Papilla

Querido diario

Hoy viajaremos a la Antártida, el lugar donde nació mi madre, jamás he viajado a ese lugar, la manada de mi abuelo es muy pequeña y todos son de piel blanca, cabello blanco. Sus casas son pequeñas. Lamentablemente, mi primo Sentl murió el día de ayer, lo mantenían en sedación, al transportarlo a la jaula, se levantó y se incrustó unas puntas que salían de la jaula.

Creo que el buscaba su muerte, jamás quiso beber la poción.

Faltan unas semanas para que cumpla once años, este primer año como cachorro he aprendido mucho, pero aún no tengo la fuerza para cazar grandes presas, Janis dice que cuando cumple 15 años ya estaré lista para enfrentar a un oso.

Cuando cumpla 18 tendré que enfrentarme a una loba de la manada, si gano la batalla Serena me llamará Salvaje.

- ¡Suly ya es hora de irnos!, gritó mi madre.

Cerré mi diario lo metí en mi pequeña mochila y bajé las escaleras rápido, subimos al auto. Mi madre cargaba a mi hermano y konor daba instrucciones a sus hombres.

Llegamos al aeropuerto, había mucha gente teníamos que hacer varias escalas, al final tomamos un barco, el viaje era muy largo.

Por fin llegamos a las tierras de mi abuelo, está estaba rodeada de bosques con nieve, mi tía saludo a mi madre y me miró asombrada.

- Suly has crecido mucho.

- Gracias tía. La abracé con fuerza, sabía que ella sufría mucho.

Entramos a la casa de mi abuelo, mi tía vivía con el y su mate, tenía otro hijo Nofi. El era muy tímido y tenía la edad de 16 años, me miró y me dio la mano, después salió de la casa, sus amigos lo esperaban afuera.

Mire por la ventana, era una manada de chicos de su edad.

Mi mamá me dijo que dejara mis cosas en la habitación y que me siente en la mesa para comer.

Después de que termine de comer, salí a la parte trasera de la casa de mi abuelo, me convertí en lobo y fui a dar un recorrido era algo nuevo sentir el frío y la nieve en mis pies, estaba mirando mis patas cuando sentí que un lobo me golpeó.

Me levanté y saqué los dientes.

- Mira nada más, la princesa nos está retando decía el lobo que me golpeó, otros lobos se acercaron.

Yo estaba muy molesta.

- Dejen a mi prima en paz.

- Vamos a jugar con la princesa, no creo que su padre nos mate por jugar con ella, dijo el lobo que me empujó.

Se arrojó sobre mi, de nuevo lo esquive, después salte y mordí su pata, el niño lloraba.

- ¡Basta, tonta!, era broma.

Lo solté y me puse en posición de defensa.

- La princesa te gano, dijo otro de los lobos.

Soy Adolfo, princesa, es impresionante lo que puede hacer un cachorro, veo que no es una princesa.

- Soy un salvaje, dije gruñendo.

- Una salvaje, esos son lobos peligrosos, dijo otra chica que era lobo.

- Recibo entrenamiento de la manada de salvajes.

- Eres increíble, decía Adolfo por telepatía.

Regrese a la casa de mi abuelo, me convertí en humana.

- ¡Mira su traje!, dijo sorprendido uno de los lobos.

- Es de la manada de salvajes, dijo la chica, mi hermana conoció a un chico que era de la manada del alfa Serena y usan esos trajes especiales para no quedar desnudos.

- Bueno ya basta, vamos a cazar, dijo mi primo a sus amigos.

Entre a la casa de mi abuelo y entre en la habitación que me dieron, me quite mi traje y me puse ropa más cómoda.

Mi madre y mi tía preparaban la ceremonia de despedida de mi primo.

Yo estaba vestida de negro. Después llegó un anciano y decía unas palabras sobre la partida de un lobo.

Un chico se me acercó.

- Soy Adolfo, dijo en mi oído.

Yo lo mire enojada, el sonreía.

Regreso la mirada al anciano y escuchaba con atención.

Cuando termino la ceremonia me miró de nuevo

- Me encantó tu traje, conoces de cerca al alfa Serena, a mí me encantaría ser de su manada.

Yo lo ignore.

- Veo que si eres una princesa presumida, dijo molesto.

- No soy una princesa, pero no tengo interés en contarte sobre Serena.

- vamos Suly, se que no me conoces pero me gustaría mucho escuchar sobre el alfa serena, dicen que es una mujer hermosa, que la miras y parece un ángel del cielo, que su cabello brilla como pequeños diamantes, que su sonrisa es blanca como la nieve y que su cuerpo esta tan tonificado de sus entrenamientos rudos, estoy enamorado de ella, me encantaría conocerla, ser fiel a ella.

No pude evitar carcajearme, era gracioso que un chico de 16 años, estuviera enamorado de Serena, mi padre iba hacerlo papilla.

- Si sabes que mi padre es su mate, ¿verdad?

- Si, qué afortunado, yo espero que la madre luna me regale una compañera como la alfa Serena.

- Hay muchas chicas en su manada que son ágiles y feroces como Serena, pero tienes razón Serena es más linda.

- Bueno tal vez tú en unos años le quites el puesto, serás una alfa muy hermosa y si sigues entrenando serás una gran guerrera.

- Soy una niña, no me interesa ser hermosa, solo quiero ser una gran guerrera.

- Pues vas por buen camino Suly, la manera en la que te movias al atacar es impresionante, no cualquier cachorro logra saltar así.

- Serena, le pidió el favor a una de sus guerreras que me entrenará.

- Pues eres muy buena.

- Adolfo, te gusta la zanahoria, dijo una de las chicas.

Sabía que se burlaba de mi, por mi cabello.

- ¡cállate Shey!, ella es solo una niña.