Salvación

*Flim

Después de salir de la sala de junta, quedé perplejo. En serio, no puedo creer haberle dicho a la señorita Stilr que era como una cajita feliz, llena de sorpresa. Pero no mentía, me tomó por sorpresa su trabajo y cómo mantuvo la situación con los inversionistas, pero lo mejor fue cómo dominaba a la perfección el idioma portugués.

Estaba seguro de que ella saldría corriendo cuando le dijera que hablara en los idiomas de los inversionistas, aunque solo era para molestarla, ya que ella sí entiende el español. El sorprendido fui yo, no quedé como un completo idiota frente a la chica. Eso me daba en mi hombría, así que mejor salí de ahí para beber algo. Necesitaría calmar mis pensamientos, porque esa chica me volvía loco. Me fastidiaba pensar en lo perfecta que podría ser. Tenía miedo de descubrirlo, pero no le tomé importancia. Mejor iré al hotel a descansar y seguiré con mi vida. Ya demostró que sí es autosuficiente.

Al día siguiente, me levanté del hotel para pasar por la señorita Stilr e irnos, pero ella aún no salía de la habitación. Así que subí a su habitación y toqué la puerta de su recámara, pero no respondía. Una desesperación en mí por saber dónde estaba y si estaba bien. Comencé a buscarla por todo el hotel, y nada. Marcaba y su celular estaba apagado.

* Mar

Antes, no podía dormir. Sentía cómo mi corazón se aceleraba mientras pensaba en él. ¿Por qué me había sentido así? ¿Por qué él me ponía nerviosa? ¿Será que es verdad y me estoy enamorando? Así que salí a dar una vuelta para distraerme, pero por nada ayudó. Necesitaba alejarme de él, ya que últimamente compartíamos mucho, aunque solo pasáramos el día discutiendo.

Volví al hotel y compré un vuelo a Cancún a primera hora. Solo esperé que amaneciera y sobre la cama dejé una nota: "Me fui antes, disculpa problemas personales".

Dudaba que me buscara para irnos ya que quizá había venido con él, pero por si acaso le dejé la nota. Salí del hotel y me fui al aeropuerto, pues mi vuelo salió al amanecer. Durante el vuelo sólo descansé.

*Flim

Me estaba volviendo loco, así que subí de nuevo a su habitación y por la desesperación tumbé la puerta, pero no había nadie. Como loco la busqué en la cama, pero sólo encontré una nota que decía "me he ido antes por problemas personales". En serio, estuve perdiendo mi tiempo dos horas buscándola para encontrarme con esto. ¿Pero qué carajo estaba pensando? ¿Por qué me preocupa, si ni siquiera nos llevamos bien? Salí frustrado del hotel hacia el avión presidencial. "¡Vamos!"

Durante el vuelo traía la mente en blanco. ¿Qué fue ese drama en el hotel? ¿Por qué reaccioné de tal manera? No podría decirse el sentimiento en este momento, pero sólo descansé. Varias horas después llegué a Cancún y al hotel. Tenía esas ganas de buscarla y buscar respuesta al porqué se fue, pero no lo haría, sería demasiado. Ella no debería importarme. Al llegar a mi casa me duché y seguí descansando.

Al día siguiente me levanté y fui directo a la oficina con la esperanza de verla, que estuviera bien, pero no. Durante todo el día no estuvo en la empresa, y no llegaba. Comenzaba a preocuparme, pero recibí un mensaje de mi padre que decía —ven a la casa, necesitamos hablar contigo.— Ahora". En serio, ahora. Pero estoy ocupado, preocupándome por una desconocida. Bueno, voy para ya. Salí de la empresa hacia casa de mis padres.

*Mar

Llegando a Cancún con mil emociones, además de otros problemas a los que me enfrentaba, mi estadía en el hotel había terminado y no había pagado. Así que ya era hora de irme a otro lugar. Mientras me tomé en día para mudarme, solo encontré un departamento cerca de mi trabajo, pero en una zona no tan segura. Solo sería por unos meses mientras me acomodaba. Salí del hotel para llegar a mi nuevo hogar. Se veía bien y cómodo, solo por los ruidos de los vecinos. Pero me mantuve bastante positiva ante cualquier hecho.

Durante la mudanza y el papeleo, se me fue todo el día, que ni tiempo de avisar al trabajo me dio. Así que quedé en casa. Cualquier cosa la haría desde aquí. Pero al parecer, todo estaba bien. No me ocuparon, no me llamaron. ¿Pero quién me llamaría si no tenía a nadie aquí? A mi padre biológico, solo a ellos. Pero para ello no existía.

Caía la tarde y salí a comer.

Flim

Iba llegando a casa cuando mis padres me recibieron.

—Querido hijo, has llegado.

—Hola padres, tanto tiempo.

—Sí, contestó mi padre.

—¿Cuál es la urgencia, papá?

—Hijo, necesitamos que te cases. El abuelo murió y no has podido recibir la herencia por falta de cláusulas. Casarte.

—Papá, ya lo hemos hablado, no me interesa casarme. No creo en el matrimonio.

—Tu primo Bryan está comprometido. Sabes que si se casa, será el dueño de la empresa.

—Pero para él no puede, si la empresa cae en sus manos, la derrumbará.

—Tienes que hacer algo, hijo. Si no, todo lo que tu abuelo construyó durante años con él, en segundo, todo se irá al demonio.

—Sobre mi cadáver, papás. Me casaré, y cuando llegue con ella, no se sorprendan. Solo no tomen por sorpresa.

Tengo que casarme, sí, pero con quién. Necesito encontrar una esposa...

Ya sé quién.

Subí a mi auto y salí para mi oficina. Al llegar, iba por un atajo mientras a lo lejos se escuchaba un grito, "¡Ayudaaaaaa!".

No hice caso, pero de nuevo, "¡Ayudaaaaaa!".

Me desvié del camino para ayudar, y unos maleantes la atacaban.

—Suelten a la señorita ahora mismo.

—¿Y tú quién eres? —preguntó uno de los maleantes.

—Tu peor pesadilla.

Fui hacia ellos y los ataque mientras gritaba: "¡súbete al auto!". Ella corrió y al voltear la vi: era ella, la señorita Mar. Por un segundo, una navaja atravesó mi cuerpo mientras ellos huían. Al fondo, sus gritos se escuchaban: "¡No, noooooool!" mientras se acercaba hacia mí.

—Estoy bien, solo llévame a un hospital —le dije.

Sentí que mi cuerpo descansaba y mis ojos se iban cerrando. No lo podía evitar, me sentía débil.

Cuando desperté en un hospital, ella estaba allí.

—Estoy en el infierno.

Mar Stilr.

Salí de casa para ir a comer, pero cuando caminaba por esa zona a esa hora, cuatro chicos me perseguían. Corrí bastantes kilómetros, pensando que los había perdido, pero no fue así: me atacaron por la otra calle. Sentí como mi mundo caía.

—No hagas daño, por favor.

—No solo nos divertiremos un rato.

Solo veía cómo se alejaban hacia un lugar más lejano, y solo gritaba:

—¡Ayuda! ¡Ayudaaaa!

Hasta que un carro aparco cerca de ahí y bajó. Desde lejos, conocí aquella voz:

—Déjenla.

Cuando se acercó y ella me soltaron, corrí hacia el auto, toda asustada. Desde lejos, veía cómo lo golpeaban hasta que uno por detrás le encajó una navaja. Mientras todos huían, grité y fui hacia él: estaba tirado sangrando, el peor escenario de mi vida. Sentí cómo una parte se iba con él. Como pude, me acerqué al auto y lo llevé a un hospital cerca de ahí. Lo atendieron de inmediato.

Horas después, él despertó y como siempre, dijo:

—Estoy en el infierno.

Solo reí, pero no, no estás conmigo.

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