CAPITULO 15

*Samuel*

En la tarde cuando regreso al hospital a visitar a mi hermana y llevarle algo de comida, me encuentro en el pasillo a Laura, su asistente, la veo llorando desconsolada, me preocupa, incluso llegue a pensar que le había pasado algo a mi hermana o mi sobrino, sé que le comenté algo como que esperase en ese lugar, ya que debía verificar que todo estuviese bien, la dejo y corro a la habitación donde se encuentran ellos

- ¿Todo bien? – Digo algo agitado

- Hijo, estamos bien ¿Te pasa algo? – Pregunta mi madre quien estaba ahí, mientras el resto de ojos, de mi padre y mi hermana me miraban extrañados.

- Si, solo me preocupé, creí que había pasado algo, encontré a Laura llorando en el pasillo. – Comenté ya más calmado.

- Por favor, puedes ayudarla, creo que algo no esta bien con su familia. – Me pide mi hermana.

- Supongo. – digo con algo de dudas.

- Justo me había pedido que viajaría a visitar a su abuela, que no esta bien de salud, no quiero imaginar lo peor. – Me aclara Gabriela, suspiro pesadamente, la verdad no quiero esa carga.

- Hijo, debes ayudarla, ella ha sido muy buena con tu hermana. – Habla mi madre.

- Si, de poder estaría con ella. – Me dice Gabriela preocupada.

- Esta bien, veré que puedo hacer. – Digo sin mucho animo.

- Por favor, no la dejes sola. – Me suplica con cara de cachorrita, pero sé que realmente le preocupa.

- Bueno, lo hare por que me lo piden. – Salgo de la habitación.

Ahora en que rollo me he metido, si me preocupe de verla mal, pero creo que no me corresponde hacer más.

Sigo caminando y no la veo en el pasillo

– Le dije que se quedara acá, por que nunca hacen caso. – Pienso, mientras miro a todos lados, sigo caminando, casi corriendo, cuando la veo esta por cruzar la avenida.

La detengo, la tomo en mis brazos, siento esas chispas que van en aumento cada vez que nuestros cuerpos están en contacto, pero sigo inquieto y aparto esas ideas ya que aun sigue ida, parece que es grave lo que realmente está afectándole.

- Déjame ayudarte. – Le digo casi en un susurro.

- Necesito ir a mi casa. – Me responde en un hilo de voz.

- Bien, puedo llevarte a donde sea. – Le digo con sinceridad, no quiero verla mal.

- Es muy lejos, llévame hasta la terminal. – Insiste ella.

- Yo te llevaré, solo dime la dirección. – Yo puedo ser mucho mas insistente, así que me mira y en sus ojos veo una tristeza profunda, me cala hasta los huesos y quisiera poder consolarla.

La llevo hasta mi auto y me aseguro que este bien, sigue llorando en silencio, pero sus lagrimas caen continuamente, le ofrezco un pañuelo, cierro su puerta y rodeo el auto para ir a mi puesto, enciendo el vehículo y antes de dar marcha le pregunto:

- ¿A dónde te llevo? Y por favor no me digas que es muy lejos. – ella me mira expectante y yo le devuelvo la mirada esperando una respuesta.

- Es mi casa, en el pueblo a 6 horas mas o menos. – Dice en un susurro, apenada.

- Bien, allá vamos. – Le digo mientras pienso, ¡Dónde me estoy metiendo!

Antes de dar marcha, llamo a mi asistente para indicarle que cancele todas mis reuniones, por un par de días, así como también le dejo un mensaje a mi amigo Frank para que se encargue del trabajo por estos días, comienza con muchas preguntas, pero lo ignoro.

El camino comienza de manera tranquila, al menos para mí, escucho sus pequeños gemidos y suspiros debido al llanto, hasta que se queda dormida, me detengo en una tienda a mitad del camino para abastecernos de algunas cosas para comer y estirar mis piernas, ella sigue en el auto sin darse cuenta.

Ya anocheció por completo, siento algo de sueño, hace mucho tiempo que no conducía por largo rato, me detengo cuando veo que el mapa indica que hemos llegado, me quedo mirando a mi copiloto, esta pelirroja, que me tiene ensimismado, sus ojos levemente hinchados y su rostro ruborizado, noto un par de pecas que la hacen ver aún más linda. – Nuevamente con esas ideas Samuel, vamos, despeja tu mente. – Pienso.

- Laura, ey, ya hemos llegado. – La muevo suavemente de los hombros.

- Lo siento, me dormí todo el camino. – Dice mientras se limpia un poco sus ojos, me parece tierno.

- No te preocupes. – Trato de sonreírle y ella se queda viéndome, por lo que cambio mi expresión un poco más seria.

- Bueno, debo bajar, ire a ver como esta todo. - Me dice ella y baja.

Verla salir del auto me dejo una sensación de vacío, pude verla caminar hasta su casa, dio grandes pasos para intentar llegar cuanto antes, su preocupación era evidente.

- Acá te espero pequeña. – Digo en voz baja, sabiendo que no podrá escucharme.

Veo que un hombre la recibe y ella intenta apartarlo, la sujeta por el brazo de manera brusca, no me gusta lo que veo, Laura se altera, por lo que entro en modo alerta, me bajo del auto y me acerco a donde esta ella:

- ¿Esta todo bien? – Pregunto mirando al hombre, Laura se acerca a mí buscando refugio.

- ¿Quién eres tú? – Pregunta este de vuelta inspeccionándome con mala cara, para intentar intimidarme.

- Por favor, puedes dejarnos tranquilos ¿Qué haces aquí? – Le dice Laura.

- ¿Sabes qué? No tengo tiempo para esto. – Le dice y se dirige a la casa, siento su mano soltar la mía, no supe en que momento la tomé, pero era natural y se sentía bien.

El hombre se fijo en nuestras manos y una mirada llena de odio se reflejó en su rostro.

- ¿Es tu amante? Por qué un niño rico como tú, debe tener una esposa en casa. – Dice con sorna.

- No una simple chica de pueblo, pero es bella, mira su trasero. Te aseguro que te diviertes mucho. – Sigue en tono de burla, solo lo miro con cansancio, cuando voy a responder.

- No… - Las palabras las deje en el aire ya que escuché un grito fuerte y un llanto provenir de la vivienda, mi instinto me hizo acercarme y verificar que Laura se encontrara bien.

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