CAPITULO 14

*LAURA*

Esta noche, mi jefa, bueno, Gabriela, ahora somos amigas, me ha invitado a cenar en casa de su familia, realmente ya me he estado acostumbrando a estar ahí, debido a que solíamos trabajar en el despacho, ahora que ella tiene su propia casa, casi no vamos a ver a sus padres, por lo que han decidido hacer una cena, creo que estará Samuel.

Sus padres me tratan muy bien, incluso como si formará parte de su familia desde hace mucho tiempo, eso me da algo de nostalgia, ya que extraño mucho a mi abuela y a mi padre, ya tengo 2 años sin ir a verlos, mi padre me ha comentado que la abuela ha estado enferma, pero se ha negado a ir al hospital, por más que la hemos persuadido, es muy terca, dice que quiere pasar los últimas días en su casa; cada vez que dice eso me da un dolor en mi pecho, no quiero perderlos, han sido todo para mi.

Durante la noche he estado muy pensativa, realmente me preocupa lo de mi abuelita, creo que pediré unos días para ir a verla. Es tanto que estoy perdida en el Mar de pensamientos que Samuel me saluda y apenas hago un movimiento de cabeza, dije algo incluso sin sentido. Apenas terminó la cena me disculpe y me retire a mi casa, tome un taxi para llegar cuanto antes y llame a mi padre.

- 📲 Papito ¿Cómo estás? – Le saludo de manera cariñosa, intentando trasnitir todo mi amor.

- 📲 Hija, yo bien, tu abuela es quien sigue mal, ya no quiere ni comer. – Le escucho su voz apagada, sin ánimos.

- 📲Ay papá, debes llevarla al hospital. – Digo casi al borde las lágrimas.

- 📲Si hijita, el doctor ha venido hasta la casa, pero esta se niega a ir. – Escucho su voz preocupado

- 📲 Es tan terca la abuela, espero poder ir pronto. –

- 📲Si hija, ella quiere verte, siempre pregunta por ti. –

Mis lágrimas no soportan terminan por salir completamente, me hace sentir mal no poder verlos tan seguido, me despido con la promesa de que iré a verlos cuanto antes. Mañana a primera hora hablaré con Gabriela para ir a verlos, con el parto cerca, ya no hay mucho trabajo y se que la señora Catherine estará apoyándola, así que podría viajar al menos unos días.

Con esa misma idea apenas desperté a la mañana siguiente, tomé mi celular y marque a Gabriela, para solicitar el permiso.

- 📲Buenos días jefecita. – Le digo así en broma

- 📲Buenos días. – Escucho la voz de un hombre, me asombra por lo que verifico la pantalla que allá marcado bien, a veces suelo ser despistada.

- 📲 Disculpe, creo que me equivoque… - Soy interrumpida

- 📲No, estas llamando a mi hermana, solo que estamos en el hospital, ha dado a luz. – La voz masculina es agradable, con cierto cansancio.

- 📲 Voy inmediatamente. – Digo y cuelgo inmediatamente.

Entro al baño para darme una ducha rápida , me termino de vestir y me dirijo al hospital, se muy bien donde queda, ya que ahí es donde trabaja Gabriela y pronto estaré con ella como su asistente, así que algunas veces la he acompañado.

Apenas llego, pregunto en recepción por el área de obstetricia y por el nombre de Gabriela Villanueva, me indican la habitación y subo lo más rápido que puedo e ingreso directamente a la habitación.

- Buenos días, siento no haber estado anoche. – Digo casi sin aliento.

- Lau, buen día, esta bien, toma aire. – Me dice Gabriela.

- Ay, que bello, Angello. – Me acerco a ver al recién nacido.

- Si, mi hermoso Ángel. – suspira enamorada Gabriela.

- Y te ves muy bien para haber dado a luz. – Le doy mis ánimos.

- Gracias Lau, te agradezco. – me responde con una suave risa.

- Bueno yo iré a darme un baño y a descansar un poco, ahora que esta ella aquí. – Habla Samuel quien estaba en el sofá de la habitación, su rostro reflejaba cansancio.

- Veo que te has quedado toda la noche. – le digo con mucha gracia, pero este solo pone cara de molesto.

- Nos vemos. – Se despide de su hermana y del bebé con un beso en la mejilla para cada uno.

Le veo salir y siento algo de pena por el, parece un poco gruñón, es atractivo y amable, eso es lo que recuerdo de nuestro encuentro.

- Tranquila, a veces es así. – Habla Gabriela haciendo que salga de mis pensamientos.

- Esta bien, ¿Cómo fue? – Le pregunto haciendo referencia al parto.

- Bueno un poco doloroso, terminamos en cesárea. – Me dice ella.

- Oh, lo siento no sabia que se había complicado. –

Pasamos el resto de la mañana conversando y atendiendo al bebé, ayude a cambiar un par de pañales, no sabia que podían hacer tantas veces, entre tanto me anime a pedirle el permiso

- Gabriela, quería pedirte algo. – Estaba un poco nerviosa.

- Si, dime, soy toda oídos. – Me responde animadamente.

- Quisiera viajar a mi pueblo, para ver a mi abuela y a mi padre. – Le digo lo más rápido que pude.

- Ja,ja,ja Lau parece que no me tuvieses confianza. – Se ríe y toma aire para continuar

- Claro que puedes ir, tomate el tiempo que necesites. – Me dice muy tranquila.

- ¿En serio? Gracias, gracias. – Estaba animada y me acerque abrazarla.

- De verdad te lo agradezco, mi abuelita, esta un poco mal y quisiera pasar tiempo con ella. – Le comento con mucha serenidad.

- Lau, no agradezcas, necesitas tiempo con tu familia, tómalo. – Me dice Gabriela muy animada.

En realidad, estaba muy feliz, sabía que Gabriela no me diría que no, con el poco tiempo que llevo conociéndola, ella siempre le da lugar a la familia, así que solo quería estar segura y contar con su permiso. Sus padres llegaron en el transcurso de la tarde, por lo que aproveche de irme luego de saludarlos.

Mientras me dirijo al pasillo en dirección a la salida del hospital, me ingresa una llamada, de mi padre:

- Hija, siento llamarte para decirte esto. –

- ¿Qué pasa papá? – Pregunto al borde de la desesperación.

- Tu abuela se ha complicado, no creo que pasa de esta noche, me indica el médico. –

- No, papá, no. – Digo en llanto.

Bajo el celular lentamente y me siento en el borde a llorar, quizás no tendría tiempo de llegar a despedirme de mi viejita hermosa, la única que me ha dado verdadero cariño, siento mi corazón una punzada y mis lágrimas no dejan de caer, de repente siento unos brazos cálidos que me sostienen

- ¿Estás bien? – Pregunta con voz preocupada.

- Si, lo siento, debo irme. – Le digo en medio de las lágrimas

- Espera, creo que no debes irte así. Regreso. – Escucho que se aleja, yo comienzo a caminar a la salida, con la vista nublada por el llanto.

Cuando estoy a punto de cruzar la calle para tomar un taxi, unos brazos me detienen, ya se me hacen familiares.

- Por favor, detente, déjame ayudarte. – Escucho que me habla.

- Esta bien, no es necesario, solo necesito ir a mi casa. – Me refiero a mi casa, en mi pueblo, donde se encuentran mi familia.

- Bien, indícame la dirección. -Cuando me dice eso, le miro a los ojos expectantes.

- Es muy lejos, yo puedo ir a la terminal y de ahí tomo el transporte que va hasta allá. –

- Solo dime y te llevaré, no te dejaré en estas condiciones. – Intenta calmarme, pero su voz ya causa efecto en mí

Quien me estaba dando esos abrazos y sentía tan reconfortante, era Samuel, no sabía que lo necesitaba, pero se sentía tan bien, no sé cómo en este momento de angustia, puedo sentir su caluroso abrazo y pensar de manera romántica, pero lo estaba haciendo, jamás percibí de una sensación de esa manera y me agradaba.

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Comments

Marta Bedetti

Marta Bedetti

bien gracias

2023-11-02

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