caja de pinceles

No pude volver a dormir después de cerrar la ventana, el aroma al océano se fue perdiendo.

La luz del sol iluminó mi habitación.

Hoy es mi cumpleaños, no se que pasara hoy pero espero divertirme, si el no quiso despertarme o contestar mi mensaje no tiene que afectarme, me la pasé pensando en el hasta que amaneciera y ahora me sentía agotada, no es justo que juegue así conmigo, aunque soy una niña y el es mayor no pienso permitirle que juegue conmigo, pensé molesta.

Me levanté y me puse mi ropa, baje a desayunar.

Mi familia me abrazó y me felicitó.

Mi prima estaba muy emocionada porque iba a conocer a sus amigos, yo sonreía.

- Recuerda que tienes prohibido salir al bosque dijo mi papá mirándome molesto.

- Si papá, no te preocupes.

Mi mamá lo miró enojada.

- ¿no dormiste bien?, te ves cansada.

- Estoy emocionada mami y no pude dormir.

La gente de Serena llegó y comenzaron a decorar el salón principal, Serena me entrego una caja donde estaba mi vestido, era azul.

Después las chicas que iban a peinar mi cabello llegaron.

- Es muy temprano para que me arregle, mire a mi mamá.

- La fiesta empieza al medio día linda, dijo mi papá.

- Pero iba a ser en la noche.

- No, prefiero la luz del día, dijo mi papá tomando su café.

- Entiendo, si no era a esa hora no iba a ver fiesta, dije molesta.

- Exacto.

Salí de ahí enojada y las chicas que me iban a peinar subieron conmigo a mi habitación.

Cuando entre a mi habitación la ventana estaba abierta, y en la cama había una flor, no era mi favorita, pero ahora lo era.

El aroma al océano estaba presente.

- Es una hortensia, dijo una de las chicas cuando la sostuve en mis manos.

Sabía que si mi papá o mi mamá la miraban se iban a enojar, entre al baño y la escondí en el tanque del escusado.

Salí y me senté frente al tocador para que me peinaran.

- ¿Tiro la flor?, dijo una de las chicas.

- Si, es que la corte porque me había gustado pero ya no, dije sería.

- Es bonita.

- No, a mí me gusta el color azul, pero no en flores, la corte porque quería igualar el color para uno de mis dibujos.

- ¿Usted pinta, señorita?

- Poco, dije sería.

Mi corazón latía muy rápido, el me regaló una flor, tal vez soy pequeña, pero el tiene interés en mi, pensé y sonreí.

-¿Está muy feliz por su fiesta?, dijo la chica.

- Si muy feliz.

Terminaron de peinarme, se tardaron horas, ya estaba aburrida, pero Amaris estaba a mi lado hablando, no paraba de hablar.

Después llegó mi madre y Serena, ella decía que mi cabello se miraba lindo.

Mi madre me ayudó a vestirme.

- Mamá, tenemos que regresarnos mañana para Argentina.

- Si cariño, no me digas que quieres quedarte, tu padre está loco, tanto que solo está buscando una excusa para que te quedes.

Quiero quedarme, pensé

No sé si mi mate, puede ir a visitarme.

Por fin estaba lista, mi prima Amarís tenía un vestido del mismo color, ella saltaba de felicidad, me encantaba mirarla tan feliz, por qué sabía que extrañaba a su madre pero Serena siempre está ahí para apoyarla.

Nos tomaron muchas fotos, yo estaba emocionada, baje las escaleras y cuando llegue al enorme salón mi familia y muchos niños de mi edad estaban presentes, habían juegos de feria, también había un show a lo lejos, una mesa con muchos regalos, el pastel era enorme, algunos hombres importantes de mi padre estaban en la fiesta.

Amarís me presentaba a sus amigas, yo les decía hola.

Ellas platicaban sobre el colegio y como celebrarían su transformación.

- Espero te guste tu regalo que deje en la mesa, dijo mi mate en mi cabeza.

Yo recorría la mirada en toda la fiesta, tratando de percibir el aroma al océano.

- ¿Me estás buscando entre toda esa gente?.

No le contesté, aún seguía enojada que se metiera a mi habitación en la noche.

- ¿Estás enojada conmigo?, por qué no te contesté anoche.

- Si, dije caminando entre la gente adulta de la fiesta.

- No estoy en esa fiesta pequeña, no me gustan los...

- Los niños, le dije con tristeza.

- No iba a decir eso, no pienses que no me gustan los niños es solo que...

- Soy pequeña y hubieras preferido a alguien mayor, dije molesta.

- La luna no se equivoca Suly.

- Tu sabes mi nombre y yo no, dije enojada saliendo de la mansión de Serena y mirando en el jardín pero no había nadie.

- Es mejor así, tu padre va a matarme y no quiero morir sin poder hacerte feliz.

- Pues no quiero que me hagas feliz, no necesito un viejo como mate, dije entrando a mi fiesta enojada.

El ya no me contestó.

Mi primo Elías me presentó a varios niños de su edad que querían conocerme.

- Hola, sonreí.

Los chicos me saludaban de beso en la mejilla. No se si lo pone celoso, ay que infantil me escucho, poniendo celoso a un viejo, decidí no pensar en mi mate y disfrutar mi fiesta.

Después baile con las amigas de Amaris y comimos helado, jugué en todos los juego, los niños gritaban y corrían, era una fiesta muy divertida, después inicio la música de nuevo, sople las velitas y todos gritaban mi nombre.

La gente se fue retirando y me quedé muy cansada, mi mamá me dijo que abriera mis regalos, yo inicie, habían muchos; era ropa, zapatos, bolsas, peluches, muñecas y de pronto abrí uno y era un juego de pinceles, pinturas azules en todos los tonos, también un lienzo en blanco.

- Mira alguien piensa que pintas, dijo mi hermano Elin.

Yo me reía.

- Creo que tendré que iniciar.

El me escucho cuando dije que estaba pintando, entonces estaba cerca y por qué no percibí su aroma.

Guarde todos mis regalos y mis pinturas las dejé en el tocador, las miraba abrí la caja que tenía los pinceles y en la parte de abajo había una nota.

Se que no pintas, pero creo que sería una buena manera de que pases el tiempo en Argentina. Feliz cumpleaños, pequeña.

Abrí la ventana y la dejé abierta.

- No voy a entrar Suly, dijo su voz en mi mente.

- ¿Me vas a visitar en Argentina?

- Tal vez, cuando tenga tiempo.

- Eres muy cercano a mi familia, que haces afuera sin que te quieran golpear.

- Eres tan astuta, descansa , me quedaré entre los árboles cuidando tu sueño.