CAPITULO 04

REINO DEL FUEGO.

En una semana seria la coronación y ZEUS estaba tranquilo, tenías años a cargo del reino y lo único que lo preocupaba era su matrimonio arreglado, se preguntaba como seria su prometida a pesar de a ver ido en persona a pedir su mano no la conoció y eso paso hace muchos años, precisamente la noche que conoció aquella niña con ojos cautivadores, su boda seria cuando esta cumpliera 21 años, no era fácil para el aceptar esa boda, pero era algo que no podía cambiar muy a su pesar.

Los antiguos reyes habían llegado al palacio, la boda era un acontecimiento muy importante para ellos y es que desde que las mellizas nacieron, se dedicaron a cuidarlas a portados de las responsabilidades del palacio, dejando a su hijo mayor como rey suplente hasta su coronación oficial, la cual se llevaría a cabo el día de su boda y ese momento había llegado solo faltaban pocos días.

Estos años al mando de todo el reino, ZEUS hizo un excelente trabajo, mejoro la vida para todos, reforzó la seguridad y mando a construir hospitales, escuelas y comedores para los más pobres a pesar de no tener experiencia, realizo muy buen trabajo y todo el reino estaba feliz con su desempeño, era bueno resolviendo conflictos, pero su vida privada era un caos, tenía gustos particulares y sus fetiches sexuales eran su debilidad, aunque ocultaba sus pasatiempos ante los demás y eso jugaba a su favor, lo que lo teína intranquilo era como ocultaría sus gustos estando su esposa.

El no estaba dispuesto a cambiar por nadie, le resulto difícil encontrar el equilibrio entre sus gustos y el trono, pero por años pudo hacerlo bien, camino en por los pasillos del palacio en completo silencio, como todas las noches después de cenar, entro a su habitación cambio su ropa, tomo una copa de vino antes de pronunciar un conjuro, se abrió una puerta en el suelo de su habitación y una escalera en forma de caracol apareció, bajo los escalones llegando a un sótano privado.

Salió del palacio por unos túneles, estos los pusieron para que si atacaban el castillo los gobernantes pudieran salir sin problemas, la noche estaba oscura y pudo transformarse sin ser visto por nadie, emprendió su vuelo tranquilo, esa era una de las formas que tenía para dejar salir el estrés de un arduo día de trabajo.

Después de volar un rato llego a su destino, una cabaña oculta en el bosque, la mando a construir para poder torturar ladrones lejos del palacio, pero de vez en cuando la utilizaba para otros placeres, la cabaña contaba con dos habitaciones bien equipadas, pero con funciones distintas.

Una era su sala de tortura y la otra también era de tortura, pero una tortura para nada dolorosa, en esta última tenía una cama muy cómoda y todo tipo de herramientas.

Una mujer ya lo esperaba, completamente desnuda y dispuesta para él, era una peli roja con unas grandes curvas y enormes senos, era mitad perro, pertenecía a una familia de marqueses y compartía los mismos gustos del rey, él se quitó la bata quedando desnudo ante ella, tenía una sonrisa siniestra, la habitación tenía en la enorme cama cuatro pilares con cadenas, aun costado de la cama había látigos de todos los tamaños además de aceites y vendas.

La mujer se transformó en perro que eran los rasgos de su familia, se lame los labios mientras se acomodaba en medio de la cama, ZEUS tomo un látigo y la golpeo, ella estaba gustosa y pedía más, ZEUS subió a la cama y entro en ella mientras esta lo acariciaba con su cola los dos se perdieron en el deseo y la lujuria.

Era una relación sin compromisos, ella tenía claro que solo estaba ahí para satisfacerlo y no le desagradaba en lo absoluto, era una mujer que fue casada muy joven con un hombre que tenía tres veces su edad y al morir la dejo rica, pero muy insatisfecha pues a duras penas la tocaba.

No tenía hijos y tampoco los quería, después de en viudar decidió disfrutar de la vida y sus riquezas, cuando conoció al rey vio la oportunidad de disfrutar de un hombre que podría darle el placer que tanto buscaba, él supo con solo verla en un baile que ella sería lo que el necesitaba una mujer dispuesta y que no lo obligaría a casarse.

Desde ese momento se junta en el mismo lugar cada vez que el rey así lo quiere, no fue hasta casi el amanecer, cuando termino, dejo a la mujer en manos de su asistente y mano derecha que era el único que conocía su secreto, volvió a su habitación como si nada y completamente satisfecho se o costo a dormir pues estaba por amanecer y ese día recibiría a su futura esposa.