capítulo 16

Takahiro no quería ofender a su primo debido a lo que le dijo, pero aquella petición lo desconcertó; cómo un joven de 24 años podía pedir agregar 6 años más. —David, ¿ya te tomaste el medicamento? —le preguntó.

—Sí, hace una hora —escuchó la respuesta de su primo al otro lado de la línea—. Sabes, tu petición es un poco absurda, ven a la oficina —dijo Takahiro.

David esperó a que su primo colgara y sabía que aquella petición estaba un poco fuera de lugar, pero hará lo imposible por tener a Rose a su lado, junto con su hijo o hija; si debía tener 6 años más, lo hará. Además, siempre le decían que aparentaba ser mayor a su edad así que se haría un favor, o eso era lo que él pensaba.

Una vez que llegó a la compañía, caminó hacia la oficina de su primo. —Según el tema importante a tratar, es cómo fue la negociación, pero tu llamada mandó eso al diablo, y créeme, yo soy un hombre de negocios —dijo Takahiro al ver cómo su primo llegaba a su oficina y se sentaba al frente de él.

—¿Buscaste al registrador? —preguntó David mientras miraba expectante a su primo.

--ante de llegar a eso primero cuéntame muy bien, que fue lo que paso, como quiere agregarte 6 año más yo hago eso y tendría 33 años y créeme que aún no me motiva estar en los 30—Dijo Takahiro mientras se recostaba en la silla

—¿Recuerdas a la mujer en el bar? —preguntó David mientras entrelazaba sus manos, a lo que su primo respondió con un asentimiento.

—Bueno, resulta que es la CEO de PlayFun Toys —Takahiro quedó sorprendido por la noticia.

—Vaya, te gustan las mujeres de alto nivel —dijo en forma de broma Takahiro, pero al ver el rostro inexpresivo perdió cualquier sentido de humor—. Las mujeres no, solo ella —dijo David respondiendo a su primo.

--Pero eso no es lo importante, Takahiro. Sabes, desde que me hiciste la observación de que no me cuidé cuando estuve con ella, creció una inseguridad en mí. Al verla nuevamente en la reunión, insistí en que se hiciera una prueba de embarazo, a pesar de que ella estaba segura de que esta daría negativa. Yo sabía que no, los estudios no se equivocan. Compré 20 pruebas de embarazo y todas dieron positivas--Takahiro estaba sorprendido por lo que le contaba su primo, ya que nunca se imaginó que él podría convertirse en padre, ya que siempre demostraba su temor de que algún hijo heredara su enfermedad.

--Y qué dijo ella, ¿cómo fue su reacción? —preguntó a David.

--Bueno, al principio hubo una pequeña confusión –dijo David mientras se tocaba la mejilla que aún le dolía. Takahiro vio la acción de su primo y notó cómo tenía la mejilla enrojecida y aún podía ver algunos dedos marcados. Sabía que el actuar directo de su primo y ser directo con las palabras podía causar incomodidad en muchos.

--Y luego le pedí matrimonio –dijo David, continuando su relato.

-¡Qué! Pero si no se conocen —dijo un sorprendido Takahiro, inclinándose en el asiento.

--Sí la conozco, sé cada lunar que tiene en su cuerpo, así como la pequeña cicatriz que tiene en su brazo derecho —dijo David, arrugando el ceño. Le parecía absurdo que su primo dijera eso, sabiendo que estuvo con ella.

--David, no me refería a los físicos. ¿No sabes cuál es su color preferido o en qué universidad estuvo, quiénes son...? —Takahiro fue interrumpido por David.

--Sí conozco incluso la universidad en la que estuvo, así como el nombre de su padre. Ella me lo comentó en el bar —dijo David mientras Takahiro veía que era un problema hablar con su primo cuando se ponía así.

--Y ¿qué dijo ella? —continuó con el tema principal.

--Dijo que no, ya que soy menor que ella. Ella tiene 27 años —con esa oración, todo cobró sentido.

--Por eso quieres cambiar tu edad, David. Sé que quieres estar cerca de tu hijo, pero al cambiar tu edad tendrás que volverte a registrar además de modificar cada uno de tus títulos, desde la primaria hasta la universidad —dijo Takahiro para que entrara en razón.

--Ella dijo que si tuviera 30 años se casaría conmigo —David dijo esto con alegría.

--Creo que lo entendiste mal —trató de decir Takahiro, ya que intuía que esto fue un "jamás me casaré contigo" y su primo no lo entendió, pero fue interrumpido.

--No, le hice la pregunta tres veces y su respuesta fue que sí. Ella me dio su palabra. —dijo David

--Es que no entiendes que ella solo lo dijo porque era imposible, ya que no quiere casarse contigo —dijo explosivamente Takahiro al ver cómo su primo se cerraba. Pero sabía que se había pasado con esas palabras. Vio cómo David bajaba la cabeza y se quedaba callado, miró su mano y vio cómo empezó a temblar, tratando de disimular. Un fuerte remordimiento creció en su interior.

--¡Al diablo, si quieres ponerte 6 años más de vida, ¿quién soy yo para decir que no?! —exclamó y vio cómo su primo levantaba la mirada. —Ella me dio su palabra y confió —lo escuchó decir mientras llevaba una mano a su ojo para evitar el tic.

--Te va a costar mucho dinero, lo sabes.

--Soy rico —respondió David.

--No sabía que fueras egocéntrico —dijo Takahiro, a lo que David le sonrió y encogió los hombros.

--Lo puedes hacer en 24 horas —le preguntó David a su primo.

--Sé que soy eficiente en mi trabajo, pero tampoco soy un mago —dijo Takahiro mientras pensaba—. Dame 48 horas y te lo hago todo, pero mantén la chequera abierta.

David sonrió por las palabras dichas por su primo. —Eso era todo, hay trabajo que hacer —dijo mientras se ponía de pie—. Y piensa en decirle a tu padre que tendrá un nieto —David escuchó la pregunta de Takahiro cuando estaba en la puerta de la oficina—. Por el momento, esto será entre nosotros hasta el cambio de mi edad —respondió, ya que no quería exponer a su hijo a recibir el desprecio o los reproches desde su ser.

Emile estaba estresada con el nuevo evento que estaba organizando. Era una pasarela que daba inicio a la temporada, y así como las modelos cumplían un papel importante, la decoración del lugar era fundamental. Pero hoy, sus trabajadores no colaboraban.

--¡Quién carajo confundió el lila con el violeta! —dijo a través de su comunicador—¡Tráiganme al maldito culpable! —exclamó al ver el desorden en las paredes.

--Aquí está, jefa —escuchó a su asistente, lo cual la hizo voltear como poseída—. Dime, ¿cómo puedes confundir estos colores? —alzó la tableta de colores que tenía en su mano.

--Pues yo los veo igual —escuchó decir al muchacho, lo cual hizo que su ira creciera—. ¿Y qué colores ves tú? —le gritó.

--Yo solo veo un gris —Emile abrió los ojos.

-¡¿Quién puso a un daltónico en la selección de colores?! ¡Por Dios, lo mato! —gritó a sus empleados.

--Jefa, debido a la inclusión —escuchó decir a su asistente en susurro. Esto la hizo callar, sabía que este tema era algo delicado en estos tiempos—. Chico, no te preocupes, pero ahora estás a cargo de la logística —dijo con calma al chico, que pudo ver estaba nervioso. Esperó hasta que su empleado se fue.

--Hoy nadie se va a almorzar, por hacer el chiste al colocar al pobre daltónico en la decoración —dijo con rabia a través del comunicador, pero hizo una pausa cuando escuchó su teléfono sonar y vio que era su amiga.

--Rose, creo que este trabajo me va a hacer envejecer —dijo en su suspiro—. Siempre te ha gustado grita—escucho decir a su amiga—

Emile escuchaba a su amiga mientras veía a los trabajadores. Vio cómo uno estaba haciendo un horrible moño y miró a su lado. Tomó un lápiz que estaba en la mesa y se lo lanzó, para luego hacerle una señal con los ojos. El trabajador soltó el moño y lo hizo mejor.

--La verdad, estoy muy ocupada, Rose. Apenas me desocupe, voy —escuchó cómo su amiga suspiraba—. Bueno —fue su respuesta.

Una vez que colgó, comenzó a dar órdenes. Pero el vibrar de su celular llamó su atención, y vio que Rose le había mandado una foto. Cuando la abrió, era una prueba de embarazo que daba positivo. Se quitó el comunicador de la cabeza y se lo entregó a su asistente.

--Estás a cargo. ¡Todo aquel que la desobedezca está despedido! —gritó rápidamente mientras tomaba su bolso.

--Pe pero jefa —no escuchó a su asistente cuando salió rápidamente de ahí.

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