Francis

disculpe señorita, son producto de la imaginación de mi hija, con su permiso nos retiramos. Dijo Ian cargando a Amalia

- señor por favor, se lo suplico, quiero saber cómo murió mi padre, quiero saber si esa mujer provocó su muerte, deje que su hija hable conmigo porfavor, yo si le creo. Dijo Clarisa llorando

- ayúdale papá, usted también puede ver al señor, yo he visto lo que la mujer del rojo hizo, pero no puedo decirlo. Dijo Amalia poniéndose colorada

Ian vio que por primera vez su hija no le temía a los espíritus y estaba dispuesta a ayudar.

- está bien princesa, lo haré por ti.

- ¿usted también puede ver a mi padre? Pregunto Clarisa

- así es, creo que ese don lo heredó de mí. Respondió Ian

- dígame señor, ¿que es lo que quiere que su hija sepa?. Le pregunto Ian al espíritu que estuvo ignorando

- ¿también puedes verme? Pregunto Francis

- lo veo claramente. Contesto Ian

- su hija ya le dio el mensaje a mi hija, pero lo que mi hija quiere saber su hija no puede escucharlo.

Ian se quedó mirando a Amalia ya que estaba ruborizada

- ¿por qué se habrá ruborizado?, ¿será que vio algo que la haya avergonzado? Se preguntaba Ian

- Cariño ve con tu madre, yo ayudaré al señor.

- está bien papi.

Ángela los miraba a cierta distancia y Amalia se despidió del señor

- adiós señor, adiós señora

- me llamo Francis amiga, gracias por el favor.

- de nada Francis, por favor ve a la luz. Dijo Amalia dirigiéndose dónde su madre.

Clarisa estaba más que sorprendida, la niña no podía estar mintiendo, hasta el nombre de su papá había dicho sin que se lo revelarán

- su hija es única.

- lo sé. Respondió Ian viendo a Amalia alejarse

- pregunté lo que quiera que él la escucha.

- papá, ¿quiero saber cómo fue que murió?, Yohana provocó su muerte ¿verdad?, es que no entiendo, usted estaba bien, no puedo creer que ese fuera nuestro último día juntos. Dijo Clarisa llorando

- le explicaré para que se lo resuma. Dijo Francis

Yo estaba casado con la mamá de Clarisa, juntos levantamos nuestros negocios de industria textil, teníamos tiendas en varios lugares del país, al pasar los años mi esposa no me atraía sexualmente, Yohana la mujer de rojo se convirtió en mi amante, como era más joven que mi esposa decidí quedarme con ella, cuando le exigí el divorcio a mi ex, dividimos mitad y mitad nuestros bienes, aparte de eso le dejé la casa completa.

A Yohana no le gustó que hiciera eso, pero tuvo que aceptarlo, no quise volver a casarme, por más que ella me rogará.

Llevábamos tres años juntos y para que ella estuviera protegida y segura, hice un testamento en dónde le dejaba todo, no pensé en esos momentos en mi hija, pensé que ella en realidad me amaba.

Hubo un tiempo en que empecé a sentirla extraña, decidí mantenerla vigilada, sabía que tenía un amante, pero no sabía quién era, ella solo salía con su primo y la novia de él.

Me aseguré de que en realidad fuera su primo, no era tan tonto, "eso creía".

Hace años, mi hija y yo plantamos una caja de recuerdos bajo el árbol de la casa, días antes de visitarla hice un nuevo testamento sin que Yohana se enterará, llame a mi abogado y le pedí que hiciera validar mi nuevo testamento, todo estaba preparado por si algo llegaba a pasarme.

Llegué una tarde a visitar a mi hija y sin que se dieran cuenta guarde el testamento en la cajita y volví a enterrarlo, de lo único que me olvidé fue de decirle a alguien donde estaba, ¿ qué me iba a imaginar yo qué ese sería el último día de mi vida?.

Esa tarde llegué más pronto de lo que solía llegar, entre por la puerta de atrás, vi ropa tirada por la escalera y me imagine lo que estaba pasando.

Fui subiendo las escaleras con el corazón latiendome cada vez más rápido, no tuve ni que abrir la puerta de la habitación, Yohana estaba teniendo sexo con el hombre que según ella, era su primo, me quedé un rato en la puerta viendo la escena y me empezó a doler el pecho y la mano, estaba teniendo un paro.

Cuando ellos se dieron cuenta de que yo estaba en la puerta y que me estaba muriendo, siguieron haciendo sus cochinadas y no me ayudaron, cuando desperté me di cuenta de que había muerto y aquí estoy.

Ian sorprendido de lo que estaba escuchando, le contó lo que pasó a Clarisa, ella estaba triste y a la vez enojada, no podía creer que esa mujer sería capaz de tanto.