no la traje, fue papá
- está bien más luego hablaré con él.
Ángela fue a buscar un vaso de agua y Amalia se sentó a jugar con Dilan.
* Berta (maestra)
Mi nombre es Berta, soy maestra del jardín infantil, llevaba una semana que empecé a darles clases a mis niños, soy una maestra muy exigente, me gusta que mis niños aprendan rápido.
De todo mis estudiantes, hay una niña que no me agrada por la forma en que me mira, siento escalofrío de solo verla.
El último día de clase, les hice unas manzanas muy bonitas a cada uno y les pedí que la pintaran del color que más le gustaba.
La niña de la que le hablo, se llama Amalia, pasé por su puesto a ver si estaba siguiendo indicaciones y le llamé la atención por no hacer caso.
La niña se puso a llorar le dije que se calmara y le limpie las lágrimas, de repente se quedó quieta y me miró a los ojos
Llorando me pedía que no me subiera una moto y otras cosas más, me molesté tanto que le apreté las mejillas, sentí que me estaba maldiciendo, los otros niños empezaron a llorar y tuve que darle golosina a todos excepto a ella.
Esperé a que llegara su madre y le dije algunas cosas para que no volviera a repetirse.
el sábado por la noche mi novio me tenía una sorpresa estábamos cumpliendo dos años de noviazgo y íbamos a celebrarlo, Edgar llegó montado en una moto, quedé pasmada, recordé lo que me había dicho Amalia.
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Comments
Patricia Martínez López
es tenebroso y asombroso a la vez yo tengo un niño de 7 años pero cuando estaba más chico lo encontré platicando en el altar que pusimos por el día del muerto y le pregunté con quién estaba hablando y me contestó con este señor que dice ser mi bisabuelo y en ese entonces mí esposo le mostró una foto de su abuelo y el dijo que era ese señor nos dio mucho miedo 😱 y decidimos ya no hablar de ese tema
2024-12-15
3
yumeko
ose ala gente son muy HDP y juzgan a una pibita q ni siquiera sabe pronunciar bien la R osea
2024-09-01
0
Salomé Páez
Ella aun es pequeña y no entiende, cuando crezca se dará cuenta q puede ayudar a muchos
2024-06-22
5