*Conocer la Decepción y el dolor de un corazón roto*
*Samuel 22 años*
Porque duele tanto, siento mi corazón hecho pedazos, creí desde lo más profundo que mi relación con Rebeca pudiese llegar a formar una familia, algo bonito como lo que mis padres tienen.
Pero al parecer eso no existe, creo que mis padres son la única excepción, incluso mis amigos desde la escuela la mayoría, tiene padres divorciados, sencillamente es una falsa mediática.
Sé que he sido cegado, ahora siento desamor y estoy dispuesto a olvidar.
Ahora entiendo por qué cupido es un niño con alas, hace las cosas sin pensar de manera fugaz, se va volando y esas vendas en sus ojos no es por ser ciego, es que la persona que lo recibe no ve el mérito.
Todo el camino iba pensando, Valentina a mi lado solo condujo en silencio, cosa que agradezco grandemente.
Samuel entra a su casa con la ayuda de su amiga, su cara estaba ensombrecida, sentía su corazón marchitarse, aunque no quería demostrarlo, había sido engañado por la mujer que amaba. Su madre al verlo de esa manera se asusta y se sorprende, ya que ve que su hijo viene en silla de ruedas y con un yeso en su pierna.
- ¿Hijo que te paso? Hola cariño. – Pregunta y saluda a la amiga.
- Nada mamá, solo terminé con Rebeca. – Le respondo sin ánimos, aunque su madre se refería a su pierna.
- ¿Qué? Y tu pierna ¿Tiene algo que ver? – Pregunta en dirección a su amiga.
- No señora, fue en el entrenamiento. – Responde amablemente Valentina.
- Gracias cariño, ¿Quieres algo de tomar? – Pregunta la madre a Valentina
- Gracias, creo que mejor me iré. – Responde ella algo apenada.
- Si necesitas ayuda para las clases, me avisas Samuel. – Termina de decir, Samuel solo asiente con un leve movimiento de cabeza, sin mirarla. Así que se despide y sale.
Al quedar solo Samuel con su madre, esta se le acerca y le da un abrazo, el cual este acepto, pero no hizo ningún movimiento, esta al verlo de esa manera le dolía, sabía que su hijo estaba sufriendo, había puesto todo su corazón en el noviazgo con esa chica, desde que apenas era un adolescente.
El brillo y la alegría que lo caracterizaban, ese aire de romanticismo, simplemente se habían esfumado como por arte de magia, ese primer amor, le había roto el corazón.
- Hermanito ¿Cómo estas? – Llega Gabriela a su habitación al enterarse del accidente.
- ¿Por qué no me avisaste? Pude ayudarte – Le pregunta algo triste.
- Si, la pichona de médico me iba a atender. – Responde con sarcasmo Samuel.
- Ahora sé porque, odioso. – Intentando parecer molesta.
- Me puedes dejar solo por favor, quisiera descansar un poco. – Le pide un Samuel abatido.
- Bien, sabes que estoy para lo que necesites. – Gabriela se acerca y deja un beso en su frente.
- Mmm. – Samuel responde con apenas un gruñido.
- Gab, piensa bien antes de enamorarte. – Le dice cuando la ve salir. Esta solo asiente y sale dejándolo solo, aunque le dolía ver a su hermano tan triste.
Desde ese instante, Samuel estaba totalmente afligido y desconsolado, no era para menos, su pie enyesado y un corazón roto. Imagino que Rebeca era sincero como el era con ella. Comenzó alejarse de su entorno, era totalmente indiferente con sus amigos, comenzó sus planes de graduarse cuanto antes para iniciar a trabajar en la empresa. Se había vuelto un hombre hostil, apenas mantenía la comunicación con su familia.
Cierto día su madre lo encuentra en el despacho de su padre y esta al ver que los meses habían pasado y su hijo amado se seguía envolviéndose en dolor y soledad, decide confrontarlo:
- Hijo, veo que ahora solo trabajas y estudias. – Le habla amablemente.
- Hola madre, si, es lo mejor. – responde indiferente.
- ¿Mejor para quién? – Le cuestiona de manera vacilante.
- Para todos, la empresa ha conseguido nuevos contratos y yo estoy participando. – Mira con algo de orgullo en un intento de parecer tranquilo.
- Y que ha pasado con el equipo de baloncesto ¿Aún te molesta el pie? – Su madre insiste, ya que incluso había dejado de acudir a los entrenamientos, realizo la rehabilitación posterior a que le retiraron el yeso, pero no ha vuelto a pisar una cancha y menos driblar un balón.
- Ya no es necesario, ya termina la temporada dentro de poco. – comenta algo inseguro, fijando nuevamente su vista en el trabajo que tenía.
- Sabes hijo mío, te amo y no quiero verte así, tan abatido. – Hace una pausa y sostiene la mano de su hijo para que este le preste atención.
- Si después de todos estos años, ella no te valoró y tu solo te dejas llevar por la desolación, como si fuese el fin del mundo, hay dos personas que no saben quererte. – Samuel la mira con algo de confusión, mueve su cabeza en negación y achica sus ojos
- Una es ella y el otro eres tú. No es el fin del mundo querido, siempre tropezaras con personas que no saben amar, solo debes aprender a quererte tu primero y avanzar. – Su madre le sonríe tiernamente, da unos suaves toques en la mano de su hijo, se levanta y se marcha dejando a un Samuel sumergido en sus pensamientos.
- Mi madre tiene razón, no le daré el gusto de verme derrotado, ya no soy ese niño enamoradizo. Mucho menos volveré a confiar en el amor. – Piensa dolido Samuel
Con esas palabras llenas de convicción, Samuel se hacía un juramento, intentó volver a ser el mismo de antes, solo que estaba vez era una versión muy diferente, un hombre que solo veía la vida como un negocio, lo único valioso que quedaba para él, sus padres y hermana.
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Comments
carper
Pobre samuel
2024-08-24
1
Marta Bedetti
cuánto dolor...
2023-11-02
6