_ Dime amor - decía Carlos analizando una serie de presupuestos, que de hecho eran carísimos -¿ tú crees que todo esto es necesario?-
_ Creo!- decía categóricamente Bella. Tenía la nena acaballada en su cintura y trajinaba preparando su personal tortilla. Mar le tendía los bracitos a Carlos cada vez que su madre se movía y giraba hacia él.
Carlos, dejó los papeles y no pudo resistirse a esa carita preciosa de su hija. Dejó el papelerío sobre la mesa y dijo:
_¡ Venga con papi! - Carlos alzó a su pequeña que gritaba y reía feliz. La llenó de besos y cosquillas. Bella los miraba con ternura.
Ese gigante y su pequeña eran el uno para el otro. Supo que recibió una bendición del cielo cuando conoció a su marido.
Era el mejor amante del mundo, el mejor padre y el mejor amigo. Sabía todo de su vida. Cada momento minúsculo, momento grato o doloroso ella le había contado.
Su amor por él era tan grande que no sabía que haría si algún día le faltase. Por eso lo cuidaba como a un tesoro.
Antes de poner su tortilla, cortó rúcula bien verde, tallos de apio limpios, cebollinos y huevos duros. Hizo su famoso aderezo prácticamente sin aceites y untó la ensalada.
Ese era su truco. Servir a Carlos poca tortilla y bastante ensalada. A él le gustaba y era más sano. Incluso Mar comía.
Amaba esos días en que daba franco a los empleados y estaban solos en su hogar.
Jugaban con la niña y hacían el amor. Bella se cuidaba para no tener más hijos.
Mar era muy pequeña aún, pero estaba decidida que cuando la niña cumpla un año, le daría un hijo a su esposo.
Bella había logrado mejorar la librería más antigua de Carlos. Amaba ver personas mayores tomando un té y leyendo junto a grandes ventanales del negocio.
Le encantaba saber que muchos abuelos solamente pedían sus libros por teléfono y el delivery los llevaba a domicilio y cobraba la cuenta con tarjetas o efectivo.
Quería implementar los cambios en las otras dos, pero Carlos protestaba por las sumas que saldría las modificaciones en informática.
Él tenía un miedo extraño desde que nació Marbella de necesitar efectivo para la niña y no tenerlo al instante.
Cuando por fin tiró la mezcla de la tortilla en la sartén apenas untada, padre e hija sintieron el ruido y la fragancia y comenzaron a aplaudir.
Mientras ella cocinaba la mezcla y la daba vuelta con cuidado ambos se levantaron y empezaron a besarla sin parar.
_ Basta! A sentarse en la mesa y a comer. - dijo.
Se sentaron y comieron. Los tres. La pequeña Mar en su sillita alta comía con las manos y se chupaba los deditos gorditos.
Su esposo al terminar la levantó y la llevo a lavar mientras Bella lavaba los trastes. Cuando fue a la recámara lo vió con su hija sobre su panza mientras él le cantaba. Ella que jugaba primero con su camisa terminó dormida en seguida.
Bella se cepilló los dientes, lavó sus manos , se colocó un camisolín y espero a su esposo en la alcoba de al lado. Ya estaba casi dormida cuando él llegó.
Apenas sintió su cuerpo recostado en sus nalgas notó el tamaño de su deseo. Hora de la siesta: hora del amor. Se dijo Bella prendiéndose contra su hombre.
El deseo entre los dos no terminaba nunca. Cada día se hacía más intenso y más hermoso. Él era un hombre abierto y sincero, no tenía tapujos y decía lo que sentía.
_ Hazme eso amor. Eso me gusta.
_ Así? Así te gusta?-
_ Así. Si. Así me encanta.-
Ella aprendió con su marido poses y sensaciones desconocidas. Y a expresar sus sentimientos. Le amaba y deseaba tanto que cuando no estaba a su lado solo de pensarlo se mojaba de deseos.
_ Por favor Carlos! Por favor! - le decía Bella cuando estaba en el límite y ya sentía el mundo girar a su alrededor. Entonces Carlos arreciaba con toda su fuerza y llegaba la liberación para ambos.
Cuando transpirados se miraban había una ternura inmensa en sus ojos.
_ Te amo. Lo sabes verdad? -
_ Sí. Lo sé. - decía él sonriendo. Estás loca por mí y yo por ti. Entonces mirándose se dormían o quizá volvían a empezar.
Todo era tan hermoso que daba miedo pensar que algún día pudiera acabar. No lo que sentían. Eso sin dudas era indestructible. Habían nacido el uno para el otro.
Acabar por enfermedades, intromisión de terceros en su dicha, infortunios que el azar o el destino podrían traer.
Bella sabía que la vida no siempre traía cosas buenas. Que muchas veces el destino te hacía vivir una historia horrible que no esperabas ni merecías.
Cuando por fin Carlos accedió a regañadientes a los cambios en las otras librerías , el mundo de los libros en línea y por suscripciones le trajo un ingreso inesperado de divisas. Comenzaron a asistir a reuniones y ferias de mercadeo informático y de obras de todo tipo de contenido.
Reuniones, charlas y conferencias fueron parte de su nuevo mundo donde cada experiencia les permitía un nuevo crecimiento a su empresa.
En una de esas reuniones fue donde Carlos Torres experimentó por primera vez, furiosos celos de un chico joven que había quedado totalmente fascinado por Bella. Carlos veía como el chico la miraba lascivamente.
Cuando el muchacho se paró y se acercó a ella que miraba despreocupada la concurrencia , Él lo tomó del brazo y le dijo: "Es mí esposa".
Bella no se había percatado del incidente. Pero vió que su esposo se acercó a ella y posesivo le tomó de la mano. Entró con ella a un baño e incluso la asustó pensando que él estaba descompuesto. Pero solo, cerró la puerta y comenzó a tocarla hasta incendiarla. Hicieron el amor dentro de ese baño como dos poseídos.
_ Que pasó? - dijo ella sonriendo después mientras se arreglaba la ropa.
_Te extrañaba mujer! Solo eso. -
Pero en realidad Carlos Torres quería sentir que a pesar de los cincuenta Años que cargaba , podía dejar loca de amor a su hermosa mujer.
Y vaya que podía.
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Comments
Paola Martiz
esta linda la historia me gusta el amor que se formó entre ellos dos 🤗
2024-06-15
1
esterlaveglia
ojalá que nada ni nadie enturbien ésto tan maravilloso y único que tienen 🙏🥰
2024-04-20
4
✨💛Isyuris🇻🇪🌻✨
jajajajaja celoso
2024-04-16
2