Confesiones parte dos.

Leonardo.

Estoy en shock, no puedo creer todo lo que oído y se me acaba de pasar una idea retorcida por la cabeza, pero primero tengo que investigar, entonces le pregunto.

Diablo: Dime quién es tu padre y voy y lo mato yo mismo, dime quién eres tú, quien es tu esposo.

Veneno: No puedo, él es peligroso y mi esposo igual no te quiero poner en peligro, ya sé que dije que no haría nada en contra de mi esposo, pero si él te quiere dañar prefiero matarme antes que verte morir me entiendes, así que lo mejor es que no sepamos nada el uno del otro hasta que sea seguro.

Diablo: Está bien, me encanta saber que eres capaz de todo por mí, pero nunca te hagas daño ni por mí ni por nadie, tampoco me alegra saber que serás primero de él, me da mucha rabia, tú no lo quieres.

Candy: Eso lo sé, pero aunque suene bizarro te prometo que si eso llegara a pasar cerraré los ojos y te imaginaré a tí en cada beso y en cada cosa que pase.

Diablo: Créeme que eso no me alivia ni un poquito.

Beso a mi hermosa V y ella hace lo mismo, la llevo a su cuarto y empezamos a besarnos, pero me tengo que controlar, ella no hará nada hasta que su esposo actúe primero y eso me llena de celos, la quiero solo para mí, no quiero que nadie la vea, ni la mire solo yo. Tenemos horas, abrazados y él ve su reloj y me dice preocupada.

Veneno: Amor vámonos es muy tarde mi esposo debe estar en casa y que le voy a decir.

Me río como un idiota y le contesto.

Diablo: ¿Cómo me llamaste? Repítelo.

Regresa a mí y mientras, me besa, dice.

Veneno: Mi amor, mi amor. Ja, ja, ja, eso eres mi amor.

Diablo: Y si nos quedamos está noche Abrazados y dormimos juntos, solo dormir sí.

Le digo mientras, le hago puchero.

Veneno: Yo quiero amor, pero si no duermo en casa ahí, si es verdad que mi esposo tendrá motivos para golpearme luego, sí, vamos levántate y vámonos.

Ella tiene razón a menos que mis sospechas sean ciertas y si es así le digo a mi amigo que me dé un golpe por imbécil, salimos los dos del apartamento y ella sale a toda velocidad, yo hago lo mismo para ver si tengo razón, pero me he adelantado y llamo al guardia de la mansión y le pregunto por mi esposa me dice que no ha regresado, le digo que en lo que llegue me avise.

Al llegar a la mansión vuelvo a preguntar y me dicen que no ha entrado, voy a su habitación y toco, entonces me grita agitada.

Candy: Un momento me estoy bañando, hola señor que se le ofrece.

Me dice candi muy nerviosa y solo asomando su cabeza, le veo un poquito de resto de maquillaje en sus ojos, no sé qué pensar.

Alejandro: Que haces, por qué no abres completo la puerta o sales.

Candy: He… Es que... no estoy vestida, todavía se le ofrece algo, señor.

Alejandro: No nada y mi nombre es Leonardo, ya no me digas más señor.

Candy: Está bien señor Leonardo, digo Leonardo hasta mañana.

Dijo y me cerró la puerta será posible, no lo sé, pero de verdad quiero tener razón.

Voy a mi habitación y después de ducharme me voy a dormir.

Al día siguiente despierto y voy con cuidado a la cocina, hoy no me levantaré como siempre a la hora que él desayunó este listo para comer cuando ella ya no esté, hoy la quiero ver bien.

Me asomo con cuidado y la veo cocinar, se ve muy sexy, está hablando con Sara y se ve muy feliz,

Sara señora, hoy se ve muy feliz, me alegra mucho desde hace dos meses le veo un brillo diferente en sus ojos.

Candy: Te voy a decir un secreto hace dos meses, conocí al amor de mi vida, pero shh no digas nada, te puede oír mi esposo.

Sara: Señora Candy a su esposo no le importa lo que haga, él se lo dijo bien claro o se le olvidó lo mal que la ha tratado, sé que está mal que yo lo diga por qué soy su Nana, pero él se ha pasado.

Candy: Eso no importa Candy igual le debo respeto y él me puede tratar como quiere por qué él es mi esposo.

Sara: Hay Candy me da rabia contigo, otra en tu lugar lo odiaría.

Candy: Yo no puedo, él es mi esposo y lo debo cuidar, y bueno déjame seguir cantando y pensando en él...

Juro que me dieron celos escucharla, decir eso no sé si lo que pienso es verdad, pero debo tratarla mejor.

Espero un rato y luego entro a la cocina, ella se sorprende y se quema el brazo.

Leonardo: ¿Buenos días el desayuno está listo?

Candy: Ha, haaay demonios.

Leonardo: Mira como te quemaste ven y te ayudo a curarte.

Candy: No seño... no Leonardo siéntate ven, no es nada listo, vez, aquí está tu comida y buen provecho, yo comeré en la cocina con Sara como siempre.

Leonardo: ¿Segura que estás bien?, y ven a comer conmigo por favor.

Candy: ¿He?, digo si ya voy.

Comimos en silencio y veía como se quejaba, pero no quiere que la ayude, después del desayuno se vuelve a quejar del dolor y cuando me voy a levantar llega mi amigo Darío con unas carpetas y dice.

Darío: Debemos hablar, vamos al despacho.

Lo sigo y él me entrega la carpeta, no puedo creer lo que veo Estella Piero me ha engañado como a un niño está con su amante y su familia perdió sus empresas por culpa de ellos mismos, hasta ha intentado matarme, estoy molesto y feliz a la vez por qué esto me hace pensar que yo tenía razón y tengo a veneno bajo mi techo.

Leonardo: Luego me encargo de ella, dime investigaste a Candy.

Darío: Si todo de su vida, pero su vida diaria es rutina, entra a la misma hora a la academia, pero lo raro es que no se ve cuando sale.

Ten la carpeta con la información. Pero me equivoqué en algo, la vez pasada tu solo Lee.

Tomo la carpeta y me quiero morir de rabia, todo lo que me contó concuerda con la investigación y a la que escucharon gritando como perra en su cuarto fue a la hermana y al novio lo hacían a diario cuando ella salía en su propia habitación, asquerosos. Dios mío la parte donde la encerraron con muchos hombres desnudos mientras se masturban, ella no me la contó, tampoco que su propio hermano fue el que casi abusa de ella pero por dios. Me paro y le digo a Darío.

Leonardo: Amigo, necesito que me des un buen golpe por imbécil.

Darío: ¿Estás loco?, cómo crees.

Leonardo: Hazlo que lo merezco amigo.

Darío me da un golpe como si se estuviese cobrando alguna cosa que yo le haya hecho. La sangre me brotan a montones de la nariz y la boca, en el momento que Darío me dio entro Candy y se puso como loca, le dio un empujón a Darío que lo tiró al suelo y en el suelo le dio una gran patada en sus amigas pobre Darío.

Candy: ¡¿Que te sucede imbécil?!, a mi esposo lo respetas, tú no vienes a mi casa a golpear a mi esposo.

Me sentó en el sofá y salió del despacho corriendo, Darío se retorcía del dolor y negaba con su cabeza, al rato regreso Candy con un botiquín de primeros auxilios y me empezó a curar, yo solo la observaba, se veía tan linda concentrada y molesta. Me curo y luego me dijo.

Candy: Ya estás bien permiso y disculpa por golpear a tu amigo, solo venía a decirte que saldré de viaje por varios días por la academia, permiso y adiós.

Salió del despacho y yo quedé viendo a Darío, no aguanté la risa y él solo negaba mientras me veía mal, luego también se rio hasta que hablo.

Darío: A dónde irá lo de la academia es mentira.

Leonardo: Yo sé a dónde va, pero no irá sola disculpa Darío, pero iré a ver a mi esposa.

Le digo sonriente y subo.

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