Seduciendo parte dos.

Me levanto y me monto arriba de leo lo beso, y el trata de tocarme pero no lo dejo, yo misma me tocó encima de él y lo vuelvo a besar, me separo y paso mis manos por mi cuerpo, me arrodilló dejandolo a el entre mis piernas y meto dos dedos dentro de mí me embisto con ellos lentamente mientras hecho la cabeza hacia atrás lo estoy provocando solo quiero ver su reacción, leo vuelve a trata de tocarme y lo empujó haciendo que se acueste otra vez, saco mis dedos y los acerco a su boca, estoy exitada al mil porciento cuado este abre su boca para que le introduzca mis dedos los neto en mi boca y los chupo,

Leonardo: Demonios amor para con tu tortura te... te deseo.

Toco mis senos y los masajeo, los aprieto y cuando hago como si lo voy a llevar a mi boca pasó lo que esperaba.

Leonardo se levanta de manera brusca dejándome de bajo de él su mirada es profunda y oscura el deseo lo consume, yo río victoriosa y descarada.

Leonardo: Te has portado demasiado mal mi princesa y eso se merece un castigo, abre una gaveta que está cerca de la cama y saca unas corbatas, me desnuda completamente y me mira a los ojos entonces susurra pegado a mis labios.

Leonardo: Amor... eres mi princesa y te amo pero te voy a castigar, solo por este momento quiero que me obedezcas en todo está bien.

Candy: Si... amor.

Leonardo: No. sí mi señor.

Candy: Sí mi señor.

Me da la vuelta dejandome boca abajo me amarra las manos y las piernas a las esquinas de la cama, yo solo gimo y sonrío, luego busca un pañuelo y me venda los ojos.

Luego leo empezó a sonar como cuando llegue aquí por primera vez, era frío e intimidante y con una voz que podía ponerle los pelos de punta a cualquiera, claro menos a mí y me habló.

Leonardo: Si no soportas más dime que pare del resto no hables, ahora empieza tu castigo pero no puedes gemir, ni gritar reprimelo.

Siento que acaricia mis glúteos y luego plaz, me suelta una nalgada, ahhh grito pero es más por la impresión que por el dolor.

Leonardo: Que no grites no entiendes. No hables a menos que te dé el permiso para hablar. puedes hablar, quieres que pare.

Candy: No mi señor.

Siguió con las nalgadas me sobaba y soltaba otra fueron ocho se alejó de mi y regreso, sentí que metió algo en mi interior y esto empezó a vibrar muy fuerte dejando una sensación de placer maravillosa, quería gemir pero no podía apreté mis puños para contenerme las ganas de jadear, luego cuándo ya estaba a punto de llegar paró. No entendía por qué paraba empezó a besar mi espalda, beso mi cuello y el lobulo de mi oreja y luego dijo.

Leonardo: Quieres que siga metiendo esto allí.

Candy: Si mi señor, no pare.

Leonardo: No te di permiso para hablar.

lo sentí alejarse y regresar con algo que hasta que sentí el dolor no supe que era un látigo. está vez no grité este dolor es nada comparado con lo que he vivido y me llamarán loca pero me gusta, fueron seis latigazos, y en cada uno que me daba decía no seas desobediente.

Me desamarro y me dió la vuelta, me volvió a amarrar y después se monto encima de mi, empezó a chupar y morder mis seno con ferocidad de verdad dolía, volvió a colocar el vibrador entre mi entrepiernas y cuando quería llegar no me dejó estaba ya molesta pero yo lo provoque empezó a chuparme y morderme por doquier, luego se posicionó y entro de una sola estocada, empezó a enbestirme o. fuerza ,yo me mordía los labios para no emitir sonido tanto que partí mis labios pero no iba decir que parara, solo grita a en mi mente y así logré calmarme, luego de esa maravillosa tortura llegué a mi climax, volvió a desamarrarme, para luego solo amarrarme los brazos a la espalda y me coloco en cuatro pero con la cara pegada a la cama estaba incómoda, empezó a enbestirme de nuevo.

Leonardo ya no te reprimas te quiero escuchar ahora.

Él me seguía embistiendo y por el tiempo que tenía sin hablar empecé a jadear como loca y a gemir, solo gritaba su nombre Leonardo ohh si shh, más mmm más.

Luego de mucho sexo duro llegamos juntos al climax , me desamarro y me acosté en posición fetal agotada, me quito la venda y se acercó a mi rostro su ojos eran otra vez de color negro pero brillante, y con su luz de siempre.

Leonardo: Mi amor te sientes bien estás molesta, lo siento me dejé llevar era algo que no hacía desde hace mucho y perdí el control contigo, quieres que duerma en otra habitación.

No me sentía mal, ni molesta ni triste estaba agotada y satisfecha, pero este tipo de prácticas antes de llevarse acabo se deben hablar así que por no avisarme o plantearme la posibilidad de que podía llegar a pasar lo haré sufrir pero no mucho es mi esposo y es muy sexy entonces respondí a su preguntar.

Candy: No mi señor.

Leonardo: No amor ya no me digas así okay, quieres que te lleve a la tina y te de un baño.

Candy: Si mi señor.

Mi mirada estaba como perdida y mi rostro no mostraba expresión alguna, ya no aguantaba me quería reír entonces cerré los ojos con fuerza como si iba a llorar.

Leonardo: Mi amor ya deja de decirme así y no te pongas así amor perdón mi niña.

No respondí me llevo a la tina y me baño, vió mis marcas y se maldijo.

se ducho también, luego me cargó y me puso de pie para secarme yo era una muñeca, totalmente sumisa.

después de envolverme con la toalla me acostó en la cama y por fingir que me dormía me dormí de verdad, al despertar era la hora de la cena, el de acercó a mi con ropa y me dijo.

Amor bajemos a cenar.

Leonardo:Está bien mi señor.

lo ví preocupado le di la mano y el me llevo a su pecho y me abrazo fuerte.

Leonardo: soy un tarado vivo diciéndote que es malo obedecer tanto y me porte así, amor perdóname te amo.

Juro que casi llora entonces acabe la broma.

Candy: Mi señor puedo hablar.

Leonardo: Si amor no me hagas caso sí. y no me digas así, soy tu lo, tu esposo, tu amor, tu todo.

Candy: Mi señor esas cosas que hizo se deben hablar primer pero de todos modos tómame así cuando quieras.

Me miró incrédulo y solté una carcajada.

Leonardo: Ahora sí me provoca castigarte casi haces que me dé algo, pensé que me ibas a dejar.

Candy: Bobito, mi amor yo me voy cuando tú me dejes del resto te amaré por toda La vida.

Leonardo: Candy dame tu palabra que tú único esposo seré Yo.

Claro amor te amo nos besamos y bajamos a cenar

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