Me Enamoré De Su Mirada Asesina.

Me Enamoré De Su Mirada Asesina.

Miedo de estar en casa.

Era una mañana como cualquier otra. Me levantaba con miedo pensando que el monstruo aún estaba en casa. Pero afortunadamente él ya no estaba allí, se había ido y por fin podría bajar a la sala de mi casa a desayunar. La sensación de miedo por fin se fue y pude sentir el alivio, pronto saldría de esa casa y me iría a un lugar mejor.

Como de costumbre la víctima del monstruo intentaba ocultar sus heridas y actuaba como si nada frente a sus dos hijos de 8 y 10 años.

La niña de 10 años soy yo (Génesis) y el de 8 años es mi hermanito (Ángel). Es lo mismo cada día, ver sus ojos morados, su rostro hinchado, tan hinchado que incluso le costaba darnos una sonrisa, pero aun así lo hacía.

Quería hacer algo por mi madre, pero nunca tuve el valor, ella siempre era golpeada por mi padre (el monstruo) ella prefería eso antes de que mi padre nos golpeara a mi hermano y a mí.

Finalmente, mi hermano y yo hemos salido de casa y vamos caminando tomados de la mano a la escuela, sonriendo porque ya estamos fuera de esa casa, vamos a la escuela, el único lugar en el cual éramos completamente felices y no veíamos sangre derramada, tampoco escuchábamos desgarradores gritos de auxilio y mucho menos veíamos a la Bella siendo cruelmente golpeado por la bestia. Bestia que hace algunos años le había jurado amor eterno.

Siempre que llegábamos a la escuela era lo mismo... Mi hermano tenía miedo de soltar mi mano e ir al salón de clases.

— el monstruo no está aquí, le digo para que vaya a la escuela.

— pero cuando lleguemos a casa, estará allí, me responde mientras tengo mi mano en su muñeca y siento su acelerado pulso.

Finalmente, lo acompañé a su salón de clases y logré hacer que entrara, después regresé a mi salón de clases.

A la maestra siempre se le hizo muy extraño el que mamá no nos acompañara al colegio, pero lo justificábamos... “Solo vivimos a dos cuadras de aquí maestra” ella jamás cuestionó. En la puerta de la escuela siempre estaba la directora y ella podía vernos salir de la casa y por ende podía prestarnos atención.

Conforme pasaban las horas en la escuela, mi sonrisa se desvanecía pues sabía que cada vez estaba más cerca la hora de irnos a casa. Sabía que al llegar a cosa cualquier cosa que hagamos mi madre, mi hermano y yo sería motivo para que la bestia se enfureciera y nos rompiera... A la bella tanto física como emocionalmente y a nosotros seguiría destruyéndonos la infancia y la inocencia. Seguiría alimentando nuestro miedo a permanecer en casa.

Ahora, el reloj ha marcado la hora de la salida, suena la campana y eso significa que debemos volver a casa. Voy al salón de mi hermano y lo encuentro con la misma expresión de miedo de siempre. Es el último niño en su salón de clases, sentado solo y con la mirada perdida. Al verme se pone lentamente de pie y camina hacia mí, me abraza con mucha fuerza... Así es como lo hace cada día.

— No te alejes de mí, quiero que estés a mi lado incluso cuando la bestia no está cerca.

Yo tenía miedo, pero lo hermano tenía mucho más miedo que yo, hemos vivido esto desde que tenemos memoria.

Al llegar a casa es la misma escena triste y deprimente de siempre... Mi mamá está sirviendo la comida. Sentada en la mesa nos dice que vayamos a cambiarnos y a lavar nuestras manos. Nos sentamos en la mesa dispuestos a comer porque tenemos hambre, pero ella nos dice.

— No podemos comer sin la presencia de su padre, seamos buenos y quizá hoy no me haga daño.

Bajamos nuestras manos de la mesa y esperamos, no queremos que mamá sea golpeada otra vez. Pará nuestra mala suerte él solía enojarse por cualquier pequeño detalle. Mi hermano estaba nervioso cuando escuchó el auto del monstruo llegar, había tenido un pequeño accidente y mojó el asiento donde estaba sentado.

— No te levantes, le susurra mi mamá con esa expresión de miedo que tenía casi siempre.

Pero el líquido empezó a caer del asiento al suelo, esto significaba que la Bella debería defender a su hijo de la bestia nuevamente.

— ¿otra vez esto?, dice el monstruo enojado, pues no era la primera vez que a mi hermano le sucedía esto.

Se quitó la correa dispuesta a pegarle a mi hermano violentamente con ella, pero mi mamá lo detuvo.

— Entonces, ¿tú quieres pagar por ello?

Va a golpearla de nuevo, simplemente nos hace esa mirada de siempre, mirada que podíamos leer a la perfección. Esa mirada decía: “vayan a su habitación y cierren la puerta, no salgan por nada del mundo.

Como siempre tomé la mano de mi hermano para llevarlo al cuarto porque él estaba completamente paralizado y ni siquiera era capaz de moverse.

Cerré la puerta y él y yo nos acostamos en la cama y nos escondimos bajo las sábanas, eran nuestra única protección.

Nuevamente, había gritos desgarradores, siempre me pregunté “¿ninguno de los vecinos puede escuchar esto?“.

Después de aquellos gritos el ruido se detuvo y como siempre yo no iba a poder dormir, pues solo podría saber si mi mamá continuaba con vida a la mañana siguiente, porque sabía que sería una sentencia de muerte abrir la puerta.

Mi hermano finalmente se durmió, puedo escuchar sus ronquidos. Yo, por otro lado, simplemente no podía.

Eran creo que las 5 de la mañana, no puedo decirlo con exactitud, pero empecé a escuchar ruidos demasiado extraños provenientes del cuarto de mi padre. Supuse que él podría estar golpeándola de nuevo, pero no había gritos solo golpes que se repetían una y otra vez.

No sé por qué, pero en ese momento sentí la presencia de la muerte, era un sentimiento extraño que de alguna manera me hacía sentir segura. Por eso me levanté, camine sigilosamente al cuarto de mis padres y abrí la puerta lenta y cuidadosamente.

Lo primero que vi fue a mi madre sentada cerca de la cama completamente llena de sangre y con la mirada algo perdida, no abrí la puerta lo suficiente para ver que era lo que estaba viendo.

En cuanto ella me vio hizo esa mirada nuevamente: “ve a su habitación y cierra la puerta, no salgas por nada del mundo”.

Me fui a mi habitación nuevamente, pero constantemente estaba pensado que debía regresar y ver que o a quien estaba viendo mi madre.

Los ruidos empezaron nuevamente y decidí volver a la habitación de mis padres, pero cuando estaba a punto de abrir la puerta los ruidos se detuvieron y pude escuchar como alguien caminaba hacia la puerta para abrirla.

Corrí de inmediato a la habitación con mucha prisa, tanta que no cerré bien la puerta. Quise devolverme y cerrarla bien, pero no tenía tiempo de hacerlo, solo se me ocurrió fingir estar dormida, también me percaté de mi hermano había despertado pues ya no escuchaba sus ronquidos, puse mi mano sutilmente sobre él para intentar que estuviera calmado y no hiciera ningún ruido.

— Cierra los ojos, no los abras, no importa que pase, no abras los ojos... Susurré.

También cerré mis ojos, pero podía sentir a esa persona, sabía que estaba allí. Escuché sus pasos acercándose a mi hermano y a mí. Luego siguió caminando dentro de nuestra habitación, hubo un corto silencio y luego escuché sus pasos caminar hacia la puerta de la habitación y luego otra vez silencio.

Ya eran aproximadamente las 6 de la mañana, ya había luz. Supuse que aquella persona ya se había ido así que abrí los ojos, pero cuanto los abrí la vi allí. Una mujer vestida completamente de negro que solo mostraba sus ojos, tuve que cerrar los míos de inmediato pues sabía que ella me había visto. Pensé que me mataría y de mis ojos empezaron a salir lágrimas.

Pero pasó el tiempo y a mi hermano y a mí no nos sucedió nada. Nuevamente, tuve el valor para abrir los ojos nuevamente y allí en la puerta estaba parada mi madre con dos maletas.

— Vámonos.

Mi hermano y yo salimos con prisa de la cama y vimos la casa con muchas huellas de sangre, era una escena escalofriante.

— No preguntes nada de lo que viste ayer, me dice mientras me mira fijamente. Solo olvídalo.

Le dije que no hablaría del tema, pero simplemente no estaba dispuesta a olvidarlo. En la habitación de mis padres había alguien más además de ellos, la mujer que vi en la puerta de mi habitación no era mi madre, sus ojos eran diferentes.

Y aunque solamente vi sus ojos por un instante quedaron grabados en mi mente, sus ojos grises y fulminantes jamás los voy a olvidar. Tampoco el cuchillo que sostenía.

Cuando finalmente pude abrir mi mochila del colegio allí se encontraba una nota escrita con sangre que decía “tranquila, puedes volver a dormir tranquila pues el monstruo no volverá a molestarlos”.

Era obvio que esa nota la había dejado esa mujer en mi bolso. Jamás olvidaría todos esos detalles. No sé a dónde me llevaba mi mamá, ni que sería de nosotros, pero me sentía bien...

Esa mirada siguió apareciendo en mis sueños, la recuerdo tan bien que incluso puedo dibujarla a la perfección. Esa mirada que me hizo sentir segura aquella noche, esa mirada asesina... Sí, de esa mirada me enamoré.

Me enamoré de la mirada que me salvó del monstruo.

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Comments

Alicia Carrillo

Alicia Carrillo

y a mí 😬

2024-01-10

0

Kelly Sanchez

Kelly Sanchez

😯wow que inicio me dejó con la boca abierta

2023-07-04

2

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