NovelToon NovelToon

Me Enamoré De Su Mirada Asesina.

Miedo de estar en casa.

Era una mañana como cualquier otra. Me levantaba con miedo pensando que el monstruo aún estaba en casa. Pero afortunadamente él ya no estaba allí, se había ido y por fin podría bajar a la sala de mi casa a desayunar. La sensación de miedo por fin se fue y pude sentir el alivio, pronto saldría de esa casa y me iría a un lugar mejor.

Como de costumbre la víctima del monstruo intentaba ocultar sus heridas y actuaba como si nada frente a sus dos hijos de 8 y 10 años.

La niña de 10 años soy yo (Génesis) y el de 8 años es mi hermanito (Ángel). Es lo mismo cada día, ver sus ojos morados, su rostro hinchado, tan hinchado que incluso le costaba darnos una sonrisa, pero aun así lo hacía.

Quería hacer algo por mi madre, pero nunca tuve el valor, ella siempre era golpeada por mi padre (el monstruo) ella prefería eso antes de que mi padre nos golpeara a mi hermano y a mí.

Finalmente, mi hermano y yo hemos salido de casa y vamos caminando tomados de la mano a la escuela, sonriendo porque ya estamos fuera de esa casa, vamos a la escuela, el único lugar en el cual éramos completamente felices y no veíamos sangre derramada, tampoco escuchábamos desgarradores gritos de auxilio y mucho menos veíamos a la Bella siendo cruelmente golpeado por la bestia. Bestia que hace algunos años le había jurado amor eterno.

Siempre que llegábamos a la escuela era lo mismo... Mi hermano tenía miedo de soltar mi mano e ir al salón de clases.

— el monstruo no está aquí, le digo para que vaya a la escuela.

— pero cuando lleguemos a casa, estará allí, me responde mientras tengo mi mano en su muñeca y siento su acelerado pulso.

Finalmente, lo acompañé a su salón de clases y logré hacer que entrara, después regresé a mi salón de clases.

A la maestra siempre se le hizo muy extraño el que mamá no nos acompañara al colegio, pero lo justificábamos... “Solo vivimos a dos cuadras de aquí maestra” ella jamás cuestionó. En la puerta de la escuela siempre estaba la directora y ella podía vernos salir de la casa y por ende podía prestarnos atención.

Conforme pasaban las horas en la escuela, mi sonrisa se desvanecía pues sabía que cada vez estaba más cerca la hora de irnos a casa. Sabía que al llegar a cosa cualquier cosa que hagamos mi madre, mi hermano y yo sería motivo para que la bestia se enfureciera y nos rompiera... A la bella tanto física como emocionalmente y a nosotros seguiría destruyéndonos la infancia y la inocencia. Seguiría alimentando nuestro miedo a permanecer en casa.

Ahora, el reloj ha marcado la hora de la salida, suena la campana y eso significa que debemos volver a casa. Voy al salón de mi hermano y lo encuentro con la misma expresión de miedo de siempre. Es el último niño en su salón de clases, sentado solo y con la mirada perdida. Al verme se pone lentamente de pie y camina hacia mí, me abraza con mucha fuerza... Así es como lo hace cada día.

— No te alejes de mí, quiero que estés a mi lado incluso cuando la bestia no está cerca.

Yo tenía miedo, pero lo hermano tenía mucho más miedo que yo, hemos vivido esto desde que tenemos memoria.

Al llegar a casa es la misma escena triste y deprimente de siempre... Mi mamá está sirviendo la comida. Sentada en la mesa nos dice que vayamos a cambiarnos y a lavar nuestras manos. Nos sentamos en la mesa dispuestos a comer porque tenemos hambre, pero ella nos dice.

— No podemos comer sin la presencia de su padre, seamos buenos y quizá hoy no me haga daño.

Bajamos nuestras manos de la mesa y esperamos, no queremos que mamá sea golpeada otra vez. Pará nuestra mala suerte él solía enojarse por cualquier pequeño detalle. Mi hermano estaba nervioso cuando escuchó el auto del monstruo llegar, había tenido un pequeño accidente y mojó el asiento donde estaba sentado.

— No te levantes, le susurra mi mamá con esa expresión de miedo que tenía casi siempre.

Pero el líquido empezó a caer del asiento al suelo, esto significaba que la Bella debería defender a su hijo de la bestia nuevamente.

— ¿otra vez esto?, dice el monstruo enojado, pues no era la primera vez que a mi hermano le sucedía esto.

Se quitó la correa dispuesta a pegarle a mi hermano violentamente con ella, pero mi mamá lo detuvo.

— Entonces, ¿tú quieres pagar por ello?

Va a golpearla de nuevo, simplemente nos hace esa mirada de siempre, mirada que podíamos leer a la perfección. Esa mirada decía: “vayan a su habitación y cierren la puerta, no salgan por nada del mundo.

Como siempre tomé la mano de mi hermano para llevarlo al cuarto porque él estaba completamente paralizado y ni siquiera era capaz de moverse.

Cerré la puerta y él y yo nos acostamos en la cama y nos escondimos bajo las sábanas, eran nuestra única protección.

Nuevamente, había gritos desgarradores, siempre me pregunté “¿ninguno de los vecinos puede escuchar esto?“.

Después de aquellos gritos el ruido se detuvo y como siempre yo no iba a poder dormir, pues solo podría saber si mi mamá continuaba con vida a la mañana siguiente, porque sabía que sería una sentencia de muerte abrir la puerta.

Mi hermano finalmente se durmió, puedo escuchar sus ronquidos. Yo, por otro lado, simplemente no podía.

Eran creo que las 5 de la mañana, no puedo decirlo con exactitud, pero empecé a escuchar ruidos demasiado extraños provenientes del cuarto de mi padre. Supuse que él podría estar golpeándola de nuevo, pero no había gritos solo golpes que se repetían una y otra vez.

No sé por qué, pero en ese momento sentí la presencia de la muerte, era un sentimiento extraño que de alguna manera me hacía sentir segura. Por eso me levanté, camine sigilosamente al cuarto de mis padres y abrí la puerta lenta y cuidadosamente.

Lo primero que vi fue a mi madre sentada cerca de la cama completamente llena de sangre y con la mirada algo perdida, no abrí la puerta lo suficiente para ver que era lo que estaba viendo.

En cuanto ella me vio hizo esa mirada nuevamente: “ve a su habitación y cierra la puerta, no salgas por nada del mundo”.

Me fui a mi habitación nuevamente, pero constantemente estaba pensado que debía regresar y ver que o a quien estaba viendo mi madre.

Los ruidos empezaron nuevamente y decidí volver a la habitación de mis padres, pero cuando estaba a punto de abrir la puerta los ruidos se detuvieron y pude escuchar como alguien caminaba hacia la puerta para abrirla.

Corrí de inmediato a la habitación con mucha prisa, tanta que no cerré bien la puerta. Quise devolverme y cerrarla bien, pero no tenía tiempo de hacerlo, solo se me ocurrió fingir estar dormida, también me percaté de mi hermano había despertado pues ya no escuchaba sus ronquidos, puse mi mano sutilmente sobre él para intentar que estuviera calmado y no hiciera ningún ruido.

— Cierra los ojos, no los abras, no importa que pase, no abras los ojos... Susurré.

También cerré mis ojos, pero podía sentir a esa persona, sabía que estaba allí. Escuché sus pasos acercándose a mi hermano y a mí. Luego siguió caminando dentro de nuestra habitación, hubo un corto silencio y luego escuché sus pasos caminar hacia la puerta de la habitación y luego otra vez silencio.

Ya eran aproximadamente las 6 de la mañana, ya había luz. Supuse que aquella persona ya se había ido así que abrí los ojos, pero cuanto los abrí la vi allí. Una mujer vestida completamente de negro que solo mostraba sus ojos, tuve que cerrar los míos de inmediato pues sabía que ella me había visto. Pensé que me mataría y de mis ojos empezaron a salir lágrimas.

Pero pasó el tiempo y a mi hermano y a mí no nos sucedió nada. Nuevamente, tuve el valor para abrir los ojos nuevamente y allí en la puerta estaba parada mi madre con dos maletas.

— Vámonos.

Mi hermano y yo salimos con prisa de la cama y vimos la casa con muchas huellas de sangre, era una escena escalofriante.

— No preguntes nada de lo que viste ayer, me dice mientras me mira fijamente. Solo olvídalo.

Le dije que no hablaría del tema, pero simplemente no estaba dispuesta a olvidarlo. En la habitación de mis padres había alguien más además de ellos, la mujer que vi en la puerta de mi habitación no era mi madre, sus ojos eran diferentes.

Y aunque solamente vi sus ojos por un instante quedaron grabados en mi mente, sus ojos grises y fulminantes jamás los voy a olvidar. Tampoco el cuchillo que sostenía.

Cuando finalmente pude abrir mi mochila del colegio allí se encontraba una nota escrita con sangre que decía “tranquila, puedes volver a dormir tranquila pues el monstruo no volverá a molestarlos”.

Era obvio que esa nota la había dejado esa mujer en mi bolso. Jamás olvidaría todos esos detalles. No sé a dónde me llevaba mi mamá, ni que sería de nosotros, pero me sentía bien...

Esa mirada siguió apareciendo en mis sueños, la recuerdo tan bien que incluso puedo dibujarla a la perfección. Esa mirada que me hizo sentir segura aquella noche, esa mirada asesina... Sí, de esa mirada me enamoré.

Me enamoré de la mirada que me salvó del monstruo.

Impulsos asesinos.

Estamos viviendo en la ciudad con la abuela ahora. Ya el monstruo no está cerca, pero no dejo de verlo en todos lados, no importa si estoy dormida o despierta, siempre lo estoy viendo parado mirándome fijamente o corriendo hacia mí dispuesto a golpearme.

Afortunadamente, solo con recordar aquella mirada logro tranquilizarme... Además, ya tenía muchos dibujos de esa mirada, en mis cuadernos, en blocks, en la pared de mi cuarto e incluso tenía pensado tatuarme esa mirada. Debo admitirlo, estaba demasiado obsesionada con esa misteriosa mujer y su mirada. Mi mamá ya me había sugerido ir al psicólogo, tomar terapia... Ella me aseguraba que esa noche no había ninguna mujer en la casa además de ella y que yo debía olvidarlo, incluso me dice que ella fue quien asesino a mi padre. Algo difícil de creer porque yo sé que mi madre no sería capaz de algo así.

Estoy segura de que la vi justo parada en la puerta de mi habitación, mirándonos a mi hermano y a mí fijamente, escuché sus pasos en mi habitación, ¿cómo podría ser todo eso solo un sueño?

De lo que no estaba segura en ese momento era de lo que sentía por ella, me consideraba demasiado joven como para poder decir que era amor. Pero, quería tenerla cerca pues me daba un sentimiento de seguridad, al recordar su mirada sentía que nada malo podría pasarme.

A pesar de que el monstruo ya no estaba, seguía teniendo problemas en mi vida que alimentaban mis miedos. El bullying que recibía en la escuela sin razón aparente era lo que me ocasionaba terror ahora. Ahora prefiero quedarme en casa en vez de ir a la escuela o salir a cualquier otro lugar. Como habían cambiado las cosas. Antes me daba miedo regresar a mi casa y ahora me daba miedo salir, pero tenía que hacerlo.

Solo tenía una amiga que también era la víctima de bullying... De hecho fue por defenderla un día que terminé siendo agredida junto a ella, cada maldito día. Ella se llama Marisol, pero yo le digo sol.

— Es genial saber que nos vamos a graduar pronto, me dice mientras estamos paradas frente a la escuela sabiendo lo que nos espera al interior de esta.

Marisol era demasiado conformista... Yo, por otro lado, llevaba mucho tiempo reprimiendo un oscuro deseo. Estoy segura de que esa mujer fue quien asesinó al monstruo. Entonces desde aquella noche he tenido extraños pensamientos que me llevan a pensar que todo puede solucionarse matando.

— ¡Oye! Te dije algo, interrumpe mis oscuros pensamientos... Te estoy hablando Génesis.

— Lo siento Sol, yo solamente estaba imaginando lo bella que será nuestra vida luego de nuestra graduación.

Si nos vamos a otra ciudad porque si nos quedamos allí seguiría sucediendo lo mismo.

Le ofrecí mi mano para que entráramos juntas a la escuela. Empezamos a caminar y allí en el pasillo de la escuela estaban ellas. Liliana y sus sirvientas patéticas que no tienen vida propia y que la siguen como perros detrás de su amo. Bueno, era la más popular de la escuela, a todos les convenía tenerla de su lado y por eso hacían cualquier cosa que ella dijera. Incluso a muchos de los maestros de esa escuela los tenía comiendo de la palma de su mano.

— Oh, miren todas, dice Liliana con su cara arrogante que siempre tiene... Son Sol y Génesis, la pobre abandonada por sus padres y la loca que se la pasa viendo fantasmas.

Era algo de todos los días que Liliana tomará como motivo de burla el que mi mejor amiga Sol fuese adoptada y de que yo tuviera ataques de ansiedad al recordar a mi padre. No sé por qué eso le causaba gracia... Nuevamente, aprieto mis puños llena de impotencia, imaginando sientas de maneras de torturarla y hacerla gritar a más no poder.

— Déjanos en paz Liliana... dice mi amiga mientras toma mi mano para que rodeemos a Liliana y a su grupo.

Pero como cada maldito día Liliana quería usarnos como su diversión. Así que, ella y sus esclavas empezaron a empujamos de un lado a otro como si fuéramos balones de fútbol, muñequitos de trapo o cualquier juguete. Ya no aguantaba más esa situación, tenía que hacer algo.

Entonces, cuando finalmente la tuve de frente aproveché, la tomé del cabello y bajé su cabeza con fuerza para golpear su rostro con mi rodilla. Eso la dejó aturdida, así que vi una increíble oportunidad de vengarme por todo lo que me había hecho.

Ella estaba mareada, la tomé del cabello nuevamente y la lleve con fuerza hacia la pared, justo en el lugar donde estaba mi amiga Sol quien no dudó en hacerse a un lado para que yo pudiera golpear su cara contra la pared. Me encantó lo indiferente que fueron todos sus supuestos “amigos” pues nadie la defendió. Es claro que sólo estaban con ella por conveniencia, porque es en esos momentos en los que te das cuenta quiénes son tus verdaderos amigos y en ese momento quedó claro que ella no tenía ninguno.

Ella se encontraba en el suelo inmóvil y con su rostro ensangrentada y aún así para mí eso no era suficiente, así que aproveché tener un anillo en mi mano derecha y la golpeé en repetidas ocasiones, no recuerdo cuantas fueron, pero cada una me llenaba de una increíble satisfacción. Todos solo miraban, incluso algunos estaban grabando y riéndose.

Hasta que la directora toma mi mano con fuerza, luego otro maestro tuvo que ayudarla porque mi ira me estaba dando demasiada fuerza.

Mientras todos me miraban perplejos yo estaba simplemente sonriendo y pasé mi mano ensangrentada por mi rostro. Es difícil expresar lo mucho que lo disfrutaba... Pero solo más tarde me daría cuanta de lo que había hecho y de las consecuencias.

Me llevaron a lavarme las manos y el rostro, después los vi a ellos. ¿Policías? Además, de ellos también estaba mi madre cruzada de brazos y negando con la cebeza, se veía tan decepcionada de mí.

Empecé a sentir miedo, ¿Qué era lo que había hecho? Me convertí en mi padre, en un monstruo. Me sentí despreciable y llegó a mí un ataque de ansiedad horrible, quería huir de todas las miradas que me rodeaban pero no tenía a dónde ir. Me puse las manos en la cabeza y me tiré al suelo porque simplemente no quería ver a nadie. Sentía que las miradas me seguían a todas partes.

Mi hermano enterandose de la situación fue al lugar, en cuanto lo vi recordé su mirada de miedo cuando veía a mi padre. Tenía miedo de mí.

Finalmente el oficial rompe mi momento de miedo para empeorarlo diciendo “Génesis Sandoval, está detenida por el delito de intento de homicidio”… Ella no había muerto pero los golpes en su cabeza, para ser más específicas el golpe que le di contra la pared la tenía grave y con pronósticos no tan buenos... Estaba asustada por cómo terminaría, a donde me llevarían. Pero de repente y sin previo aviso todo eso se mezcló con un sentimiento de ira porque no estaba muerta.

No me entendía, me dolía la decepción de mi hermano y mi madre, pero al mismo tiempo me hubiese gustado terminar el trabajo. Si vas a hacer algo debes hacerlo bien y termunarlo.

En resumen de todo eso... Me llevaron a la comisaria, donde finalmente me dieron a conocer la noticia de que Liliana había muerto. Ella era la chica con más dinero en la escuela así que seguramente sus padres estarían dispuestos a lo que sea con tal de encerrarme.

Terminaría en una correccional para menores, eso era lo que yo pensaba, pero no fue así. Me realizaron estudios, varios estudios y simplemente determinaron que...

— ¿Transtorno de la personalidad antisocial? Le pregunto a la psicóloga un tanto enojada... ¿Un centro psiquiátrico para menores? ¿Están insinuando que estoy loca?

La trabajadora social tenía una voz bastante suave y tranquila, me hace una señal con su mano pidiéndome que me relaje para poder explicarme.

— Mira Génesis, está claro que tu salud mental no está bien y todo eso es resultado de lo que viviste en tu infancia. Lo mejor sería tratar eso ahora que estás joven... El juez determinó que debes estar en un centro psiquiátrico para mejorar porque te consideraron un peligro para las demás personas.

Antes de que yo pueda decir algo, mi madre interrumpe la conversación, había permanecido callada la mayor parte del tiempo pero finalmente decidió hablar.

— Mi amor, no hagas las cosas difíciles, dice mientras su mirada me súplica... Lo necesitas amor.

Simplemente yo no quería terminar en ese lugar, yo me sentía perfectamente bien. Según yo, no estaba dispuesta a aceptar eso.

— ¡NO!, golpeo la mesa con mis puños y me levanto... No van a llevarme a ese lugar, ¿cómo puedes estar de acuerdo con todo esto mamá?

Mi mamá suspira, echa su cabeza hacia atrás y me dice: “puedes odiarme si quieres, pero yo voy a hacer lo que considero que es mejor para ti porque soy tu madre y te guste o no te vas a ir... Piensa en tu hermano y en el terrible ejemplo que le estás dando.

— No te atrevas a hablarme de un buen ejemplo, le grité... Sí mi hermano es un niño con tantos traumas y problemas es culpa tuya y nada mas porque nunca fuiste capaz de poner un maldito limite.

— Ya hemos terminado aquí, pueden llevársela, le dice mi mamá a los guardias que se encontraban allí, con sus ojos completamente inundados.

Pero antes de decir eso me dijo: "sé que como madre debí darles un buen ejemplo y una mejor infancia, estoy tratando de mejorar eso... Esto es lo mejor para ti, es lo mejor para todos".

Yo siempre veía los ojos de las personas, pues era aquello que yo utilizaba para saber como se sentían las personas a mi alrededor. La mirada de mi mamá era la de una persona que estaba rota, yo la rompí, yo la hice pedazos con lo que le dije.

Me quebré con su triste mirada, entendí que algo no estaba bien en mí... Sentí que me estaba convirtiendo en mi padre.

— Mamá, perdóname... Le suplico que me perdone antes de salir de aquella habitación para ser trasladada.

¿En que me estaba convirtiendo?... Pensé en mi hermano y en mi madre, tenía que cambiar porque los estaba llevando de vuelta a vivir el mismo infierno que vivía con mi padre.

Cuando estaba en aquella camioneta con dos oficiales y la trabajadora social la pude ver. Justo al lado, no sé si me estaba volviendo loca, pero la vi, vi esa mirada en una mujer morena de cabello negro que se veía de unos 26 o 27 años.

Sí, esa mirada fría, tenía que ser ella porque para mí cada persona trasmite algo diferente con su mirada y lo que me trasmitió esa mirada la primera vez que la vi es imposible de olvidar. Ella estaba conduciendo una camioneta negra, se puso unos lentes negros, subió el vidrio de la ventana y continuó conduciendo, pasó justo en frente de nosotros.

Desafortunadamente la vi tan solo unos segundos, por lo que decidí pensar que todo fue parte de mi imaginación.

Estar obsesionada con aquella mujer que ni siquiera conocía no me ayudaría a mejorar.

Pero muy pronto volvería a encontrarme con ella, justo cuando esté a punto de olvidarla regresará para que su mirada vuelva a infiltrarse en cada uno de mis pensamientos.

Porque al parecer el destino estaba empeñado en juntarnos una y otra vez.

Poco a poco.

Desde el primer día dentro de aquel lugar, tuve que reprimir mis ganas de matar. ¿Soy demasiado impaciente o la gente es demasiado estúpida? Además, de que querían tratarme como si fuera una pequeña niña... Era demasiado cuidado.

La única persona que me caía bien en ese lugar era Lincy, ella era mayor que yo por dos años, tenía 17. Me caía bien porque a diferencia de la mayoría de las personas ella jamás tomó como algo gracioso mis ataques de ansiedad y creía en mi historia.

— Sabes, tienes razón, me dice mientras caminamos juntas... Yo también pienso que cada persona trasmite algo diferente con sus ojos y si tú crees que la viste pues es seguro que sí.

Era lindo hablar con Lincy porque me entendía, pero en realidad yo ya no quería hablar de la dama de los ojos grises, necesitaba olvidarla por completo.

— Quizás tengas razón en eso pero... Realmente no creo que sea amor lo que siento por ella, es más como un sentimiento de seguridad y te agradecería que no habláramos más de ella.

Lincy sonríe y asiente, caminamos un poco más y luego llegó la hora de almorzar y decidimos mientras hablar de nuestro pasado más a fondo.

— Los maté, a mis padres y también a mi hermana porque ellos siempre la ponían como prioridad mientras yo solo era un cero a la izquierda para ellos.

Me contó la manera fría en la que los asesinó “mi papá era policía, una noche tomé su arma y les disparé mientras estaban cenando sin mí... Les disparé una y otra vez hasta que me cansé”. Mientras me lo contaba tenía una perturbadora sonrisa de satisfacción, pero francamente no me daba miedo eso.

Era mi compañera de cuarto y jamás me dio miedo cerrar los ojos para dormir. Cada sábado eran las visitas, a Lincy jamás la visitaba nadie, así que yo la invitaba a pasar el rato con mi madre y mi hermano.

A mi mejor amiga Sol le prohibieron volver a acercarse a mí pero ella siempre se las ingeniaba para enviarme cartas que luego yo le respondía.

— Mira, me dice mi madre mientras me entrega una carta que fue decorada de una manera muy linda.

La abrí y como siempre Sol me contaba todo lo que había hecho en la semana y yo le enviaba también una carta para contarle exactamente lo mismo.

“El plan era graduarnos juntas, la ceremonia de graduación no va a ser lo mismo sin ti. Espero que cuando finalmente salgas vayas a la misma universidad que yo”.

Por alguna extraña razón Lincy quería saber todo acerca de Sol, tanto así que solía robar mis cartas para leerlas, eso si me parecía un poco extraño pero no le di demasiada importancia.

— Ingresé a el equipo de fútbol en la escuela, me dice mi hermano muy emocionado... Estoy impaciente porque salgas y vayas a uno de mis partidos.

Le sonreí y le dice que pondría mi mayor esfuerzo para pronto poder salir de allí. En ese lugar yo recibía Terapia familiar, Terapia de comportamiento y Psicoterapia. A mí parecer estaba funcionando y mi psicóloga decía que cada vez tenía más posibilidades de regresar a casa con mi familia.

Al llegar las 5 de la tarde me despedí de mi madre y de mi hermano.

— Cada vez te veo mucho mejor, mi vida.

Finalmente yo había entendido que mi madre quería lo mejor para mí, escucharla decir que estaba mejorando me hacía feliz, quería que ella se sintiera orgullosa de mí. Es por eso que me propuse a entrar a la universidad luego de salir de allí para estudiar la carrera de derecho.

Los vi salir del lugar como cada sábado sabiendo que tendría que esperar una semana entera para poder volver a verlos.

Los sábados iba a dormirme más feliz que los demás días de la semana... Afortunadamente ya no eran tan frecuentes las apariciones de mi padre pero esa noche no fue así.

Me encontraba durmiendo cuando de repente sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, así que me levanté enseguida. Mire a mi alrededor y terminé asustandome al ver a Lincy parada al pie de mi cama sin ninguna expresión en su rostro.

Ella se quedó en silencio por un rato y luego me pidió que la dejara dormir conmigo, ella nunca me había pedido eso.

— ¿Por qué quieres dormir conmigo? Le pregunté.

— Por favor, déjame dormir contigo esta noche, me dice luego de otra largo silencio.

Era tan perturbador verla parada allí, le dice que se acostara en mi cama. Yo no pude dormir, ¿la razón?... No lo sé, algo me decía que no debía cerrar los ojos, durante toda la noche pude notar que Lincy tampoco estaba durmiendo.

— Lincy, ¿por qué aún no te duermes? Susurro... Es tarde ya.

— Tú tampoco estás durmiendo, me responde.

Me callé y así terminé con la conversación, sentía una extraña sensación de inseguridad así que por nada del mundo cerré mis ojos.

No sé pero algo raro estaba pasando con Lincy, cada noche sucedía lo mismo por lo cual yo no podía dormir bien, era imposible para mí cerrar mis ojos, incluso cuando ella dormía en su cama sentía esa extraña sensación de inseguridad.

...----------------...

Finalmente, dos meses antes de cumplir los 18 años me dejaron salir de aquel lugar con la condición de que siguiera tomando terapia.

Para mí ese era un momento muy feliz pero, para Lincy no tanto. Pues no se veía feliz sino que se veía disgustada y en desacuerdo. No le di importancia y me despedí de ella con un abrazo que ella aceptó a regaña dientes.

Afuera del lugar me estaban esperando Mi mamá, mi hermano, mi abuela y mi mejor amiga sol. Me dieron una cálida bienvenida. Pero yo seguía con esa sensación de que ellos me temian. Bueno, tenían razones.

...----------------...

Mi mamá solo había ahorrado el dinero suficiente para los dos primeros semestres, así que cuando cumplí los 18 años logré encontrar un trabajo como sirvienta, un trabajo que por alguna extraña razón nadie quería aceptar.

Las personas que alguna vez trabajaron allí me dijeron que la dueña de la casa era una persona cruel, fría y manipuladora que aunque sólo veían los fines de semana les causaba demasiado terror incluso cuando no se encontraba en casa. Además de eso, la casa se encontraba bastante alejada de las otras. Pero, eso no era por lo que debían temer.

Vamos, ¿qué tan mala podría ser? Decidí intentar a ver que sucedía. La mujer que me recibió era una chica rubia, la misma que me ayudó con el trabajo.

Me dijo que yo había sido la única en aceptar el trabajo y me dijo que la dueña de la casa vendría solo los viernes y se iría nuevamente los domingos, que yo dormiría allí y que estaría sola todo el día. También me advirtió que no dejara que nadie entrara a la casa. Luego al final de todo me dijo...

— Esa es la habitación de la dueña de la casa, me señala hacia la puerta de aquella habitación... Solo debes entrar a ella para hacerle el aseo correspondiente, luego debes salir y no volver a entrar en todo el día, entiendes?

Podía respetar que la dueña de la casa no quisiera a nadie en su habitación. Pero, es algo difícil que la curiosidad no te invada, a pesar de eso tuve que aguantarme y solo limitarme a limpiar la habitación, ignorando una puerta que se encontraba dentro del closet y que tenía prohibido abrir.

Aquella mujer no tenía ningún cuadro o algo que indicara algo sobre su familia, ni siquiera fotos de ella habían en el lugar.

Empezaría a trabajar la próxima semana.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play